Delitos que perduran de la mano del avance tecnológico
En 1979 un empresario tresarroyense denunció un caso de extorsión que rápidamente fue archivado por la justicia. La modalidad, con otras características, permanece vigente.
Nada se pierde, todo se archiva en el Programa de Relevamiento, Organización y Destrucción de Expedientes (PRODE), dependiente del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires. Incluso una causa penal de la década de los '70, iniciada tras lo que suponía ser un llamado extorsivo y que tuvo una “vida” fugaz de apenas 7 fojas.
El hecho, que afortunadamente terminó resultando una anécdota para la víctima, describe una modalidad que perdura en el tiempo, más allá de que evolucionen los medios que utilizan los delincuentes para llevarla adelante.
El expediente en cuestión -Nº 53.043- tramitó ante el Juzgado en lo Penal Nº 1, a cargo del doctor Jorge Félix Conget, aunque pocos días después de su iniciación se resolvió poner fin a la investigación.
Las actuaciones se pusieron en marcha el 24 de agosto de 1979, en la seccional de Tres Arroyos, a cargo del comisario Héctor Carlos Cerutti, hasta donde llegó Ramón Alberto Hernández, para denunciar que su padre Evaristo había sido amenazado y extorsionado.
El hombre era por entonces director del frigorífico Anselmo, ubicado en la ruta provincial 228 y avenida Constituyentes, de aquella ciudad.
Ramón describió que “siendo alrededor de las 13.30, su progenitor recibió una llamada anónima, con voz de hombre, indicándole el interlocutor que debía depositar la suma de 300.000.000 de pesos viejos (moneda nacional)”.
Dijo que “de inmediato se cortó el llamado, aclarando que en ningún momento se le indicó a su padre en qué lugar debía depositarlo, como tampoco se le dio alguna otra indicación”.
Tras recuperarse de una crisis nerviosa, Evaristo concurrió a la dependencia policial para explicar que una “voz de hombre le manifestó que debía depositar (el dinero) o algo raro le ocurriría a sus nietos”, y que “al preguntarle quién habla, su interlocutor cortó el teléfono”.
Admitió que en un principio no le dio importancia al llamado, pero que “pasados algunos minutos comenzó a intranquilizarse y ponerse nervioso, por lo que decidió comentarle ello a su hijo Ramón, quien concurrió a formular la denuncia”.
Inmediatamente se ordenó la intervención de los teléfonos a la delegación tresarroyense de la Empresa Nacional de Telecomunicación (ENTel), que el 30 de ese mes informó, a través de Afrodisio Luis Ospital, jefe de distrito sur de la dirección de observaciones judiciales, que “no se han registrado llamados molestos u otros que no sean los normales”, por lo que las actuaciones fueron sobreseídas.
A la distancia, y debido a que los teléfonos estuvieron intervenidos menos de una semana, alguien que camina los pasillos de Tribunales comentó que “tal vez, off the record, alguien hizo saber que se trató de una broma y no se avanzó”.
El paso del tiempo
“Ahora las extorsiones son vía web. Pasa mucho con el messenger de Facebook. La gente empieza a tratar con alguna persona que la tiene como amigo y le manda mensajes. Empiezan a tener intercambio y les piden fotos que se mandan por ese vía o por WhatsApp; y de golpe, esa persona empieza a decir ‘mirá, si no me pagás tanta plata, mañana o dentro de una hora, todos tus contactos van a ver las fotos que me mandaste’”, comentó Sebastián Luis Foglia, titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 9, explicando las características de algunas de las modalidades utilizadas actualmente para extorsionar.
“Generalmente, las víctimas son mujeres. He tenido varias de esas causas y son con el tema de las redes sociales. O sea, cada instrumento de tecnología tiene su delito detrás”, amplió.
Para el fiscal la “extorsión por teléfono continúa, porque usan chips. Ocurre todo el tiempo a través del cuento del tío, en el que es engañada la gente grande”.
“Ahí a la persona no la amenazan, sino que le dicen que necesitan el dinero para algo. De todos modos, a veces se termina transformando en una extorsión, porque después del primer llamado, en el que se hacen pasar por un pariente, le dicen a la víctima que ‘si no me das la plata en media hora vamos a matar a tu nieto’”.
El representante del Ministerio Público agregó que “la resolución de los casos en los que están involucradas las redes sociales es muy compleja. Por ejemplo, en alguna ocasión nosotros llegamos a hacer un pedido de informe a Facebook y nos contestaron que la persona que era el interlocutor de una víctima registraba un IP localizado en Sierra Leona (África)”.
Sobre el final comentó que “a veces se notaba como que los mensajes eran traducidos. Como si persona que hacía esto utilizaba el Google Translate, para traducir lo que comentaba con esta víctima. Es decir, que puede haber hasta redes internacionales en este tipo de delito”.