Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La historia de la sobrina nieta de Favaloro que trabaja en el Penna

 "No es que la oculte, pero jamás quise que alguien creyera que podía usar eso en mi carrera. Pero claro que ser familiar de René es un honor", señaló Marta Bertín, quien es la primera mujer en ser directora del hospital provincial.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   "En un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Espero que me recuerden así". (René Favaloro, carta de despedida, en el año 2000).

   El 26 de mayo de 2001, Haydee Ofelia Raffaelli recibió, en su casa de General San Martín, en La Pampa, a los sobrinos del médico René Favaloro.

   Traían con ellos la urna con la cenizas del prestigioso médico, con la misión de cumplir su último deseo y arrojarlas en los montes cercanos a la localidad de Jacinto Arauz.

   Ofelia era sobrina de Cesarea, la madre de Favaloro, y la que única que podía señalar con precisión cual era ese monte de caldenes y piquillines que tanto agradaba al médico en los doce años que actuó como médico rural de ese pueblo pampeano.

Ofelia, Favaloro, José Luis Castaldi y Marta Bertín, en una cena familiar

   La historia la cuenta hoy a La Nueva. la médica Marta Bertín, hija de Haydee Ofelia, sobrina segunda de Favaloro y actual directora del Hospital Penna de nuestra ciudad, la primera mujer en ocupar ese cargo.

   Marta, que es especialista jerarquizada en obstetricia, mantuvo una fluida relación con Favaloro, atento a que además su papá, Darío Bertín actuó también como médico rural en La Pampa.

   Estudió en la Universidad de La Plata, ciudad de la cual es nativa, y allí participaba de las habituales reuniones familiares domingueras, con la asistencia de René, así lo nombra. Si bien el contacto personal entre ambos se hizo más espaciado a partir de 1988, cuando Marta comenzó a trabajar como residente en el hospital Penna, nunca se interrumpió.

   "Cuando me instalé en Bahía Blanca no resultó tan simple vernos, pero siempre nos hablábamos. Nos vimos por última vez en 1995, cuando los invitamos a disertar en la Universidad Nacional del Sur", recuerda.

René Favaloro, en su disertación en la UNS en 1995

   Marta guarda un vínculo especial además con la historia de Favarolo. Fue su abuelo, Manolo, el que lo llevó a Jacinto Arauz para que cubriera por unos meses al médico de ese pueblo. La estancia se extendió por once años y lo marcó para toda su vida. Dejó el lugar para marcharse a Estados Unidos, momento clave de su vida profesional.

   "Mi recuerdo de René es el de una persona muy humana, siempre al servicio de la gente, que inspiraba un respeto superlativo. Cuando falleció mi papá, en General San Martín, René entró al velorio y su sola presencia generó un silencio completo", señaló.

Los últimos tiempos

   Marta recuerda con claridad lo preocupado que veía a René en los últimos años de sus vida, aunque reconoce que jamás hubiese pensado en la trágica decisión que tomó la tarde del sábado 29 de julio de 2000, cuando se quitó la vida con un único y preciso disparo al corazón.

   "Los veíamos agobiado por la situación de su Fundación, pero nunca se nos ocurrió pensar en ese final. Recuerdo que iba a llamarlo el mismo día de su muerte pero al final dejé el llamado para el domingo. La noticia de su suicidio fue devastadora, sobre todo para mi mamá, que quedó en shock", recuerda.

   Marta estudió medicina influenciada por la actividad de su padre, médico rural. Su vínculo familiar con Favaloro es poco menos que desconocida por quienes trabajan con ella.

   "No es que la oculte, pero jamás quise que alguien creyera que podía usar eso en mi carrera. Pero claro que ser familiar de René es un honor. Sobre todo haberlo tratado como ser humano", finaliza.

Un trabajo

   Hace unos días fue publicado, en sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/74876, la tesis doctoral de Favaloro, cien páginas escritas a máquina en 1949 sobre la detección de cierto tipo de obstrucción intestinal.

   El trabajo, hallado de manera casual, está dedicado por Favaloro a sus padres --"a quienes debo todo este presente"-- y de manera especial a su abuela Cesárea, "que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca".

   Favaloro nació en 1923 en el barrio El Mondongo, de La Plata. En 1967 realizó la primera revascularización miocárdica de la historia, el llamado bypass, que cambió radicalmente el tratamiento coronario.

   Creador de la Fundación Favaloro, se suicidó en 2000, angustiado por problemas económicos consecuencia, según detalló en su carta despedida, de una corrupción del sistema que "ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar".