Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

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“Eduardito”, el afiliado más antiguo del STMBB que le sirvió café a todos los intendentes

Ingresó a planta municipal en 1976 y está a poco más de un año de la jubilación. Tuvo trato directo con 8 jefes comunales.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]

   En el Palacio todos lo conocen como “Eduardito”, pese a que está por cumplir 59 años, que ya lleva 43 como empleado municipal y es, en la actualidad, el afiliado al sindicato más antiguo en actividad.

   Eduardo Escobar tiene una historia particular: ingresó con apenas 14 años (el 16 de julio de 1976) y desde su puesto en mayordomía (con un impase de 10 años en Tránsito) trabajó con 8 intendentes distintos e incluso fue chofer de Jaime Linares.

   “Entré con Eugenio Martínez, pero a los dos días lo derrocaron y asumió Víctor Puente. Tenía 14 años. Me consiguió el trabajo un primo que jugaba a la paleta con un secretario en el Club Almafuerte, que le comentó que necesitaban a un joven para realizar diversos trámites”, rememora Escobar, nacido el 19 de noviembre de 1961, casado con Patricia Rojas y padre de Matías y Jésica.

   “Siempre tuve la vocación de mozo, de servir a la gente. Recuerdo que en esos tiempos cobraba muy poco y que agarraba `changas' de mozo en fiestas o restaurantes para compensar y ayudar a mi familia. Muchas veces estuve a punto de irme, pero mi viejo siempre me convenció que me quedara”, agregó.

   Empezó repartiendo correspondencia, pero rápidamente le fueron agregando tareas.

   “En principio entré para recepcionar las cartas de todos los departamentos o secretarías y llevarlas al correo. Poco después empecé a repartir en bicicleta los partes diarios de prensa a La Nueva, LU2, LU3, LU7, Radio Nacional y Canal 7.

   También servía té en todas las oficinas, además de atender al intendente de turno”.

   A los 18 años ingresó al servicio militar y al volver aceptó la propuesta de pasar a Tránsito.

   “Se estaba formando un cuerpo de Inspectores para controlar a transportistas, ya sea taxis, remises, colectivos, escolares. Estuve 10 años en esa repartición. Recuerdo que me retaban permanentemente porque lo menos que hacía era infraccionar. Siempre que me veían los jefes, yo estaba charlando en una esquina”.

   Cansado de andar por las calles le llegó otra propuesta: ocupar la vacante de chofer de Jaime Linares. 

   “Agarré enseguida. Conocí a una persona de primera. Recuerdo que íbamos a todos los barrios y se sabía los nombres de los vecinos; a todos los tuteaba. Y a quienes lo insultaban, no sé cómo hacía, pero los convencía y terminaba a los abrazos con todos”.

   Dice que le sirvió café o té a Eugenio Martínez, Víctor Puente, Juan Carlos Cabirón, Linares, Rodolfo Lopes, Cristian Breitenstein y Gustavo Bevilacqua. Menos a Gay.

   “Decidió que cada oficina lo manejara independientemente. Me dolió eso, porque el despacho era como mi casa. Allí, por ejemplo, conocí a De la Rúa, cuando era presidente. Y también a un montón de gobernadores”. 

   Afirma que mayordomía es el corazón del municipio. 

   “Acá tenemos las llaves de todas las puertas y conocemos todos los recovecos del Palacio Municipal. Es la única oficina dentro del edificio que funciona las 24 horas. Incluso, el incendio de la secretaría de Acción Social lo detectamos acá, porque el sereno sintió el olor a quemado. Todavía nos ocupamos de repartir expedientes en secretaría o bien llevarlos al Concejo Deliberante”. 

   Le queda poco más de un año para jubilarse, pero no le teme al día después. 

   “Me tiene un poco ansioso el tema, porque ésta es mi segunda casa, pero como tengo un emprendimiento familiar afuera, creo que no voy a extrañar tanto”.

 El sindicato

   “La verdad que estoy muy agradecido por todo lo que hace el sindicato por los trabajadores municipales. Y en lo personal, a Miguel (Agüero) y a su comisión les voy a estar agradecido todo lo que resta de mi vida, porque me dio un apoyo muy grande para comenzar mi emprendimiento familiar”.

   --¿De qué se trata?

   --Me enteré que el gremio andaba buscando un concesionario para el salón del predio. Y le conté a Miguel de mis ganas de trabajar en eso, porque esa es mi verdadera vocación. Y me lo concedió, pese a que recibió propuestas de empresas mucho más experimentadas en el tema, por el simple hecho de que yo era un compañero municipal. 

   “Quizás para ellos hubiera sido más fácil tercerizarlo, pero confiaron en mi propuesta y gracias a Dios les estoy retribuyendo con mucho trabajo y responsabilidad, porque jamás hemos tenido un problema en el salón”.

Linares, en el podio

   “No entiendo mucho de política, pero como Linares no vi ningún otro intendente. Tenía una simpleza extraordinaria y era la misma persona hablando conmigo que con un gobernador. No hacía diferencias. Incluso, cuando era su chofer, lo he visto sacar plata de su propio bolsillo para personas que venían a pedirle ayuda. Siempre te miraba a los ojos y te llamaba por tu nombre”. 

   Y agregó: “Se metía a los barrios a la hora de almorzar y comía con los vecinos. No le importaba llenarse humo o embarrarse los pies. El sabía todo lo que sucedía en los barrios de primera mano”.

   También tiene una anécdota con Bevilacqua.

   “Es muy simple. Lo vi no hace mucho estando de vacaciones en Bariloche y cruzó la calle con su señora para saludarme. Esos gestos no me los olvido, porque habla del tipo de personas que son".