Midget: Martín Camilli y el Fiat, una historia de fidelidad que merecía su premio
Llegar al taller de Martín Camilli, en la segunda cuadra de calle Aguado, es muy fácil. No por la existencia de un cartel indicador gigante, sino porque en el pasillo de ingreso está la Fiat 1500 Multicarga modelo 72, una especie que ya no se ve demasiado por las calles bahienses –y argentinas- que utiliza para llevar el trailer del midget Nº55.
“Siempre firme. Nos queda poco espacio para llevar las herramientas pero va con el trailer haciendo juego. Y antes cuando teníamos el chasis rojo el combo era completo”, bromeó.
Esta tarde, la volverá a cargar para afrontar la quinta fecha del Campeonato Estival desde las 20.45 con una energía particular: la que le brindó su mejor resultado desde que se encuentra en actividad el viernes pasado.
—¿Cuánto lo buscaste?
—Hace 6 años que vengo corriendo por esto. En el Invernal habíamos pegado un salto importante pero había que demostrarlo en el verano. Desde la primera fecha el auto andaba bien, pero diferentes circunstancias hicieron que no pueda llegar.
“Sinceramente nunca pensé que iba a lograr un segundo puesto, o tercero en pista. Pero sé que es un auto de prefinal, como mínimo. Después hay que esperar que se alineen los planetas”
—¿Cuán importante es el factor suerte?
—Es la única categoría que arranca con suerte porque en el resto vas a clasificar. Acá te toca la primera contra la pared o la octava en la cuerda.
—¿Eso influye en la aparición de nombres nuevos?
—Para mí es por la cubierta. El hecho de que sea de calidad y limitada, emparejó la categoría. Ni para arriba ni para abajo, pero se emparejó. La Pirelli (P4 Cinturato) después de dos o tres fechas marcaba diferencias de rendimiento.
“Nosotros la usamos como nos recomendó el club, variando las libras, y no tuve problemas. El año pasado puse 4 gomas nuevas en toda la temporada cuando los de punta ponían 2 juegos por noche. Creo que fue un buen acierto”, comentó.
La joyita del taller
A medida que uno va ingresando al taller de los Camilli, puede observar alguna que otra perlita como el Fiat 128 IAVA o el Fiat 600, ambos en muy buen estado. No obstante, lo mejor está en el fondo…
“Andando, debe haber 15 en Argentina”, dijo Martín.
“Creo que hay 22”, retrucó su padre Adriano.
Arriba de la fosa emerge un Fiat 131 Abarth modelo ‘81. Sí, el mismo que le permitió a la firma italiana coronarse durante los primeros años del Campeonato Mundial de Rally a fines de los ‘70.
“Papá lo está poniendo en condiciones. Cuesta un poco el interior porque ya prácticamente no hay accesorios”, dijo el piloto.
Justamente Adriano Camilli, padre de Martín, fue uno de los chasistas reconocidos en la década del 80, encargado de abastecer a pilotos experimentados como Víctor Fino, Roberto Tarulli y Oscar Hernandorena.
“Esos sí que eran chasis. Eran muy seguros y fáciles de llevar”, recordó.
Sin dudas, el último escolta está ligado al midget desde la cuna.
“Mi viejo junto con el de Balduchi y diez o quince más fueron la camada que prácticamente inició la categoría. Es un incansable luchador, a veces se enoja y no quiere ir pero es uno de los primeros que está arriba del auto cuando hay que hacer algo”, manifestó.
La categoría y una idea que aún da vueltas
“En el Invernal una fecha fui temprano y empecé a prestar atención a los detalles de la categoría. El estadio es único, sin dudas. Pero la organización que hay detrás de cada fecha llama la atención. Hay un movimiento de 40 personas tranquilamente. No es fácil llevarla adelante”, opinó.
“La están volcando mucho al profesionalismo, son muy exigentes con nosotros, y no sé si está bien o mal, pero en mi caso me cuesta estar al nivel de lo que piden”, dijo.
