Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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2 trabajadores que sienten el Hospital Penna como su segunda casa

Ana María Merlini y Germán Ramallo son dos referentes del nosocomio. La primera trabaja hace un año y medio ad honorem por vocación, mientras que el segundo se enorgullece de estar ahí. 

Por José De Robbio | jderobbio@lanueva.com

   Son pocas las personas que con 66 años trabajan ad honorem en el lugar que siempre quisieron hacerlo. Solo por el prestigio o la satisfacción personal que la tarea brinda.

   Y Ana María Merlini es una. Es médica clínica y trabajó 32 años en el Hospital Penna. Ingresó en 1985 como residente, completó la jefatura y le otorgaron el cargo de médica con guardia integrada en clínica médica, actividad que desempeñó hasta los 55. Pasó por consultorio externo y hace ya casi dos años que decidió renunciar por razones personales, pero sigue trabajando dos veces por semana en "su segunda casa", como le dice ella.

   "Mi hospital es mi segunda casa. Son muchos los años que pasé acá. Muchas horas y muchos momentos hermosos compartidos con los pacientes y colegas, de quienes recibí muchísima ayuda y aprendí un montón", dijo Merlini. 

   Ana María contó que en el Hospital Penna existe un constante apoyo entre colegas y la oportunidad de seguir aprendiendo a la par que se trabaja.

   "El hospital tiene la capacidad de recibir gente de la zona con patologías muy raras que nos obliga a seguir estudiando siempre, y eso nos amplia la mente." 

   Para Ana María "la medicina es una vocación que se hace con amor y dedicación". Ella trabaja a voluntad porque le da satisfacción, se siente contenta y lo disfruta "muchísimo más", aunque todo se debe a su lazo con el hospital interzonal, donde pasó varios de los momentos más significativos de su vida.

   Y no es la única que siente al Penna como el patio de su casa. Germán Ramallo, jefe de Cardiología del nosocomio, también se enorgullece del lugar en el que trabaja hace ya más de 20 años.

   "Yo vengo de Buenos Aires y el hospital siempre fue un lujo, porque atiende a una demanda muy grande de Bahía y de toda la región sanitaria. Realmente hubo servicios que por suerte todas las direcciones han acompañado con mucho esfuerzo", dijo el hombre que definió a Merlini como su hermana, ya que fue una de las primeras personas que conoció cuando llegó.

   Y agregó: "El 40 % de Bahía y la región es gente que no tiene cobertura medica ni obra social, y es indigno. Lo que tiene de bueno este hospital es el compartir momentos. Si hay algo que da resultados es el trabajo compartido. Eso supera al beneficio de trabajar individualmente, por eso uno quiere al hospital".

   Tal es así, y según cuenta Merlini, algo que no se sabe es el extraño caso de los cirujanos que llevan su propia aparatología para poder concretar un estudio. 

   En fin: el compañerismo, la solidaridad, el trabajo en equipo y el constante compromiso de quienes realizan alguna u otra tarea en el hospital hacen del Penna un lugar diferente.

La relación con el paciente

   "Se genera un lazo con el paciente y con los colegas, porque el hospital tiene la gran virtud de permitir trabajar en equipo, que para mí es fundamental. Yo no soy dueña de los diagnósticos, yo ayudo a mis colegas para llegar a un diagnóstico, porque todos colaboran con lo que corresponde", señaló Merlini.

Ayer y hoy

   El jefe de Cardiología, Germán Ramallo, contó en qué cambió el Hospital Penna en los últimos años y cuál es el motivo que lo mantiene de pie.

   "El hospital creció muchísimo en cuanto a calidad de servicio. En infraestructura se ha quedado, pero cuando uno lo recorre, es mucho mas ordenado que muchos hospitales del resto de la provincia (de Buenos Aires). Mas allá de un montón de cosas que tienen que ver con la organización, la gente que trabajó y sigue trabajando en este hospital es la que realmente le da la fuerza", concluyó.

 

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