Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Venció a un villano y quiere ayudar a otros niños a tener superpoderes

Thiago le ganó la batalla a un neuroblastoma al que llamó Esa Maldita Papa y lo contó en un libro. Hoy quiere compartir lo vivido con chicos que estén pasando por lo mismo.
Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Anahí González / agonzalez@lanueva.com

Thiago Cornago está muy contento porque ya puede peinarse con gel. Durante algunos meses tuvo que acostumbrarse a verse en el espejo sin pelo por los efectos secundarios del tratamiento oncológico (le encanta decir que estaba pelado "igual que papá") pero eso quedó atrás.

Desde que los médicos del Hospital Italiano de Buenos Aires le extrajeron a la Maldita Papa, como él llamó al neuroblastoma retroperitoneal que lo desafió a pelear por su vida como un súperheroe, las cosas cambiaron mucho.

No solo recuperó su look sino que empezó primer grado en La Inmaculada con mucho entusiasmo -le encanta la escuela-, pidió tomar clases de inglés y volvió a encestar la naranja en su querido Club Estudiantes.

Y las buenas noticias siguieron: el diario-libro que escribió mientras pasaba por momentos difíciles, internado y lejos de casa, ya tiene tapa dura. Mamá y papá lo hicieron encuadernar. Y él lo lleva a todas partes.

En esas páginas, con fotos, recortes y escritos de puño y letra, Thiago narró desde su mirada cada experiencia vivida: las quimios, los estudios, las visitas de familiares, el cariño de médicos y enfermeras, la previa de la cirugía, los regalos y hasta los paseos por El Tigre, Temaikén, el zoológico de Luján, el Barrio Chino y la cancha de River, en los paréntesis del tratamiento.

Allí se dibujó a sí mismo como un superhéroe por sugerencia de su tía materna quien luego le diseñó un traje a la medida de sus sueños: con una capa roja, remera rayada y una estrella en el corazón. Así es Súper T.

Como todo súperheroe tiene muchas misiones. Una de ellas es contarle a otros niños que estén viviendo lo mismo que le tocó pasar a él cómo hizo para dar batalla. Quiere regalarles revistas con su historia a pequeños internados en salas oncológicas de nuestra ciudad.

¿Quién mejor que él para contar cómo enfrentar a los villanos?

¡A capa y palabras!

La iniciativa

Durante el último control a Thiago en el Hospital Italiano en Buenos Aires, el mes pasado, sucedió algo que conmovió a los que estaban presentes.

Él le mostró su libro a una nena internada y ella empezó a escribir su propia historia en un cuaderno.

Florencia Mazzuchelli, mamá de Thiago, se asombró y emocionó.

-Pensé en todo lo que se podía lograr con tan solo mostrar el libro y qué bueno sería que más chicos lo vieran. "¿A vos qué te parece, Thiago?", le dije. ¡Y le encantó!

Los días pasaron y el entusiasmo de Súper T seguía en pie, y Florencia comenzó a pensar de qué manera materializar este nuevo proyecto en puerta.

-Nos pareció que el libro era muy largo para llevar a los hospitales. Pensamos que podríamos resumirlo y armar revistas para que puedan verlas los chicos internados en salas oncológicas de la ciudad.

Por el momento, aún es un sueño. Por tratarse de una iniciativa solidaria, lo ideal sería que se financiara con recursos estatales o provenientes de alguna ONG involucrada en esta temática.

-Queremos hacer algo muy sencillo. Pensamos en imprimir unos 20 o 30 ejemplares. A Thiago le sirvió muchísimo escribir durante su tratamiento. Y tal vez a otros chicos les pase lo mismo.

A Thiago, Toto, para la familia y amigos, le fue muy bien en los últimos controles médicos. Hoy disfruta de cada nueva aventura y juega con su hermano Juanse, de tres años, en una habitación en la que conviven el Capitán América -también versionado como Minion- el Increíble Hulk, Iron Man, Thor y el Hombre Araña, entre otros.

Esa Maldita Papa

En octubre del año pasado, cuando se confirmó el diagnóstico, el pediatra de Thiago, Mario Marzialetti, le explicó que lo que le hacía doler tanto la panza era una “papa”y había que sacarla.

La operación se concretó el 9 de febrero en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Antes de eso, debió someterse a cuatro sesiones de quimioterapia -una cada 21 días- para reducir el tamaño del tumor (era de 12 centímetros por 4,7 cm por 5,4 cm)

Su papá, Sebastián Cornago, aún recuerda el momento en que recibió la noticia.

-Me enteré de lo que estaba pasando cuando volvía de un viaje de trabajo. Se me cayó el mundo encima. No sabía qué iba a pasar ni cómo tomarlo.

Sin embargo, una vez repuesto del impacto inicial tomó una decisión que transmitió a toda la familia: no quería caras largas, preocupaciones ni llantos. Todo iba a ser algo pasajero y tomaría la estadía en Buenos Aires como unas vacaciones largas.

