Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Crisis del comercio: el cierre de locales se acentúa en los distritos de la zona

En las principales ciudades de la región ha bajado las persianas del 10% al 30% de los locales que había hace un año y medio. ¿Los motivos? La caída de las ventas, pero sobre todo el desmesurado aumento de los costos fijos.

Fotos: Agencia Coronel Suárez y Archivo La Nueva.

Juan Ignacio Schwerdt / jschwerdt@lanueva.com y Agencias de La Nueva. / laregión@lanueva.com

   Pese al esfuerzo del gobierno por recuperar el consumo a través de distintos programas de financiación -como Ahora 12-, cada vez más comercios bajan las persianas. El fenómeno está teniendo un alto impacto en ciudades como Bahía Blanca, pero especialmente en poblaciones medianas y pequeñas de la zona, en algunas de las cuales se ha producido el cierre del 10% al 30% de los negocios que había a principios del año pasado.

   Estos porcentajes son el reflejo estadístico de una realidad que se puede ver con sólo salir a la calle: hay cada vez más locales comerciales vacíos y, lo que es peor, sin perspectiva de volver a alquilarse en los próximos meses.

   La Corporación de Comercio, Industria y Servicios de Bahía Blanca midió hace algunas semanas este triste panorama. Según la entidad, en el radio más céntrico de la ciudad, donde hay 2.061 locales comerciales, nada menos que 248 estaban desocupados en abril; es decir, el 12,3%.

   En algunas ciudades de la región este indicador se duplica.

   “En Tornquist muchos locales han cerrado en los últimos meses -confió a La Nueva. el titular de la Cámara de Comercio de esa ciudad, Pablo Canle-. Algunos en forma definitiva, mientras que otros, sobre todo los de tipo familiar, se trasladaron a domicilios particulares”.

   “La situación es crítica -añadió-, básicamente por lo que se han disparado los costos fijos. Aquí el negocio grande, con empleados, está complicado. Hoy, sin tener ni un empleado, de arranque tenés 15 mil pesos de costos fijo en Tornquist. En contrapartida, las ventas han bajado hasta un 50% en algunos rubros”.

   En otras ciudades, con mayo o menor intensidad, se da un fenómeno similar. Por caso, Casbas.

   “Aproximadamente el 30% de locales que se cerraron no se volvieron a abrir”, describió Claudio Cardoso, dueño de una inmobiliaria de esa ciudad de Guaminí.

   Tanto los dirigentes del sector como los agentes inmobiliarios consultados señalaron que el mayor cierre de comercios se ha observado durante los últimos 10 meses.

   “En Coronel Dorrego muchos fueron alquilados nuevamente, pero quedaron entre 15 y 20 lugares desocupados en forma permanente”, refirió el martillero y corredor público José Llinares.

   Ni siquiera Monte Hermoso logró sortear este delicado momento del comercio minorista, pese a la diferencia de locales abiertos que hay entre la temporada baja y la alta.

   “Si consideramos sólo aquellos comercios que abrían sus puertas todo el año, en lo que va de 2019 alrededor del 10% ha decidido cerrar sus puertas en temporada baja o acortar los períodos en los que antes tenían sus puertas abiertas”, reconoció el titular de la Cámara de Comercio, Claudio Biragnet.

La caída de las ventas, sólo uno de los problemas 

   En junio las ventas minoristas registraron una caída de 12,2% en todo el país, en comparación con el mismo mes de 2018, y completaron 18 meses consecutivos en baja. El dato fue difundido días atrás por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que indicó que en los locales físicos las ventas se desplomaron un 13,7% en forma interanual.

   Sin lugar a dudas, ese desplome del consumo es el causante principal del cierre de locales, pero no el único.

   “En realidad, es un problema de acumulación de costos, a lo que se suma la caída de las ventas -describió el titular del Centro de Martilleros y Corredores Públicos de Coronel Pringles, Juan Pablo Pasquali-. Una heladería de la ciudad, por ejemplo, paga 4 mil pesos mensuales de alquiler y, de energía eléctrica, 8 mil”.

   Cardoso coincidió en que el costo de mantener un local abierto es “altísimo”.

   “Entre los servicios de luz, gas y agua, más los impuestos como Seguridad e Higiene y el alquiler, hoy los costos mínimos de tener abierto un local superan los 15 mil pesos. Y si encima no venden, como sucede ahora porque la gente primero come y después, si le sobra algo, consume, es imposible funcionar”, enfatizó el casbense.

   Desde Tornquist brindaron un dato elocuente: en los últimos meses al menos el 50% de los comercios han efectuado “cortes o bajas en el servicio de gas y electricidad”. Básicamente, por la imposibilidad de pagar las tarifas.

   Llinares también reconoció que una causa importante del cierre de comercios es la competencia que plantean los sitios de compras online, mientras que desde la Cámara de Comercio de Tornquist se apuntó al auge de los showrooms (ventas en casas o departamentos particulares).

   “Hay un notable aumento de la venta clandestina”, alertaron desde el distrito serrano.

¿Y los alquileres?

