Bahía Blanca | Lunes, 07 de julio

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¿Cómo es ser mujer en el Ejército? 

Cuatro efectivas con altos grados en la Fuerza y responsabilidades de conducción contaron a La Nueva. cómo desarrollaron sus carreras en una institución que durante muchos años fue exclusivamente masculina. 

   Pese a que el Ejército Argentino contó en su historia con la presencia de mujeres en sus filas, que incluso resultaron combatientes heroicas en la guerra por la independencia, como la General (post mortem) Juana Azurduy, el ingreso de mujeres a las Fuerzas Armadas Argentinas inició recién en 1980, en la Armada y la Fuerza Aérea.

   El Ejército habilitó el ingreso de mujeres en 1960 con la creación de la Escuela de Enfermería, en 1981 como suboficiales del Cuerpo Profesional y al año siguiente, como oficiales del mismo cuerpo, aunque recién en 1996 y 1997 respectivamente se les permitió participar del Cuerpo Comando, es decir, de las unidades de combate.

   Desde 2006 se implementan políticas de género con acciones concretas que transformaron la institución. Se creó el Observatorio sobre la Integración de la Mujer en las Fuerzas Armadas y en 2007, el Consejo de Políticas de Género.

   En 2010 el Ejército registraba un total de 4974 mujeres, equivalentes al 11,15% del total, contando los institutos de formación, porcentaje que se reducía a un 2% de los oficiales y suboficiales del Cuerpo Comando, debido a la prohibición de las mujeres de ingresar a las armas de Infantería y Caballería.

   En 2013 se permitió el ingreso de mujeres a las armas de Infantería y Caballería, orientadas al combate cercano. Tres años después, cuatro mujeres fueron las primeras en egresar del Colegio Militar como oficiales de dichas armas. 

   La general María Isabel Pansa, se convirtió en 2015 en la primera mujer en alcanzar ese grado en vida.

   Hoy, la mujer constituye el 19% del total de los efectivos de la Fuerza, comparte las tareas en los cuarteles de todas las Armas, Especialidades y Servicios, en Institutos, Hospitales y Dotaciones Antárticas y son parte de las Organizaciones para el mantenimiento de la paz.

   En esta nota, cuatro mujeres que desarrollan sus carreras en la tercera División del Ejército, en nuestra ciudad, y que lograron altos grados con responsabilidad de conducción, contaron sus experiencias.

   Coincidieron en que el crecimiento profesional y proyección en la Carrera Milita de una mujer hoy dependen exclusivamente de su esfuerzo, de su capacidad y eficiencia.

 

   Mayor Maestra de Banda Teresa de Los Ángeles Luna

   Es directora de Banda del Batallón de Comunicaciones 181 de la Tercera División del Ejército. 

   Desde chica se sintió atraída por la música. En su pueblo natal, Corzuela, en la provincia de Chaco, integró una banda Infanto- Juvenil dirigida por un músico suboficial retirado del Ejército Argentino.

    “Para mí siempre fue una aspiración ingresar al Ejército aunque nunca imaginé que iba a incorporarme como ejecutante músico porque no había mujeres en el Servicio de Bandas Militares. Fui parte de la primera promoción de mujeres con una suboficial que ejecuta trombón en si bemol”, contó.

   Luna tuvo que capacitarse durante muchos años y recorrer un largo camino para convertirse en Directora de la banda, espacio en el que hoy conduce a 39 músicos que ejecutan diversos instrumentos (madera, metales y percusión).

   En su provincia natal se capacitó como ejecutante de trompeta. Luego, se graduó en la Facultad de Agroindustrias -en Roque Saenz Peña, Chaco- en la carrera de Física, Química y Mercelogía y posteriormente ingresó en el Liceo Militar General San Martín, como postulante a cabo músico en comisión.

