Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

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Bahía Blanca, una ciudad superpoblada de semáforos inútiles

Lo determinó un estudio realizado por un grupo de investigadores de la UNS.
Foto: Pablo Presti-La Nueva.

Por Pablo Pascual / [email protected]

   Es común escuchar a los vecinos de diferentes sectores de la ciudad pedir la instalación de semáforos luego de un choque, aunque un reciente estudio realizado por la Universidad Nacional del Sur comprobó que una mayor semaforización no determina una reducción en los índices de siniestralidad y que, incluso, en muchas oportunidades los potencia.

   “No se puede hablar de semáforos sino de una red semafórica. En la medida que el aparato no esté sincronizado con todo el sistema y previamente no haya una idea de cómo queremos que se mueva la ciudad, ponerlo arbitrariamente en determinadas esquinas traen más problemas que soluciones”, comentó el doctor Pedro Silberman, quien comanda el Grupo Interdisciplinario para el Estudio de la Colisión Vial (GIECOV).

   El profesional explicó que para realizar el trabajo se plantearon una serie de inquietudes y disparadores que permitieron corroborar la hipótesis.

   Para hacerlo los investigadores tomaron alrededor de veinte ciudades, algunas de nuestro país y otras del resto del mundo, de las que lograron recolectar información para compararlas con Bahía Blanca.

   Según el informe realizado por la UNS, en la ciudad hay un vehículo cada 2,12 personas.

   “Al tener menos que Mar del Plata, Córdoba, Neuquén, Medellín o Madrid, por ejemplo, debiera tener menos accidentes, aunque esto no es así”, señaló Silberman.

(Captura: GIECOV)

   Comentó luego que de acuerdo a los datos aportados por la comuna, entre 2010 y 2015 se instalaron 50 nuevos semáforos en esquinas bahienses, alcanzando un total de 350 intersecciones señalizadas.

   “El sentido común indicaría que los accidentes debieran haber disminuido. El índice bajó en algún momento, pero no en la medida que tendría que haberlo hecho a partir de esa premisa”.

   Al analizar los cuadros comparativos de esos cinco años, Silberman consideró que “disminuyeron los hospitalizados, pero no la gravedad de los siniestros, ya que el promedio de víctimas fatales se mantuvo constante. Hubo una curva de semáforos empinada, pero las de accidentes y fallecidos no se han modificado sustancialmente”.

  Detalló que de acuerdo a las proyecciones, teniendo en cuenta la cantidad de habitantes y el número de aparatos instalados, en Bahía Blanca hay un semáforo cada 861 personas.

    Silberman agregó que los semáforos son útiles si primero “se pensó cómo quiere uno que se mueva la ciudad, y después se realizó una red semafórica sincronizada. De otra manera, pueden llegar a ser más peligrosos”.

   Al analizar la situación del tránsito bahiense, comentó que la ciudad “no está pensada urbanísticamente”.

   “Fueron muchos años de construcciones y armados de barrios sin pensar cómo queríamos que se mueva la ciudad, entonces se sobrecargan calles como 14 de Julio o el camino La Carrindanga, entre otras”.

   Sostuvo luego que “el sistema de movimiento de la ciudad es caótico y se ha desarrollado en forma anárquica”.