Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Antes de regresar a Polonia, Stachyra se regaló unas “vueltitas” en midget

El polaco llegó a la ciudad para competir en el Internacional de Speedway y, antes de volver, se animó a la velocidad sobre las cuatro ruedas. “Al principio tenía miedo de volcarlo”, contó. Gonzalo Antonio Martínez / [email protected]
"Papá" Luis, lo aconseja para tomar confianza en la butaca.

El pasado viernes partió rumbo a Polonia. No obstante, antes del regreso a su tierra, David Stachyra tenía una deuda pendiente. Una especie de regalo que anhelaba como un chico, y que "papá", como le dice a Luis Vallejos, le cumplió: subirse a un midget.

--Te lo prestó nomás... ¿está loco?

"Toda la familia Vallejos está un poco loca (risas). Pero son muy buenas personas", explicó con un inglés pausado y claro que, por momentos, fusionó palabras en español aprendidas en sus dos meses y medio de estadía.

"Quedé muy satisfecho con la práctica. La diferencia es grande, partiendo del hecho de que no podés utilizar el cuerpo para darle movimiento. Estás encerrado, con los cinturones, y no se ven las ruedas delanteras. Al principio tenía miedo de volcarlo, pero después de unas vueltas me sentí seguro y pude acelerarlo más. La idea era seguir, pero la lluvia no nos dejó", expresó mientras comenzaba a entrar en confianza en el taller de los Vallejos, su segunda casa.

El polaco giró unas 25 vueltas. Primero, entró en contacto con la unidad y, luego de un par de consejos de los pilotos, se fue soltando para disfrutar la adrenalina del midget desde adentro.

Sin embargo, la tormenta que azotaba el cielo del Salitral ubicado en el ingreso a Punta Alta, los obligó a evacuar rápidamente la zona...

--¿Lo esperaste mucho tiempo?

--Sí. Dos semanas después de mi llegada, Luciano comenzó a ayudarme en boxes y yo hice lo mismo con él. Estuve en casi todas sus carreras, los viernes a la noche.

--¿Cómo lo viste arriba del midget?

--¿In the midget? Oh, Lucho Vallejos is b...; no bien piloto (sic).

"Hablando enserio, lo que hace es muy bueno. Tiene tan sólo un año en la categoría; a medida que vaya dando más vueltas va a ir sumando más experiencia", dijo.

--Antes de probar dijiste que querías venir a correr en midget de manera oficial, ¿es cierto?

--¿Yo? Noooo. Era un chiste...

Con mucho carisma, y mientras lavaba los repuestos de su moto en el acceso al taller de calle Rincón, Stachyra abordó diferentes temáticas en una charla que nunca tuvo al idioma como barrera.

--¿Qué pensás de la familia Vallejos?

--Son muy simpáticos. Estuve lejos de mi mamá y mi papá dos meses y me hicieron sentir como en casa. Pasamos mucho tiempo juntos en el taller, fuimos al centro para comer, jugar al bowling y tomar helados. Estoy muy feliz de haberme encontrado con buenas personas.

La conexión fue tal que hasta pasó las fiestas con ellos.

"Para mí era un momento difícil porque los polacos también celebramos la fecha en familia. Pero me sentí acompañado. Probé mucha comida. Fue la primera vez en mi vida que comí asado. ¿Mi favorita? La costilla, costillita (risas). También me gustaron las milanesas de pollo", contó.

El subcampeón internacional reconoció que le gustaron los espacios verdes de la ciudad y elogió la belleza de Epecuén, en Carhué, sitio donde, además, tuvo la oportunidad de conocer a los familiares de su "mamá" postiza, Guillermina Turrión.

--¿Y Monte Hermoso?

--Un excelente lugar. La playa es similar a la costa polaca sobre el Mar Báltico; aunque Argentina es un mundo totalmente diferente a Polonia.

--¿La noche bahiense te gustó?

--¿Fiesta? Oh, sí. Es impresionante porque la gente en los boliches baila mucho. Y hay muchas chicas. La belleza es diferente, allá son más blancas y acá castañas.

"Lindas chicas. Mucho grip", bromeó.

--¿Imaginabas correr en Argentina alguna vez?

--Nunca lo pensé. Fue una gran aventura y si los organizadores quieren contar conmigo el próximo año, y las cosas se dan, voy a volver.

"Eso sí, quiero aprender mejor el español, para conocer a la gente y sentirme un poco más libre a la hora de expresarme", cerró.

Las puertas están abiertas. ¿Volverá?