Natalia y Gustavo, en la milonga y en la vida, de igual a igual
Por María Inés Di Cicco / [email protected]
Que en el tango, a la hora de bailar, el hombre le señala a la mujer a dónde irá, para Natalia y Gustavo es puro cuento.
"A todos nos llegó una información de estilo escrita por gente que no bailó tango en las viejas milongas", afirma `la Morocha´ Gastaminza. "La gente que tenía `la posta ´ sobre el tema no sabía escribir, porque era gente muy marginal. Es así de corta".
"Las primeras mujeres que bailaron tango eran prostitutas; mujeres que llevaban liga, no para seducir, sino para calzarse la daga con la que se defendían si la cosa se le complicaba. ¿A esa mujer la ibas a llevar? ¡Ni a palos!", cuenta.
Con la mudanza del tango a los salones de la alta sociedad, el hombre se encontró con otro tipo de mujer y, ahí, algo cambió.
"Hoy el hombre, por su posición en la pista de baile, guía porque tiene una mirada más abarcativa del espacio..."
"Pero las mejores parejas de baile coinciden", enlaza `el Flaco´ Rodríguez. "Si se les piden secretos, ellos dicen que proponen pero la mujer decide y que, como en todos los aspectos de la vida, ella puede decir `sí´ o `no´, y siempre se mueven como en un diálogo, donde vale la opinión de los dos".
Del mismo modo, estos protagonistas --consienten-- fueron contruyendo sus carreras como la pareja de baile Natalia y Gustavo; como docentes en la Tecnicatura de Tango de la Escuela de Danzas de Bahía Blanca, por otra parte; y en un ángulo distinto, como parte del proyecto del espacio de arte El Motivo.
"Gustavo y yo pensamos de manera muy diferente en muchos asuntos, excepto en el hecho de mantener separado cada uno de esos aspectos de nuestra carrera", comenta Natalia.
"Y siempre separamos la pareja de tango de la pareja de vida, algo que no siempre resulta sencillo", se enorgullece Natalia.
"Para nada", confirma él. "Pero las diferencias de criterios y opiniones son las que nos enriquecen en el espectáculo, en el aula y como emprendedores. Nos expresamos, y el tango es eso: la danza más cambiante que existe y, en ella, cada pareja va creciendo a su modo y con su estilo. El nuestro se basa en el trabajo diario y en el andar juntos y en libertad".
A punto de la partida
En mayo próximo, los bailarines emprenderán gira por México. Durante un mes, recorrerán Ciudad de México, Jilotzingo, Neucalpan, Tlazala, Huixquilucan, Villa del Carbón, Tepotzotlan, Teotihuacan, León de Guanajuato, Mérida, y nuevamente, el ex-DF antes de la vuelta.
"Una bailarina de folklore nos propuso para participar del Festival Raíces 2016, un encuentro de baile en pareja que dura diez días, a donde van representantes de distintos países con su danza tradicional. Uno de los organizadores le preguntó por bailarines de tango; presentamos antecedentes y nos aceptaron", resume Natalia en pasos.
"La decisión no nos fue tan sencilla", apunta Gustavo. "La propuesta surgió a mediados de enero y lo conversamos bastante antes de aceptar, previo buscar contactos que nos abrieran otras puertas para ofrecer seminarios y realizar presentaciones más vinculadas con nuestro trabajo cotidiano".
"El primer tramo de la gira va a estar dedicada al festival, que tiene la vocación cultural de llevar el tango a lugares donde es poco conocido", señala ella.
"Después del 16 de mayo, cuando nos traslademos a Guanajuato, empezará el tramo que más conviene a nuestra veta milonguera".
¿Y por casa?
-- Al cabo de 15 años trabajando juntos habrán pasado por buenas y de las otras. ¿Cómo les da el balance en esta etapa?
Natalia: -- Muy positivo. Tenemos mucho trabajo y nos sentimos aplomados. Costó ser valorados, porque Bahía Blanca todavía necesita que otro aprecie a su vecino para comenzar a mirarlo. Pero no hay reproches ni arrepentimientos.
-- ¿Cuáles fueron las decisiones más acertadas?
-- No dejar de ensayar. Sin importar si había o no trabajo, tuvimos la conducta de trabajar tres, cuatro y hasta seis horas diarias, buscando el movimiento, el gesto, la entrega. Siempre tuvimos presente que si la oportunidad surgía nos tenía que encontrar preparados.
-- Se los ve maduros. ¿Tienen clara la sensación de estar bien plantados?
Gustavo: -- Yo en un momento me dí cuenta de que el estudio, el ensayo constante, la experiencia como intérpretes y como docentes nos había dado un bagaje que nos permite responder a las demandas con un par de indicaciones sobre temas y vestuarios.
Natalia: -- Así fue con la participación que hicimos el domingo pasado en el espectáculo de Gaby, Tibio está el pañuelo todavía. Sabíamos que haríamos tres temas y que había posibilidad de un cuarto y un quinto a resolver en el momento.
Gustavo: -- Y se trató de la interpretación de un guión, de contar una historia según lo que pedía la protagonista.Es fabuloso cuando se llega a tener las herramientas para improvisar y lograr lo buscado.
-- ¿Cómo está el ambiente milonguero en Bahía?
Natalia: -- De a poco se va recuperando. Cuando empezamos a bailar, había un furor del tango social que fue decayendo para dar paso a los cantantes y las orquestas.
"Ahora tenemos las milongas de la Asociación Bahiense de Tango, las del Motivo y las del Arrime. Va despacio, pero el circuito se está armando".
- ¿Quiénes van a las milongas?
Natalia: -- Hay de todo y de todas las edades. Se encuentra desde gente mayor que en su juventud no llegó a vivir la época de oro del tango, que fue a bailes y le cuesta adaptarse a los códigos de abrazo de la milonga, y hay jóvenes que estén estudiando Tango, o no, que han probado bailar y ya no pueden abandonarlo.
Gustavo: -- La milonga tiene eso: una vez que te abandonás a la música y a ese abrazo, aunque el compañero de baile sea un desconocido, es difícil soltarse.