Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Martina Gusmán: “'Leonera' me transformó como actriz y como persona”

La actriz charló de todo con La Nueva. Cómo conoció a Pablo Trapero, qué tipo de actriz eligió ser y su aporte por la sociedad, más allá de la pantalla.

Martina Gusmán es Paula en "El Mundo de Mateo". Foto: gentileza prensa "EMM".

Franco Pignol / fpignol@lanueva.com

 

   Martina Gusmán está a full. Veamos.

 

   1) Co protagoniza “El hijo” (actualmente en cines).

 

   2) Protagoniza la serie “El mundo de Mateo” (desde ayer en TV Pública y Flow)

 

   3) Está grabando la tercera temporada de “El Marginal”.

 

   La primera está basada en un cuento del bahiense Guillermo Martínez (“Una madre protectora”). La tercera tendrá una vez más el aporte musical del bahiense Murci Bouscayrol.

 

   Más allá de todo eso, no pudimos dejar de preguntarle acerca de la película que que la llevó a la consideración de todo el ambiente artístico: “Leonera” (2008).

 

   “Arranqué estudiando teatro a los 6 años. Mi papá es profesor de teatro y mi madre es vestuarista de cine. Por lo tanto esos mundos me acompañaron desde muy chica. Estudié durante toda la adolescencia y arranqué con Carlos Gandolfo. Después empecé a hacer castings y hubo algo que me desilusionó un poco, que me sacó el entusiasmo”, aclaró Gusmán.

 

   —¿Como qué?

 

   —Nada en particular, quizás toda esa cuestión frívola que tiene la actuación.

 

   —¿Abandonaste?

 

   —Comencé a experimentar más con la producción. Mi mamá en ese momento estaba haciendo una publicidad y me invitaron. Me re copé y pude desarrollarme en producciones de publicidad y de cine.

—Dejame adivinar: ahí lo conociste a tu marido Pablo Trapero.

 

   —¡Si! (risas) Él, en ese momento, estaba terminando “Mundo Grúa (1999) su primer película. Juntos comenzamos a armar la productora pero yo no había regresado a la actuación, sólo por hobbie. Sin embargo, Pablo veía todo lo que yo había hecho como actriz y sabía de mi formación. Me empezó a incentivar un montón, empezamos a probar algunas cosas juntos hasta que hicimos mi primer protagónico en cine: “Leonera” (2008).

 

   —Un antes y un después. Peliculón.

 

   —Pude comenzar a explorar mi parte creativa. No necesitaba ser determinado tipo de actriz, sino que a través de nuestra propia producción podía ir probando. Eso fue un poco lo que terminó concluyendo en “Leonera”. A partir de ahí comienzo a definir qué tipo de actriz quiero ser.

 

   —¿Y qué tipo de actriz considerás que sos?

 

   —Tiene que ver con la comunicación, con una cuestión más social.

 

A partir de `Leonera` empecé a tener una necesidad muy fuerte de hacer algo más por la sociedad más allá de la actuación. Entonces empecé a estudiar psicología (está por recibirse) y forma parte de la fundación Psi".

 

   —Si bien siempre existieron producciones adentro de cárceles, intuyo que “Leonera” inauguró un lenguaje, al menos una idea exitosa para lo que vino luego como por ejemplo “El Marginal”.

 

   —Bueno muchas gracias por la apreciación. A mi esa película no sólo me transformó como actriz, sino también como persona. Estuve un año investigando en penales, entrevistándome con mujeres presas... fue una experiencia que trascendía la pantalla y que tenía que ver con la comunicación social. Digamos que utilicé la actuación como medio de expresión para contar algo más que un relato: para comunicar una realidad social, para hacer conocida una situación a través de mi personaje.

 

El trabajo previo que hice para 'Leonera' me sirvió para darme cuenta de que no estoy capacitada para juzgar la vida de nadie". 

 

   “Eso me dio la idea de qué tipo de actriz quería ser y de qué manera encarar los personajes. Quería encontrar mi personaje en un lugar empático, realista, más de acercar al espectador... Es una elección de tipo de construcción de los personajes”.

 

   —¿Te modificó en tu vida personal conocer ese tipo de realidades?

 

   —Por supuesto. Más allá de lo que pasó con la película, ese año en el que me entrevisté con tantas mujeres detenidas fue un antes y un después. Principalmente para agradecer la vida que tengo, en segunda instancia para darme cuenta de que no estoy capacitada para juzgar la vida de nadie porque si yo hubiera nacido en cualquier de los zapatos de estas mujeres no sé que hubiera sido de mi vida.

 

   "A partir de `Leonera` empecé a tener una necesidad muy fuerte de hacer algo más por la sociedad más allá de la actuación. Entonces empecé a estudiar psicología (está por recibirse) y forma parte de la fundación Psi, de Manuel Lozano, que hace un montón de cosas por la inclusión social. Hacemos acompañamiento de gente en situación de calle y doy un taller para cárceles en la vida real”.

 

Con un cuento del bahiense Guillermo Martínez

 

   —¿Leíste “Una madre protectora”, el cuento del bahiense Guillermo Martínez con el que se basaron para hacer “El hijo”?

 

   —Sí, sí. Cuando el director me convocó y me contó cuál era la idea lo primero que hice fue leer el cuento y luego el guión para entender la lógica. Creo que está recontra reflejado el espíritu del cuento en la película. Incluso Guillermo está muy contento. Eso está re bueno.

 

   —¿Hay alguna diferencias?

 

   —Sí, por ejemplo mi personaje son tres personajes a la vez que están en el cuento.

   —¿Qué puntos de contacto le podemos encontrar a “El hijo” con “El mundo de Mateo”?

 

   —El género en primer lugar. El primero quizás es más thriller, en cambio “El mundo de Mateo” es más policial. Pero en ambos están los elementos del género bien marcado como para que el espectador vaya construyendo su relato. Mi personaje (es Julieta en “El Hijo” y Paula en “El mundo de Mateo”) en ambos proyectos llevan un poco el punto de vista del espectador. Paula tiene un vínculo muy maternal con Mateo pero no es la madre. Ella no tiene hijos ni pareja, está sola. En cambio Julieta tiene su vida un poco más armada, tiene su pareja y quiere ser madre.