Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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¿Qué será del mítico estadio Casanova cuando ahí no se juegue más Liga Nacional?

Se termina la fase regular de Bahía Basket como local. Si no juega playoffs, tras la salida de tres partidos, se despedirá hasta la próxima temporada, donde se mudará al Dow Center.

Fotos: archivo-La Nueva.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

(Nota publicada en edición impresa)

   El debut de Estudiantes en la Liga Nacional fue el 28 de abril de 1985, ante Asociación Española, aunque mudó su localía al Norberto Tomás.

   Por lo que el primer partido oficial que jugó el albo en el Casanova, en la élite del básquetbol argentino fue el 12 de mayo, ante Argentino de Firmat, ganando 101 a 82.

   Curiosamente, el último juego de fase regular que afrontará Bahía Basket también será el 12 de mayo, frente a Argentino de Junín, en el Fortín de las Morochas.

   De acuerdo con las posibilidades numéricas, podría tratarse del último juego de la temporada 2018-19 para Bahía Basket, lo que significaría, a partir de entonces, bajarle el telón a 35 años de básquetbol profesional en el mítico Osvaldo Casanova.

Hoy es el último de la fase regular como local

   El estadio que supo albergar los principales hechos basquetbolísticos de la ciudad, es patrimonio de la ciudad y mantiene la funcionalidad, con sus 80 años a cuestas.

   El maquillaje que a través de los años supo rejuvenecerlo para cada acontecimiento deportivo, lo dejó a la altura de las circunstancias, considerando, claro, las lógicas y naturales limitaciones estructurales por el paso del tiempo.

   Así y todo, es el orgullo de la ciudad, el que genera nostalgia a cada uno que vivió diferentes épocas y que pudo disfrutar momentos épicos que regaló el básquetbol.

   Ahora, la realidad es que la dirigencia de Estudiantes tendrá el desafío de reinventarse para seguir generando recursos y que el gigante de cemento mantenga vida propia.

   “Siempre fue un orgullo que se juegue en nuestro estadio, sea Bahía Basket, las selecciones o quien fuera. Es 'el' estadio de la ciudad y a todos les gusta ver un partido en Estudiantes”, entendió el presidente, Alejandro Armendariz.

   El vínculo con Bahía Basket lleva casi 10 años.

   “Empezó con un duelo a nivel club, más que nada cuando en la Liga nos quedamos sin el nombre, algo que fue rarísimo; nos produjo la angustia lógica de no haber podido seguir”, admitió Armendariz.

   “Ahora, a la distancia -agregó- uno cree que fue lo mejor que hizo el club, porque la realidad es que la Liga terminaba con el club”.

   Claro que, si bien el traspaso en su momento fue consensuado, la sensación de invasión resultó inevitable.

   “Al principio, con la gente de Bahía Basket nos mirábamos de costado”, recordó Armendariz.

   De todos modos, el tiempo puso a cada uno en su lugar.

   “Lo importante fue que esa organización y seriedad nos hizo ser mejores a nosotros, porque nos exigió tener un nivel superior en varios aspectos”, reconoció.

   Lo cierto es que Bahía Basket se está despidiendo del Casanova, para mudarse al Dow Center, su propia casa.

   “Esto se veía venir; hay alternativas que, si bien no evitarán que nos afecte un cien por ciento, igual pueden sumar. Desde lo económico fue muy bueno el canon recibido durante todos estos años por la participación de Bahía Basket, y ahora tendremos que movernos para generar ese ingreso que ya no vamos a contarlo. El tema económico pega, eso es indudable”, dijo Armendariz.

  La ausencia de la Liga Nacional, según considera el dirigente, no significará que semejante estadio se convierta en un elefante dormido.

   “No creo que el Casanova pierda protagonismo. Suponemos que seremos la cancha alternativa de Bahía Basket, algo ya hemos hablado. Eso también nos va a exigir que tengamos las instalaciones acordes a una competencia como la Liga Nacional”, se ilusionó.

   Y lo mejor, al margen del vacío que le genere la ausencia de un equipo de Liga, es el presente institucional.

   “Tenemos tres o cuatro canchas y no contamos con horarios disponibles. En la parte económica -aseguró el presidente- estamos sin deudas. Eso es fundamental”.

   Acaso, en este punto final de esa relación Estudiantes-Liga Nacional, “la derrota” más dolorosa fue haber tenido que desprenderse de parte de su patrimonio.

   “La pileta no solo ya no pertenece más al club, sino que acaban de taparla. La verdad -confesó Armendariz- se nos cayó un lagrimón. La ventana de la secretaría la dejamos siempre cerrada, porque no queremos mirar para ahí”.

   Secuelas que dejó la Liga. Ahora, para la dirigencia de Estudiantes, es tiempo de mirar hacia adelante...