La EP Nº 33, uno de los pilares educativos del Bonacina
Con una matrícula actual de 212 alumnos, la Escuela Primaria Nº 33 Nicolás Marino es uno de los pilares del barrio lurense Pedro Bonacina.
La realidad de este establecimiento es bien distinta a las demás: al estar enclavado en una barriada mayormente compuesta de familias que trabajan en la producción de cebolla, su matrícula es cambiante. Es decir, sube y baja de acuerdo a la temporada productiva.
La escuela cuenta con 12 secciones, de primero a sexto año, con una jornada diaria entre las 8 y las 18. Allí, los chicos desayunan, almuerzan y meriendan antes de terminar las clases y retornar -en la mayoría de los casos- a sus hogares; otros, se dirigen al centro comunitario Llancayani, ubicado junto a la escuela, donde también funciona una casa de día.
“Contamos con una matrícula fluctuante, que se ve aumentada en épocas de cultivo de la cebolla. Después, terminada la temporada, muchas familias se van y cae el número de alumnos. Pero hemos llegado a tener más de 400 estudiantes”, reconoció María de los Ángeles Pacho, secretaria de la institución.
Al respecto, destacó que muchas veces esta actitud nómade de las familias termina siendo contraproducente para los chicos, que pierden continuidad educativa y terminan confundiendo los contenidos con los incorporados en otras instituciones.
“La nuestra es una barriada mayormente compuesta por gente de campo, y trabajadores y familias que pueden venir de Bolivia o de Paraguay -normalmente para la temporada de cebolla-. Es decir, coexisten muchas y distintas realidades. Pero en la escuela hay varias docentes que estamos desde hace varios años, y conocemos esta realidad; y las que llegan nuevas, se adaptan rápidamente”, remarcó.
“De cualquier manera, nos encontramos que esta realidad muchas veces provoca una pérdida en la continuidad pedagógica del alumno, porque lo que aprenden acá tal vez no lo vean en las escuelas de otros lugares donde sigan cursando. Además, en la mayoría de los casos existe un tiempo de viaje en que tampoco están yendo a la escuela”, añadió.
Pacho destacó que la institución cuenta con un equipo directivo completo; al que se suma otro equipo de orientación escolar, con asistentes educativa, social y de aprendizaje.
“También tenemos una bibliotecaria con jornada simple, pero queremos tener una que cubra las ocho horas de la jornada educativa; la escuela necesita que la biblioteca funcione de 8 a 16”, señaló.
Las horas pedagógicas se dictan de mañana, mientras que de tarde se desarrollan los talleres y las horas especiales. Además, la institución comparte el edificio con el Centro de Adultos Nº 701 y el Centro de Formación Docente Nº 69.
Cooperadora
María de los Angeles Pacho también destacó la labor que llevan tanto la asociación cooperadora como las propias docentes para recaudar dinero.
“La matrícula fluctuante es un condicionante, porque en muchos casos las familias se van y se pierden esos aportes”, señaló.