Pese a los buenos resultados, Martín no descarta bajarse al cabo del torneo.
“Llegué con lo justo económicamente y muy cansado. De acá a marzo veremos, pero me sigue dando vuelta la idea por la cabeza. Resigné muchas cosas particulares para correr. Si bien me hago la rectificación del motor que es lo más caro, los repuestos suman siempre. Voy a ver si con la plata de los puntos me puedo comprar los aros que quiero cambiar hace rato”, dijo.
En casa de herrero…
—Tu viejo dice que los chasis de aquella época son mejores. ¿Coincidís?
—No. Yo con el mío estoy chocho. Creo que los chasis Saldamando estéticamente son los más bonitos de la categoría y para manejarlos, una vez que los pusiste a punto, son un Scalextric. Me tengo que sacar el sombrero ante Fernando.
Entre las tantas cosas que había en el taller, permanecía un chasis Camilli en perfecto estado.
—¿Le vas a cumplir el sueño de subirte a uno de estos (señalando el flamante esqueleto enano)?
—Va a ser difícil que pruebe otro porque además hay que hacerle muchas reformas. Quedó muy obsoleto el tema de las medidas de la jaula. Las butacas, por ejemplo, no entran.
—¿Te acordás cómo fue el momento en el que decidiste empezar a correr?
—Gracias a mis amigos Gustavo Perugini y Matías De Pablo. Me llamaron un día y se ofrecieron a hacerme la mano de obra del chasis gratis. Ellos fueron los que me iniciaron en esto.
“Les tengo que agradecer enormemente. Después quisimos probar otra cosa cambiando al Saldamando y lo considero un acierto”, dijo.
El amor por el Fiat
Cambió de chasis, pero el motor nunca se tocó.
“Por más que digan lo que nos digan, no tenemos nada que envidiarle a los Audi. En el mismo banco de pruebas estamos a tres o cuatro caballos de los mejores”, aseguró el Gringo.
“Son más difíciles de poner a punto. La aceleración es más bruta y en el piso pelado se complica más. Pero el sentimiento que uno tiene por la marca es igual al de un jugador de fútbol por su equipo. Entonces, cuando el jugador sale campeón con su equipo, es similar a obtener un buen resultado con tu marca. Es impagable lo que sentí el viernes pasado”, recordó.
Algunos años atrás, tenía un Fiat 125 para circular por la ciudad, pero ahora cruzó de vereda: Tiene un Peugeot.
“Antes estaba todo el tiempo arriba del auto, pero con el tema del midget me dejé un poquito. Sin embargo me gusta tenerlo siempre limpio y en condiciones, que no le falte nada”, dijo.
Su trabajo
De mañana y hasta las 17 trabaja en una famosa rectificadora, donde se hacen los 8 o 9 motores de Lucho Bocacci.
“Entre bielas y cigüeñales hacemos 20 o 30, fácil. Yo estoy en la parte de tapa de cilindros, tratamos de hacer todos iguales”, afirmó.
—Y en el taller despuntás el vicio…
—Seguro. Me sirvió mucho para aprender. Considero que uno nunca termina de hacerlo.
“Después de hora vengo a laburar en el midget, o doy una mano con los autos particulares”, finalizó.
¿Podrá repetir lo hecho la última jornada?
Cambio de mando
Desde esta fecha, el encargado del Club Midgistas será Luciano Lorenzo, en reemplazo de Norberto García, quien solicitó licencia.
Entradas
Desde las 20 se correrá la cuarta fecha de Micromidget. Media hora después se llevará a cabo el desfile inaugural, mientras que a las 20:45 se largará la primera serie. Las entradas generales tienen una valor de 90 pesos, mientras que los socios pagarán 45 y los menores 30. El acceso a boxes, en tanto, costará 500 pesos y las plateas tendrán un valor de 150 (la entrada y $60 adicionales). Vehículos: $40.