Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El arroyo Napostá, más contaminado de lo que se puede imaginar

Las últimas mediciones datan de 2016 y detectaron colonias de Salmonella y Escherichia coli que superan los límites establecidos por la Autoridad del Agua.

(Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva.)

Sergio Prieta / sprieta@lanueva.com

   Si bien es un espacio consolidado y uno de los más atractivos de la ciudad, las mansas aguas del arroyo Napostá se encuentran contaminadas. Y mucho más de lo que todos imaginamos.

   Estudios publicados en 2016 por el Comité Técnico Ejecutivo (CTE) del Municipio en el marco del Programa Integral de Monitoreo (PIM) determinaron que se encuentra peligrosamente afectado.

   Las colonias de Salmonella y Escherichia coli superan los parámetros que establece la Autoridad del Agua.

   Otro problema es que no parece haber medidas de fondo para dar soluciones a ese curso de agua, que termina contaminando el estuario de Ingeniero White.

   Al mismo tiempo ponen en riesgo a los cientos de bahienses que habitan en sus zonas aledañas o a quienes durante los fines de semana aprovechan la vera del arroyo a la altura de Paso Vanoli, Puente Canesa, la zona de Urquiza o el Parque de Mayo para tomar mate o incluso pescar.

   Precisamente en ese espacio público, ya ni siquiera existe el cartel que hasta hace algunos meses advertía sobre la contaminación del líquido y la prohibición para bañarse.

   Durante el verano es común encontrar a chicos y grandes sumergidos en esas aguas, buscando un poco de refresco ante las elevadas temperaturas. 

   En los últimos meses, a raíz de que se observan especies de bagres y otros peces, algunos aprovechan el Paso Vanoli y el tramo de arroyo que va desde el partidor del parque de Mayo hasta Casanova para despuntar su gusto por la pesca.

   El inconveniente es que el último estudio dado a conocer sobre la calidad del líquido que fluye desde Sierra de la Ventana hacia Ingeniero White detectó que las mansas aguas del Napostá y que las que se derivan por el canal Maldonado son los afluentes que mayor aporte de bacterias fecales realizan al estuario.

   “Las elevadas concentraciones de Escherichia coli en ambos cursos son reflejo del impacto que reciben a lo largo de sus recorridos, ya que atraviesan la ciudad de Bahía Blanca”, escribieron desde el CTE tras las muestra que se tomaron en 2016 en cercanías al estuario. 

   El problema no empieza en nuestra ciudad. Estudios de años anteriores determinaron que los primeros indicios de contaminación provienen de campos y chacras que se encuentran fuera de Bahía por las heces de animales. 

   Una resolución de la Autoridad del Agua establece que para arroyos con fines recreativos como el Napostá, los coliformes fecales no deberían sobrepasar los 126 UFC (Unidades Formadoras de Colonias) cada 100 milímetros de agua. 

   Las muestras recolectadas por el CTE en la desembocadura del Napostá van desde los 1.500 UFC cada 100 milímetros de agua a las 9.600 colonias, lo que supera con creces los límites establecidos.

   Las muestras también detectaron la presencia de Salmonella en elevadas concentraciones.  

   “Dentro de los metales pesados analizados se comprobó la presencia de mercurio en muy baja concentración”, se informó desde el organismo municipal que se encarga del monitoreo de las aguas y de las empresas del Polo.

   Los datos son públicos y se pueden ver en la web de ese organismo municipal. Desde la subsecretaría de Gestión Ambiental confirmaron que por estas horas trabajan para subir los datos recolectados durante 2017.

Pileta en la década del 30

   Ante este panorama a nadie se le ocurriría recrear la idea que tuvo en 1933 el intendente Agustín de Arrieta, que mandó a construir un dique para generar una piscina natural en la intersección del arroyo y calle Darwin.

   Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que aparecieran enfermedades por el agua estancada y se decidió clausurar el lugar.

   A pesar de todo, como ocurre en la actualidad, los más incrédulos --o arriesgados-- seguían disfrutando de la “pileta”.

   Al final, en diciembre de 1941, el Municipio demolió el dique y la piscina dejó de existir. Hoy esa zona del arroyo se encuentra entubada. 

  Lo cierto es que ese no fue el único proyecto recreativo que prosperó allí en toda la historia bahiense.

   Al asumir como intendente en 2015, Héctor Gay reflotó un viejo anhelo de décadas  y mencionó el deseo de montar una pista de canotaje en cercanías al parque de Mayo y Casanova. 

   "Tengo un viejo sueño que es establecer un tramo del arroyo Napostá para practicar este deporte. Ensanchando un poco el curso y poniendo una compuerta se puede hacer y así convertiríamos el Parque en un lugar para hacer deporte. Se sumaría al Polideportivo y a Las Tres Villas", reconoció el jefe comunal.

   Si bien las palabras del intendente dieron a conocer un proyecto desconocido para muchos jóvenes que disfrutan de esa zona, la promesa de una pista de canotaje viene desde hace varios años.  

   En 2003 se hizo un amplio y difundido estudio con la idea de sanear los 90 kilómetros del arroyo.

