Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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Consejo Nacional de SMATA: “La industria está en peligro”

El secretario general Ricardo Pignanelli, fue recibido por el ministro de Producción Dante Sica, a quien le entregó un petitorio con sus reclamos.

El Consejo Directivo Nacional de SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor) le envió un documento al ministro de Producción de la Nación, Dante Sica, a raíz de la preocupante situación de la industria automotriz.
El mismo se entregó el pasado viernes, día que los dos principales sindicatos  de la industria, los metalúrgicos de la UOM y los mecánicos del  SMATA, se movilizaron a las puertas del Ministerio para manifestar su preocupación por "los embates de las políticas económicas aplicadas" sobre el sector automotriz.
Este fue el escrito que se le hizo llegar a Sica:
“La industria automotriz ha comenzado a sentir los embates de las políticas económicas y comerciales aplicadas por esta administración.
Nuestra organización siempre estuvo predispuesta a trabajar en conjunto tanto con el Ministerio de la Producción, la secretaría de Comercio y el ministerio de Transporte. Predisposición que fue motivada en todos los casos al mantenimiento de la fortaleza de nuestra industria y por ende el sostenimiento de la fuente laboral que esta cobija (aproximadamente 1,5 millones de puestos de trabajo) en todas su cadena de valor.
En la industria carrocera, en 2017, se nos planteó el desafío de establecer un programa de producción para 2018 que estableciera la plena ocupación de la capacidad productiva del sector, ya que en aquellos momentos había una fuerte presión de los sectores más radicalizados del transporte que exigían la importación de los colectivos urbanos terminados desde el Brasil.
Ahora bien, con esta objetivo comenzamos a reunirnos todos los actores, allá por octubre del año pasado. Desde el Estado, se tomó como primera medida prohibir la importación de colectivos para todo el 2018 y establecer una línea de créditos blandos para el recambio de unidades, como así también, exigirles a los carroceros costos más competitivos para atender las necesidades del mercado.
Como preocupación empezamos a notar la falta de agilidad en la toma de decisiones por parte de los entes gubernamentales, y que los tiempos se empezaban a dilatar en demasía. En principio creímos que se debían a cuestiones burocráticas pero el tiempo nos demostró que no tenían ninguna intención de resolver el problema ya que tenían en claro que cortar la importación de colectivos brasileños no era una decisión que protegiera a nuestras carroceras sino que ya tenían calculado que este año no iba haber renovación de unidades.
Podríamos decir que el mercado nos jugó una mala pasada, pero la verdad es que nos sentimos como trabajadores estafados en nuestro buena fe, siempre estuvimos abiertos al diálogo constructivo, pero no se puede dialogar con quien no tiene intenciones de corregir el rumbo.
Metalpar está a punto de cerrar y todos lo saben, y cuando decimos todos, hablamos del Estado también; Yamaha y Honda están expulsando trabajadores porque ya no pueden competir con la importación indiscriminada de motos; las terminales retrasan sus inversiones por la incertidumbre económica y social que impera en nuestra nación. El autopartismo no tiene un horizonte claro producto de la indecisión de las terminales, y todo eso se refleja en programas de retiro voluntario y suspensiones.
Ahora entendemos el cuento de los tres chanchitos; lo preocupante es que lo están contando al revés.
La industria automotriz tiene una casa sólida, con cimientos fuertes y proyección de futuro; pero vino el lobo, llamado rey de mercado, y empezó a soplar y los cimientos empezaron a ceder.
Algunos chanchitos ya pasaron de la casa de ladrillos a la casita de troncos, otros chanchitos ya están en una casa de paja; y el lobo no deja de soplar.
Quedan pocas casas en nuestra industria que puedan seguir soportando el soplido del mercado. El mercado, que como en el cuento de caperucita, nos va a terminar comiendo a todos.
Perdón por la ironía, pero ya no sabemos cómo expresar nuestra preocupación e indignación ante tamaña situación. La industria está en peligro y es responsabilidad de todos y fundamentalmente del Estado, rescatarla, encontrando los caminos adecuados, políticos y económicos que reaviven a una de las industrias más poderosas y de valor agregado del país.
El SMATA, fiel a su historia no permitirá que sus esfuerzos realizados por sus trabajadores, en pos de hacer de esta industria un motor de desarrollo tecnológico, competitivo y de calidad, sea en vano", cerró el comunicado.