Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Picadas de autos y motos: aseguran que sigue el descontrol en el Parque de Mayo

Vecinos alertaron sobre la permanencia estas carreras ilegales en el principal paseo público. En más de una oportunidad se cobraron vidas.

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva

Sergio Prieta / [email protected]

   Un grupo de unos 20 motociclistas arranca desde el semáforo de Aguado y avenida Alem a puro escape abierto, luego giran en el portal de acceso al Parque de Mayo y encaran a toda velocidad la recta que desemboca en la Escuela Primaria Nº 17.

   Algunos van en una rueda y otros manejan sin casco. En la calle principal del acceso al parque se estacionan decenas de autos. Algunos tienen la música a todo volumen o hacen escuchar sus motores por los escapes libres.

   Cuando llega la primavera y el clima mejora los reclamos se repiten. Con las primeras noches de calor, vecinos de sectores aledaños al Parque de Mayo vuelven a quejarse por los ruidos molestos y denuncian la existencia de picadas ilegales en el interior de ese espacio público.

   “Es una zona liberada”, se quejó Rubén García, que vive sobre Alem, a metros del canal Maldonado. “Nunca vimos un patrullero o un móvil de Control de Tránsito Urbano haciendo operativos”, agregó.

   “Los fines de semana se vuelven insoportables por la gran cantidad de ruidos de escapes de motos y autos que circulan a toda velocidad y de manera muy irresponsable por Alem”, dijo.

   Lo mismo sucede con la música y el sonido que sale de los potentes parlantes que se instalan en los vehículos. “No se puede descansar ni estar tranquilo: o es música a todo volumen o sonido de escape libre y aceleraciones constantes”, se quejó.

   La Nueva se comunicó con otro vecino de la zona que a principios de 2018 había denunciado esa misma situación.

   “Sigue todo igual y estamos cansados de reclamar controles que nunca llegan”, aseguró Gerardo Fernández, que vive en Córdoba al 800.

Las marcas de la velocidad.

   En aquel entonces ya explicaban que para poder dormir, muchos vecinos tenían que apelar a medicamentos tranquilizantes.

   Según Fernández, el problema es que no se realizan controles de tránsito como se hacían con anterioridad y que si bien denuncian las carreras al 911, la policía no puede hacer mucho.

   La metodología sigue siendo la de los últimos años: aparecen grupos en motos o algunos autos y circulan a toda velocidad por el interior del parque o incluso por Urquiza, doblan hacia Córdoba y vuelven al punto de partida.

   “Vengo haciendo denuncias desde finales del gobierno de Gustavo Bevilacqua y todo queda en la nada”, sostuvo.

“Son un delito penal”

   El director de Control de Tránsito Urbano, Martín Iglesia Braun, sostuvo que reciben quejas a diario por el tránsito en ese sector de la ciudad pero agregó que en el caso de las picadas no pueden intervenir porque es un delito penal que le corresponde controlar a la Policía.

   “Nosotros hacemos los operativos de prevención en diferentes puntos de la ciudad”, afirmó.

Martín Iglesia Braun

   Las picadas ilegales de autos que se realizaban en diferentes rutas de accesos a la ciudad y que ocasionaron varias muertes parecen haber sido controladas.

   Ya no se conocen accidentes originados en eventos de ese tipo, ni se denuncia la presencia masiva de “fierreros” que se reúnen en algún sector para luego ir a correr con sus autos por diferentes calles bahienses.

   En un principio las competencias se hicieron sobre avenida Alem, luego, en los años 80 y principios de los 90 en el Camino Parque Sesquicentenario, en la ruta vieja a Punta Alta y posteriormente en el Camino de la Carrindanga o en avenida Cabrera y la autovía Juan Pablo II.

   En todos esos sectores se reunían cientos de vehículos y personas que huían por diferentes rutas y calles ante la llegada de policía o algún tipo de control municipal.

   Ahora, generalmente, se suelen organizar de manera improvisada entre algunos amantes de la velocidad que se reúnen los domingos a la noche en el sector del Parque de Mayo.

Muertes al volante

   La última tragedia conocida por las picadas fue la que se registró el 15 de septiembre de 2014 en la Ruta 35, a metros del Aeroclub, cuando un joven de 30 años murió tras volcar con su auto.

   Minutos antes del incidente, otros conductores que circulaban por esa ruta se comunicaron al servicio de emergencias 911 para denunciar que había autos participando de carreras ilegales.

   Otro hecho trágico relacionado con las competencias callejeras se produjo en 2004, cuando dos jóvenes, de 16 y 24 años, murieron mientras se dirigían a presenciar las picadas hacia la rotonda de la avenida Cabrera.

   Varios testigos, que esa fatídica noche iban al mismo lugar, explicaron que el Fiat Vivace en el que viajaban perdió el control en plena recta, impactó contra un poste de alumbrado y se partió a la mitad, dejando a sus siete ocupantes tirados sobre el asfalto.

   En 2000, la muerte de Mario Antozzi también causó conmoción, ya que falleció corriendo en la Carrindanga cuando un auto sin luces que presenciaba las carreras salió de la banquina.

   Testigos de aquel hecho le contaron a “La Nueva.” que el auto importado que el chico manejaba dio varios tumbos y terminó arriba de otros estacionados en una banquina.

La falta de un autódromo

   Durante el verano de 2013 vecinos de diferentes sectores denunciaron la realización de picadas en Cabrera. Un domingo a la noche La Nueva pudo constatar que se realizaban sin que nadie hiciera algo para impedirlo y los fines de semana siguientes hubo controles e incidentes con la Guardia Urbana.

   Los inspectores se hicieron presentes en el acceso al Parque de Mayo por avenida Alem e intentaron secuestrar algunos autos vinculados a esa actividad, aunque unas 70 personas intentaron impedirlo y se originaron disturbios y agresiones.

   Tras esos problemas se conoció que muchos jóvenes corrían en las calles por la falta del autódromo de la Asociación Empleados de Comercio y pidieron la construcción de un “picódromo” para poder organizar carreras legales.