Tras el pantallazo de la situación por parte de los oncólogos bahienses Horacio Caferri y Brenda Kaltenbach, viajaron a capital.

-Allá caímos más en la realidad. Me lo tomé tal como soy. Si no me decían que era grave y que iba a sufrir mucho, me lo iba a tomar como algo que iba a tener un comienzo y un fin. Pensaba que lo iban a operar, se lo iban a sacar -al tumor- e iba a estar todo bien.

Thiago, con su actitud, reforzó esta visión sobre lo que estaba pasando.

-Él nos ayudó a nosotros a estar así porque lo tomó de la mejor manera posible. No decayó en ninguna quimioterpia, siempre estuvo pila, con una sonrisa, en cada operación, tratamiento o visita al doctor.

Visitaron el Zoológico de Luján, Temaiken y fueron cuatro veces a la cancha de River Plate.

-Thiago es fanático del barrio Chino, así que lo llevamos a comprar su cartas de Pokemon. Y cuando venían mis viejos, hermanos o mi suegra íbamos todos a Tigre. Fuimos a casi todas las plazas y parques de Buenos Aires.

Pasar por esta experiencia cambió mucho a Thiago.

-Él era mucho más tímido. Hoy es más abierto, lo vive todo con más alegría.

Sebastián cuenta que el primer día de clases del primer grado de Thiago salió de su trabajo corriendo para darle un beso y sacarle una foto y él ya se había ido con la maestra.

-Empezó básquet y va a casa de amigos. Todos los días tiene una actividad distinta. Está a full.

Contó que Juanse, el más pequeño de los Cornago, de tres años, acompañó a la familia a todos lados. Se bancó de la mejor manera turnos en los doctores o internaciones a las siete de la mañana y siempre preguntaba cómo estaba el hermano.

Florencia, quien es maestra en el Jardín Maternal de La Inmaculada, siempre fue contando a Thiago lo que iba pasando en la medida en que él preguntaba, sin dramatizar y de un modo sencillo y didáctico.

Juntos grababan videos graciosos sobre las funciones que podían tener los distintos elementos que Thiago debía usar durante la internación como el papagallo o la chata.

El momento de explicarle que se le iba a caer el pelo fue sin vueltas. El mismo remedio que lo iba a curar le iba a hacer perder el pelo.

Cuando llegó el día Thiago estaba preparado y eligió no usar gorra. Se sacó una foto con el peluquero y la pegó en el libro. Antes de la operación su mamá le explicó que le iban a hacer una marca como la de su cesárea.

Un deseo cumplido

Cuando Thiago estaba internado, una tía materna se contactó con la Fundación Make-A-Wish® Argentina que tiene como objetivo cumplir los deseos de niños entre 3 y 18 años que padecen enfermedades que amenazan la vida, llevando alegría, esperanza y fortaleza tanto a los soñadores como a sus familiares.

Desde la entidad le hicieron una entrevista a Thiago para conocer sus deseos y le regalaron una tablet, una mochila del Capitán América para el comienzo de las clases, muñecos, autos y hasta un disfraz de este súperheroe de Marvel.

-Fue un momento muy lindo. Se los entregaron después de la operación.

El regreso

El regreso de Thiago a Bahía Blanca, el 10 de marzo pasado, fue conmovedor.

Decenas de familiares, amigos y miembros de la comunidad educativa del Jardín de Infantes La Inmaculada lo recibieron en la Estación de trenes con globos, cotillón y remeras con la frase El amor todo lo puede, la misma que sus papás se tatuaron como demostración de que ellos no temían a las agujas y para eternizar la fe que los llevó a confiar en que todo iba a estar bien.

En la última página de su libro, Thiago escribió "Un super eroe se hase héroe al levantarse después de pelear" (sic). Por eso, él lo es.

Neuroblastoma infantil

El neuroblastoma infantil, como le fue diagnosticado a Thiago, es un tipo de cáncer que sólo se da en niños y que suele aparecer en los más pequeños.

Según la Fundación Natalí Dafne Flexer -que desarrolla actividades de contención emocional para niños enfermos de cáncer y sus familias-un cuarto de los niños afectados presenta síntomas en el primer año de vida.

Los estadíos tempranos son curables con cirugía y se están desarrollando nuevos tratamientos cada vez más efectivos para superar los estadíos avanzados.

Según datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen varios tipos tumorales que se dan casi exclusivamente en los niños, como los neuroblastomas, los nefroblastomas, los meduloblastomas y los retinoblastomas.

El término cáncer infantil generalmente se utiliza para designar distintos tipos de cáncer que pueden aparecer en los niños antes de cumplir los 15 años.

Representa entre un 0,5% y un 4,6% de la carga total de morbilidad por esta causa a nivel mundial.

La predisposición individual, por razones genéticas, puede ser un factor decisivo.