   Más tarde, en el Colegio Militar de la Nación se capacitó para ser Primera Directora de Banda Militar del Ejército Argentino. También cursó estudios de trompeta en el Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo. A la vez, fue organista en parroquias ya que también es profesora de piano.

   En 1995 se incorporó como suboficial, cabo primero músico del Ejército Argentino, ejecutante de trompeta en si bemol.

   Luna cuenta que ser mujer en un mundo de hombres, en sus comienzos, fue “original”.

   “Cuando ingresé, fue una prueba piloto. No existían Directoras de Banda Militar. La experiencia consistió en ir atravesando circunstancias que hicieron que los hombres fueran adaptándose a la conducción de una mujer. Hoy ya es algo natural”, dijo.

   En una primera instancia estuvo a cargo de la banda de adolescentes de la Escuela de Suboficiales. Luego le otorgaron el cargo de Director Adjunto de la banda. Desde hace tres años tiene la posibilidad de conducir la Banda del Batallón 181.

   Está casada y tiene dos hijas: María del Rosario, de 15 años y Guadalupe, de 10.

   Conoció a su esposo en una procesión a la virgen de Copacabana, en capital federal. Él ya era teniente primero en el Liceo Militar General San Martín y ejecutante de clarinete. Luna llevó su currículum a todas las fuerzas y la convocaron en el Ejército Argentino.

   La Mayor, quien en setiembre cumplirá 50 años, asegura que los ciudadanos de Bahía Blanca y de zonas aledañas, quieren muchísimo a la Banda Militar.

   “Cuando nos presentamos en el Teatro Municipal tenemos una respuesta muy positiva. Siempre nos piden otra fecha de actuación. Todos quieren participar en el concierto: niños, adolescentes, familias y la gente mayor. También se suman bandas y orquestas”, contó.

   Comentó que en la Banda hay mucha camaradería y expresó su satisfacción por haber podido inaugurar el año pasado una sala de ensayo, un archivo musical y un taller de reparaciones, que antes no existía.

   “El Ejército Argentino da iguales oportunidades y premia el esfuerzo y la excelencia”, opinó.

   Luna puede llegar al grado de Coronel, en caso de seguir capacitándose. En la actualidad cursa la Licenciatura en Composición en la Universidad Nacional Tres de Febrero. 

   “La mayoría de mi carrera estuve en escuela de formación. Antes era algo raro ver cómo se desempeñaba una mujer en la conducción, pero hoy está naturalizado”, dijo.

   Los requisitos para quienes deseen incorporarse a la Banda del Batallón de Comunicaciones 181 son: tener hasta 24 años, secundario completo y ejecutar un instrumento en un nivel determinado. Deben rendir un examen y luego son evaluados y convocados según vacantes. También pueden incorporarse en la Escuela de Suboficiales.

   Mayor del Servicio de Cómputos de Datos Cecilia Reyes

      La Mayor del Servicio de Cómputos de Datos Cecilia Reyes está a cargo del área de Computación de datos del Comando de la Tercera División. Es Jefa del Departamento Comunicaciones e Informática.
   Ingresó al Ejército en 1995, con un tipo de incorporación que se denomina de reclutamiento local.

   

   Es Licenciada en Ciencias de la Computación, egresada de la UNS. No cursó estudios en un instituto de formación militar.

   “Mi plan de carrera es diferente; mis ascensos son cada ocho años y  el grado máximo que puedo alcanzar es de Mayor”, contó.

   Su tipo de incorporación le permitió desempeñarse durante 23 años en su ciudad natal. 

   Reyes desarrollaba software en una empresa cuando le comentaron que el Ejército necesitaba personal que llevara a cabo la misma función.

   Al ingresar tenía un desconocimiento total de la formación militar.

   En una de las entrevistas laborales le dijeron que debía incorporarse como personal militar, con uniforme. 

   “Tal era mi desconocimiento que pregunté cómo era el uniforme de mujer. Y el hombre que me entrevistaba me contestó: 'Lo está viendo'”, comentó.

