¿Cómo ayudar al niño que siente temor y ansiedad por las tormentas?
Muchos dudan en salir de casa cuando creen que puede haber tormenta y hasta intentan evitar hacer cosas afuera.
El temor a las tormentas es común en los niños. Hay muchas cosas que usted puede hacer en casa para aligerar la ansiedad de su hijo, pero si el temor a las tormentas no mejora o la ansiedad empieza a interferir con las actividades diarias, piense en hacerlo hablar con un terapeuta o un consejero.
Es natural que, durante una tormenta, un niño busque consuelo en los padres. Las tormentas son atemorizantes y para los niños que les tienen mucho temor, el problema mayor no es la tormenta misma, sino la anticipación de que se avecina. Esa anticipación puede conducirlos a estrés y ansiedad continua.
Muchos niños dudan en salir de casa cuando creen que puede haber tormenta y hasta intentan evitar hacer cosas afuera. Ese tipo de estrés puede interferir con otros aspectos de su vida, como el trabajo escolar, porque el temor les impide concentrarse. Esto también puede ser difícil para los padres, porque el niño constantemente necesita que lo tranquilicen y le digan que no habrá ninguna tormenta.
Hay varias cosas que usted puede hacer para aliviar el temor de su hijo.
Algunos niños encuentran consuelo en saber el plan para mantenerse a salvo en caso de una tormenta. Hable con su hijo acerca de lo que debe hacer la familia durante una tormenta, incluso cuando estén afuera o lejos de la casa.
Tranquilice a su hijo diciéndole que usted hará todo lo posible por mantenerlo a salvo.
Información
Informarse sobre las tormentas también puede ayudarlo.
Hay libros, sitios web y otros recursos que hablan sobre las tormentas y son un buen punto de partida para que su hijo aprenda más al respecto.
Entender por qué se produce una tormenta puede aliviar la ansiedad del niño respecto de cuándo se presentará, pero tenga cuidado de ver que las fuentes de información se enfoquen en las tormentas mismas y no en la destrucción que pueden causar.
Intente ayudar a su hijo a reducir sus “comportamientos seguros”, que son las cosas que él hace para sentirse un poco mejor, pero que realmente no sirven de nada para mantenerlo seguro, como revisar el pronóstico del tiempo o preguntar si se dirigen a un refugio.
Cuando los niños dependen de estos comportamientos para sentir seguridad, eso les impide aprender a manejar las incertidumbres de la vida.
A medida que estos comportamientos disminuyen, los niños se dan cuenta que son capaces de tolerar la incertidumbre de lo que está ocurriendo y que las cosas, por lo general, salen bien.
Mientras intente ayudar a su hijo a dominar sus temores, recuerde que es importante mostrarle afecto y motivarlo. Nunca le castigue ni le haga de menos por sus temores.
Si el temor continuara presente a pesar de sus esfuerzos, si empeorara o si se volviera doloroso para usted como madre o padre, entonces, es el momento de buscar ayuda profesional.
La terapia que se aplica para la ansiedad por las tormentas consiste en ayudar al niño a confrontar su temor. Es altamente posible que empiece por simplemente hablar sobre las tormentas.
Luego, se puede pasar a leer acerca de ellas y a ver videos de tornados, huracanes y otros tipos de tormentas fuertes. Al final, el niño logra estar de pie afuera en la lluvia o junto a una ventana para ver cómo se desenvuelve la ocasional tormenta.
Obviamente, uno de los problemas es que el terapeuta no puede hacer ningún conjuro especial para que haya una tormenta durante la sesión terapéutica.
Por eso, en su lugar, se prepara un plan y se hace una representación de lo que el niño puede hacer para manejarse durante la tormenta a fin de hacerle sentir confianza respecto de que sabe lo que tiene que hacer llegado el caso.
Se ha comprobado que esta manera de ayudar a los niños a confrontar sus temores es muy buena y funciona para que superen la ansiedad y el temor excesivo.
El temor, según las etapas evolutivas
Hay temores propios de cada etapa evolutiva. A los 3 y 4 años el grado de miedo experimentado por los niños suele alcanzar su máximo. Es decir, sus miedos se hacen más patentes.
Su imaginación les juega malas pasadas, temen a “los monstruos” que se esconden en la oscuridad y aparece el miedo hacia los fenómenos naturales como los truenos y el viento.
Es habitual que los niños tengan miedo a las tormentas apareciendo como una reacción automática de autoprotección que los pone en situación de alerta ante un peligro.
Qué es el miedo o fobia a las tormentas
1. La astrafobia o brontofobia se denomina al miedo a los rayos y/o a las tormentas, siendo para las personas que lo sufren un problema los días de tormenta.
2. Es una fobia más habitual de lo que se puede pensar, puesto que tiene un 21% de incidencia mundial. Los niños también son propensos a este tipo de miedo.
3. Aunque pueda parecer asociada a los niños, también los adultos pueden desarrollarla, si bien es cierto que el inicio suele aparecer en la infancia.