   Todos los empresarios y dirigentes consultados opinaron que el valor de los alquileres no es uno de los causantes más importantes de esta crisis. “Ninguno de mis clientes ha dejado un local debido al valor del alquiler”, aclaró Pascuali, de Coronel Pringles.

   “Lo dicen los propios comerciantes -aclaró-. Hemos consultado a los que han tenido que cerrar y nos han manifestado que fue por un cúmulo de costos asociados y bajos ingresos por ventas”. 

   La mayoría destacó que los propietarios incluso vienen resignando un porcentaje importante de ganancia con tal de que sus inmuebles estén alquilados.

   “Gran parte de los contratos de alquiler se están haciendo con un ajuste anual del 30% -reconoció Llinares, de Coronel Dorrego-. Ese importe es menor a la inflación, pero es una forma de ajustarse a la realidad y de ayudar a que el comerciante no esté tan asfixiado y deba cerrar sus puertas”.

   “Cuando llega el momento de un reajuste o renovación de contrato, el dueño trata de dar una mano y tener una continuidad, lo que, hay que aclarar, muchas veces no se puede”, añadió Pasquali.

   El martillero y corredor público Fabio Bonjour, de Carhué, dijo que los propietarios han entendido “la necesidad de flexibilizar las exigencias al alquilar o renovar un contrato”.

   “Por eso hoy, a la hora de ajustar un alquiler, lo que prevalece es la intensión de conservar al inquilino que cumple y no caer en la vacancia. Son muy altos los costos de mantenimiento que demanda un inmueble”, señaló.

   El asesor inmobiliario Gonzalo Angos, de Patagones, sostuvo que aún en este contexto es difícil alquilar los locales vacíos.

   “En Carmen de Patagones los salones que están con contrato se siguen renovando, así que no ha habido bajas significantes de clientes. Lo que sí cuesta es alquilar los locales nuevos a estrenar, y eso que el valor mensual está hasta un 35% más bajo que en Viedma”, enfatizó.

El “cuentapropismo” sostiene (por poco tiempo) los alquileres

   En algunos sitios de la región el cierre de locales no ha sido tan pronunciado como en otras, aunque no porque no se hayan registrado aumentos desmesurados de los costos fijos o caídas en las ventas, sino por el crecimiento del “cuentapropismo”.

   “Al haber muy pocas fuentes de trabajo y escasos empleadores importantes, la gente que no consigue trabajo intenta dedicarse al cuentapropismo. Ese sector es el que está impulsando en gran medida la apertura de nuevos comercios”, describió Llinares, de Coronel Dorrego.

   De todas formas, el empresario aclaró que muchos de esos nuevos comerciantes terminan “en un rápido cierre”.

   “Muchos se lanzan a la actividad, pero no cuentan con el capital adecuado o, si lo tienen, no hacen los estudios de mercado necesarios para saber si la actividad a desarrollar es rentable”, reflexionó.

   Este fenómeno se observa con nitidez en Coronel Suárez, donde muchos de los despedidos de la fábrica de calzado Dass (exGatic) han decidido destinar sus indemnizaciones a emprendimientos comerciales. Por este motivo, la demanda de locales es elevada.

   “De todas formas, hay locales que rescinden los contratos antes de tiempo porque (el locatario) no puede afrontar los costos, de la misma manera que hay locales céntricos, muy bien ubicados, que no se alquilan”, aclaró la martillera pública Ana Lía Pogost, de gran trayectoria en Coronel Suárez.

   La empresaria dijo que los valores de los alquileres “son bajos”, pese a lo cual “hace dos meses comenzaron a desocuparse locales”.

   “Se nota que hubo gente que aguantó lo más que pudo antes de desprenderse de la llave. Hay fondos de comercio que quieren venderse, pero no hay nadie dispuesto a comprarlos. En este momento gastar 300 mil pesos en un fondo de comercio no es negocio”, opinó.

Fabián González.

   El secretario general del Sindicato de Empleados de Comercio, Fabián González, también reconoció que “hay vecinos que no saben cómo salir adelante y algunos apuestan por el comercio”.

   “No todos hacen un estudio de mercado o una evaluación de costos y beneficios, por lo que a los pocos meses de abrir tienen que cerrar -lamentó-. Algunos duran un poco más, pero terminan desarrollando su actividad en la clandestinidad de internet o las redes sociales”.

   Horacio Cappella, presidente de la Cámara de Comercio de Pigüé, dijo que entre los afiliados a la entidad -los empresarios que llevan años en el rubro- “está medianamente equilibrado el cierre de comercios con la apertura de nuevos”, aunque reconoció que al recorrer las calles “se aprecia una baja en la cantidad de locales abiertos”.

   El asesor inmobiliario Guillermo Prunell, de Puan, reveló que en esa ciudad tampoco se advierte un desalojo importante de locales, aunque lo atribuyó a que los propietarios han decidido “no aumentar los alquileres como correspondería” y a un “fuerte achique de gastos” por parte de los comerciantes.

   “De esa manera el sector resiste, a la espera de que se reactive el consumo -dijo-. Gracias a esto no tenemos un número alto de comercios cerrados”. Mencionó, no obstante, que en los últimos tiempos han cerrado no pocos locales de venta de indumentaria o calzado.