   Por su tipo de incorporación no realiza guardias y puede ejercer su profesión fuera de la Fuerza.

   “Cuando ingresé la presencia de la mujer ya estaba asimilada. Había bastantes mujeres, sobre todo en el ámbito sanitario: médicas, enfermeras, odontólogas, abogadas”, contó.

   Reyes está casada y es mamá de María Florencia, de 19 y Martín, de 15.

   “En mi Departamento Comunicaciones e Informática, el 80% somos mujeres. Hace 20 años que comparto prácticamente el mismo equipo de trabajo”, contó.

   Reyes destacó que vivió “del otro lado”, el hecho de ver como cada dos o tres años, sus compañeras y compañeros de trabajo debían mudarse a otra ciudad y desarraigar a sus hijos para poder continuar con sus carreras.

   “Esto lo veía como un problema, pero con el tiempo entendí que los hace muy buenos camaradas y sus hijos desarrollan una apertura social mucho mayor”, dijo.

   Entre las exigencias anuales que debe cumplir, se encuentran el adiestramiento físico y las prácticas de tiro.  

   Mayor Enfermera Profesional Guillermina Verón

   Al terminar la secundaria en la localidad de Junín, de donde es oriunda, Guillermina Verón quería estudiar Farmacia pero luego de una charla con una mujer militar se entusiasmó con la idea de incorporarse a la Fuerza.

   Rindió los exámenes previstos y recibió un sobre con la noticia esperada: había ingresado en la Escuela del Cuerpo Profesional Femenino en Campo de Mayo.

   “Teníamos un período de formación de tres semanas. Como soy hija única mis papás no me daban ni una semana ahí adentro. A las cursantes les habían dicho, que si alguna se quería ir, los padres serían informados. Ellos esperaban todos los días que los llamaran”, contó entre risas.

   Hoy no solo llegó al grado de Mayor sino que luego de 30 años de servicio es Jefa de Comunicación Institucional del Comando de la Tercera División y responsable del Museo y Sala Histórica del Comando.

   Llegó a Bahía Blanca a los 23 años, soltera y con grado de Subteniente.

   Su primer puesto fue como Jefa del Departamento de Enfermería del Hospital Militar Bahía Blanca. También fue abanderada del Hospital en los desfiles.

   Su esposo, militar llegado desde Misiones, tuvo que cursar Escuela de Guerra en capital federal, por lo que se mudaron allí unos años. Luego fueron destinados a Comodoro Rivadavia.

   “Allí íbamos a quedar por dos años y nos quedamos ocho”, contó.

   Más tarde pidieron ser destinados a Bahía Blanca, donde compraron una propiedad para asentarse pero otra vez les salió el pase a Buenos Aires por otros cuatro años. 

   “Pero bueno, así es la vida militar, normas y procedimientos que debemos cumplir”, dijo.

   Finalmente, está en Bahía Blanca desde hace dos años, junto a su familia.

   Es mamá de Agustín, de 19 años; Facundo, de 17 y Paulina, de 12.

   “Nunca me sentí incómoda en el Ejército por mi condición de mujer. En mi caso siempre sentí que había igualdad de oportunidades. Para ascender necesitamos estudiar y capacitarnos”, subrayó.

   En la actualidad cursa una tecnicatura en Ceremonial y Protocolo en el Centro Integral de Aprendizaje y Comunicación (CIAC).

   Le restan 5 años en funciones para poder retirarse de la Fuerza.

   Teniente Primero de Comunicaciones Marina Alejandra Waiman Sepúlveda

   Marina Alejandra Waiman Sepúlveda, es Jefe de Compañía, Comando y Servicio del Batallón de Comunicaciones 181.

   Brinda el personal y medios para el sostén logístico de la Unidad. 

   Tiene alrededor de 90 personas a cargo: oficiales, suboficiales y soldados voluntarios, a quienes acompaña en distintas etapas de instrucción y capacitación.

