Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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"El COVID dejó muchas víctimas, más allá de las víctimas específicas", asegura un psiquiatra

Eduardo Seminara habla sobre los duelos en pandemia. Al igual que las psicólogas Sonia Reale y Martha Rivas, considera que "el no poder despedirse de un ser querido afecta la elaboración del duelo".

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

 

   Cuando una persona fallece por COVID-19 en Bahía, no hay velatorio. Tal como explicó uno de los propietarios de la casa fúnebre Bonacorsi, el cuerpo es llevado directamente al cementerio.

   Si despedir a un ser querido siempre fue difícil, en cualquier circunstancia, ¿qué sucede con nuestra psiquis ahora, cuando esa despedida ni siquiera puede concretarse?

   La Nueva. se contactó con especialistas en salud mental para ver qué sucede en estos casos y de qué modo se puede colaborar con las personas que están atravesando por esta situación.

   El psiquiatra Eduardo Seminara (MP 29610) cuenta que el primer contacto que tuvo con este tema fue al comienzo de la pandemia, cuando un colega bastante amigo —del que fue compañero durante su trabajo en Suiza— falleció por COVID-19.

   —"No sabés lo que fue, ¡qué espanto! Nunca lo pudimos ver: lo internaron, murió y es como irreal porque no pudimos velarlo", me dijo la mujer de mi amigo, que es psicóloga. Es como que de buenas a primeras tenés un familiar desaparecido, metafóricamente.

   Seminara señala que —por una cuestión de edad— este momento le trae recuerdos de sus amigos desaparecidos por la dictadura militar, cuando él era estudiante universitario.

   —Tuve la experiencia de ir a visitar a las familias de dos o tres amigos cercanos y ver personas en un estado de limbo, de stand by... En ese caso era peor porque no sabían si estaban vivos o muertos. ¿A qué apunto con esto? A que realmente los seres humanos necesitamos ciertas definiciones y ciertos contactos para poder elaborar adecuadamente un duelo.

   El psiquiatra explica que la pérdida de un ser querido es el ejemplo más paradigmático de un duelo; porque si bien hay otros —por ejemplo, cuando uno se jubila o deja el trabajo—, no es lo mismo que la pérdida terrenal de un ser querido.

   —Necesitamos un tiempo de elaboración, ciertos símbolos y ciertas circunstancias concretas porque si no se dificulta mucho la elaboración y se hace muy traumático. Tiempo atrás escuché que el COVID mataba dos veces, porque mataba a la persona y al mismo tiempo mataba todas las circunstancias que permiten la elaboración de ese dolor por parte de los familiares.

   Seminara considera que si bien se deben tomar medidas y tiene que haber un trato distinto —dado que toda nuestra vida es distinta desde hace meses—, también es necesario generar alternativas más elásticas para ciertas circunstancias. Es decir, con todos los cuidados, dar algún margen de acción al familiar para que tenga la posibilidad de elaborar ese duelo.

   —¿Qué sucede con las personas que no se han podido o no se pueden despedir de sus seres queridos?

   —Seguramente tengan una elaboración no normal de un duelo. Un duelo tiene un período de unos seis meses, en los cuales estás con el estado de ánimo bajo, te angustiás, constantemente te aparecen imágenes y recuerdos de la persona; pero a medida que va pasando el tiempo lo vas pudiendo integrar dentro del dolor pero también dentro de una situación que te permita seguir viviendo. Entonces empieza a prevalecer el recuerdo de las cosas buenas, las anécdotas [...] Ahora cuando ese duelo no se puede elaborar adecuadamente, y esto no contribuye [en relación a la pandemia], se transforma en un duelo patológico donde el período de depresión es mayor, la persona empieza a tener manifestaciones psicosomáticas, trastornos del sueño y entra inclusive en un estado de ánimo depresivo, lo que se transforma en un problema que trae dificultades laborales, familiares, económicas...

   El psiquiatra asegura que "el COVID ha dejado muchas víctimas, más allá de las víctimas específicas (quienes fallecieron o quedaron con secuelas físicas); porque a nivel psicológico todo el mundo de una u otra forma la está pagando".