   Para ello se tomaron muestras de agua en diferentes puntos, se habló de hacer convenios con el Municipio de Tornquist y finalmente convertir el arroyo –-por lo menos en el tramo bahiense-- en un lugar para la práctica de deportes náuticos y diversión.

   En ese entonces se detectó que los primeros indicios de contaminación ocurren por la materia fecal de los animales que existen en los campos aledaños al curso de agua, fuera de los límites de nuestra ciudad. 

   “Con referencia al arroyo Napostá, nuestros resultados muestran que, a medida que el arroyo atraviesa Bahía, se contamina aún más por la llegada de desechos cloacales y diferentes asentamientos poblacionales ribereños” decían desde el Municipio. 

   En aquella oportunidad se afirmó que los excrementos de origen animal eran la principal fuente de contaminación, aunque no descartaban aportes de materia fecal humana u otros focos infecciosos. 

   Pero lejos de manifestar un deseo, los entonces funcionarios municipales pusieron fecha para que el arroyo se convirtiera en un centro de esparcimiento más para los bahienses. 

   Prometieron que en 2004 comenzarían con el saneamiento de las aguas y que, ese mismo año, el arroyo podría ser utilizado con fines recreativos o para el canotaje.

   “Se completarán los análisis iniciados sobre la calidad microbiológica, se realizarán estudios fisicoquímicos del agua y se elaborarán dos proyectos de ordenanza, uno con niveles-guía de calidad de agua para uso recreacional y otro para regular el servicio de desagote de líquidos cloacales”, se dijo.

   También se impulsaría la creación de un programa de educación, un convenio con Tornquist para coordinar acciones tendientes a preservar el curso de agua libre de contaminantes, y hasta la creación de un comité de cuenca.

   Las tareas quedarían a cargo de un equipo de trabajo interdisciplinario formado por representantes de las distintas secretarías municipales, organizaciones no gubernamentales y escuelas.

El 2004 era un año clave

   Por aquel entonces se decía que se trabajaba en la consolidación del mencionado grupo y en el relevamiento de datos sobre las actividades que se desarrollan en predios linderos al arroyo.

   También, en la identificación de los propietarios de inmuebles del sector rural lindantes con el curso de agua y en el monitoreo para determinar la calidad bacteriológica del agua.

   Asimismo, se pidieron informes sobre las instalaciones sanitarias de las instituciones ubicadas a lo largo del curso y se notificó al directorio de la Autoridad del Agua sobre la contaminación orgánica detectada y las acciones a cumplimentar para evitarla.

   En cuanto al sector entubado, se informó acerca de la realización de tareas de control de vectores y limpieza del conducto, junto con medidas tendientes a evitar el aporte de contaminantes por parte de empresas y/o particulares ubicados en las inmediaciones del mismo.

   El ingeniero Carlos Ocaña, por entonces secretario municipal de Política Urbano Ambiental, anunció que las acciones tendientes a sanear el arroyo Napostá y posibilitar su uso con fines recreativos comenzarían a instrumentarse en 2004.

   "Durante lo que queda de 2003, pensamos terminar el relevamiento técnico de los aportes de posibles contaminantes y, luego, se encararán los trabajos para sanear el lugar", sostuvo.

   Ocaña expresó que la contaminación obedecía, principalmente, a la presencia de materia fecal en las aguas y explicó que, una vez reunidas todas las pruebas necesarias, se analizaría un cambio o ampliación de las ordenanzas vigentes.

   En cuanto al aspecto recreativo, dijo que “la dirección municipal de Turismo está analizando aquellas zonas del arroyo que potencialmente podrán utilizarse para el mencionado fin”.

   Las ideas terminaron de desplomarse cuando el 14 de septiembre de 2003, Jaime Linares perdió las elecciones a manos de Rodolfo Lopes.

Algunas intervenciones recientes

   A la realizada el año pasado por el Municipio, en el cual se emplearon maquinarias para extraer residuos del fondo del arroyo desde Villa Rosario hasta White, y en la cual se invirtieron 10 millones de pesos, se suman otras pequeñas iniciativas impulsadas por vecinos. 

   En septiembre de 2015 más de 30 personas se pusieron a limpiar el arroyo Napostá a partir de la convocatoria en Facebook impulsada por la escritora bahiense Liza Porcelli Piussi.

   Lo mismo se había hecho meses antes en el lago del parque de Mayo. Es que tanto la vera del arroyo como el lago suelen ser lugares donde la gente tira botellas y otros residuos 

   En ambas jornadas se encontraron latas, botellas de plástico cortadas por la mitad, vasos, botellas de bebidas alcohólicas, un celular, un pantalón y hasta decenas de preservativos, entre otras cosas. 

Sin respuestas oficiales

   Este diario se comunicó con la subsecretaria de Gestión Ambiental, Adriana Chanampa, que sostuvo que en los próximos días se darán a conocer los datos recolectados en 2017. 

   También con el Departamento de Saneamiento Ambiental para saber qué acciones se concretan para mejorar la situación del Napostá, aunque quedaron en devolver el llamado y nunca lo hicieron.