   Es bahiense y egresó de la secundaria con título de Técnico Químico.

   Estudiaba Licenciatura en Organización Industrial en la UTN cuando se enteró de que el Ejército necesitaba mujeres con conocimiento en computación.

   Ingresó al Comando en 1999 con el sistema de incorporación Siglo XXI.

   Fue soldado voluntario durante tres años y luego hizo carrera en el Colegio Militar. Se incorporó como Cadete del Arma de Comunicaciones egresando como Subteniente del escalafón complemento de las Armas en Comunicaciones.

   Fue destinada al Batallón de Comunicaciones de Rosario, luego se mudó a Corrientes y, finalmente, a La Pampa, “su mejor destino personal y profesional”. Allí conoció a su esposo y papá de Agostina, hoy de cuatro años.

   Debido a problemas de salud de sus padres, Waiman Sepúlveda hace cinco años, pidió ser destinada a Bahía Blanca.

   “En la vida militar, muchas veces dejás transitoriamente de lado tus obligaciones de hijo, nieto, sobrino, para poder seguir con tu carrera”, señaló.

   Su marido dejó su empleo por seguirla. A los pocos días de llegar a Bahía Blanca, Marina se enteró de cursaba el quinto mes de embarazo.   

   “Siempre tuve las mismas exigencias y las mismas oportunidades que tienen los hombres. No hubo diferencias en lo físico, ni en lo intelectual. Cuando ingresé medía 1,50 y pesaba 50 kilos y pude transitar mi formación sin problema”, dijo.

   Su esposo se incorporó como reservista, que son civiles que pueden portar uniforme y apoyar al Ejército en diferentes actividades.

   Dante René Ruíz Díaz

   Para el Teniente Coronel Dante René Ruiz Díaz, secretario general del Comando de la Tercera División y jefe de la División Bando Militares del Comando (son 12 bandas militares en total) la incorporación de las mujeres al servicio de Banda fue muy positiva.

   “Hoy la conducción de la mujer se asimila de una manera natural, sobre todo en los jóvenes, pero en mi servicio, en el año 1995, era algo muy nuevo. El Ejército era una institución que había sido exclusivamente de hombres y había que aceptar el cambio, sobre todo en la conducción. A muchos les costó adaptarse”, dijo.

   “Las mujeres del servicio de banda nos reeducaron. Tuvimos que empezar a tener otro tacto, otras charlas y a expresarnos diferente”, dijo.

   Aseguró que hoy la mujer en la fuerza tiene las mismas oportunidades para explayarse en su carrera que los hombres.

   “Cada una va encontrando su camino. Desde hace dos años tenemos una General del Arma de SCD”, contó.

   “Es importarte transmitir a la ciudadanía la experiencia de la mujer militar. Hablamos de San Martín, de Belgrano, y nos olvidamos de las madres de la Patria, esas mujeres que estuvieron en la lucha para hacer esta Patria”, dijo.

   Requisitos para ingresar al Ejército

   Ser argentino/a, nativo o por opción, de estado civil soltero/a, tener entre 16 y 23 años de edad. Haber aprobado el primer año del Polimodal o el secundario completo. Aprobar los exámenes de admisión. Obtener un orden de mérito suficiente para el ingreso de acuerdo a las vacantes. Presentar la documentación exigida. Los menores de 18 años deberán poseer autorización del padre, madre o tutor legal.

   Grados del Ejército

   En Argentina las Fuerzas Armadas se dividen en Oficiales, Suboficiales y Tropa. Cada uno tiene sus propios grados. En el caso del Ejército, los oficiales se dividen en tres categorías: Subalternos (Subteniente, Teniente, Teniente 1º, Capitán); Jefes (Mayor y Teniente Coronel) y Superiores (Coronel, Coronel Mayor, General de Brigada, General de División y Teniente General). A su vez, existe una distinción entre Cuerpo Comando y Cuerpo Profesional.