   En el caso de las personas que están atravesando un duelo, remarca que es importante desahogarse, hablar de lo que les pasa y trabajar la bronca que se ha generado. En muchos casos, incluso, se trata de "ver si con ayuda profesional, y a veces también con alguna medicación ansiolítica o inclusive antidepresiva, la persona puede ir encontrando herramientas para seguir adelante".

   En este punto, el psiquiatra dice que sería interesante que haya un centro de autoayuda para familiares que han perdido un ser querido, no han podido velarlo y a veces incluso ni siquiera han podido verlo en sus últimos momentos, porque "no es solo la muerte, estas personas quedan aisladas durante los días previos por el tema del contagio y se han visto situaciones horrorosas como despedidas a familiares por una pantalla de celular".

   —¿Qué se puede hacer para ayudar a una persona que está pasando por esas situaciones?

   —Primero, escuchar, permitir que la persona sienta que lo que le pasa tiene eco en otros seres humanos y que no la critican, que no la dejan aislada, que no la juzgan (muchas veces lo hacemos equivocadamente porque es muy difícil ponerse en la situación del otro y tener esa empatía). Permitirle expresar su dolor, su angustia y su bronca ayuda a elaborar la situación traumática. Hay que tener en cuenta que ver al ser querido con el traje especial, no poder tocarlo, quedar a un costado o que solo pueda entrar una persona, es un trauma extra. 

   Por último, Seminara considera que ya estamos ante la pandemia psiquiátrica de la que tanto se habla y que se ven numerosas situaciones que merecen atención.

   —Hay chicos que han pasado estos siete meses con mamá y papá, sin ver a otras personas más allá del contacto por celular, y al reencontrarse con alguien en la calle se aterran y angustian tanto que tienen que volver a sus casas. También hay personas tendientes a los rituales obsesivos que se vuelven más obsesivas, o que tienen pánico o ansiedad social y se vuelven más ermitañas; e incluso personas mayores que se deprimen por la falta de contacto. A eso se suma la parte económica, con la pérdida de puestos laborales, que a su vez trae otros daños. 

 

La importancia del ritual

   Martha Rivas, la licenciada que coordina la comisión de psicogerontología del Colegio de Psicólogos (M.P. 00121), explica que es muy difícil pensar cómo despedir a los seres queridos en ausencia o con distancia, como nos impone este tiempo disruptivo.

   —Quizás lo que nos ayude a que esto no se transforme en algo del orden de lo traumático, casi intransitable o no masticable, es la posibilidad de realizar un pequeño ritual. Un ritual que nos sirva a nosotros, que estamos despidiendo a alguien que se nos va; y a ese otro u otra que se retira de esta vida. Preguntarse qué quiso ella o él en vida, qué ha dicho, qué pensaba que le gustaría cuando se retirase de este mundo; y si podemos, hacerlo. Y si no dijo nada de esto, quizás escucharnos interiormente y poder hacer algo: decir algo, actuar algo en el sentido de poner una música determinada, hacer un baile determinado, escribir algo, leer una carta, escuchar la música que tanto le gustaba; pequeños rituales que nos sirvan de despedida.

   En este marco, la psicóloga Sonia Reale (M.P. 00125) señala que "el hecho de imaginarse la muerte de un ser querido solo, sin poder tener contacto, sin ver todo el proceso y un montón de otras cuestiones, como culpas que pueden quedar de acuerdo a cómo fue el contagio; hacen a lo difícil de no poder despedirse". 

   En coincidencia con su colega, Reale dice que el ritual de despedida y el estar cerca, ayuda al proceso elaborativo. En tanto, el no poder despedirse, afecta la elaboración del duelo. 

   —En algunos lugares, en algunos hospitales, se está pensando en alguna forma de despedida que se pueda establecer tanto para el que se está yendo (como posibilidad de despedirse y decir algunas palabras), como para la persona que queda. La despedida es importante y obviamente que no esté afecta al psiquismo, aunque siempre hay que ver los procesos individuales.

   Reale también señala que es importante escuchar la angustia de estas personas y permitirles manifestar la impotencia.

   —Es importante saber que todo duelo es un proceso y que de a poquito irá recorriendo la despedida internamente. Hay que validar lo difícil que es, pero saber que no imposible de elaborar.