“A Maradona le demostré que los hinchas son el sostén del fútbol”
Ricardo Sbrana
En un pueblito cordobés de 5.500 habitantes, llamado Bialet Massé, se encuentra uno de los tesoros más caros del fútbol argentino. Se trata del Museo del Hincha de fútbol, visita obligada a la vera de la ruta nacional 38 que une Villa Carlos Paz y Cosquín, en el Valle de Punilla.
Patrimonio universal de todos los hinchas. Reconocido por FIFA, visitado por figuras del deporte, admirado por jefes de Estado. Pero ninguneado por autoridades locales y al borde de su desaparición.
Su propietario, Ernesto Di Sopra Casco, está buscando algo más que un comprador. Busca un guardián que le garantice por escrito la perpetuidad del homenaje al hincha. “Por más que me lo paguen en dólares y al contado, si no lo van a trabajar o a continuar, el museo no se vende”, aseguró.
-¿Por qué lo puso en venta?
-No estoy bien a los 75. Yo quedé huérfano a los 14 años recién cumplidos. Sólo, en la calle. Trabajé mucho, duro... Bueno, ahora las estoy pagando. Aparte era cancherito y fumaba como loco. Hoy las estoy pagando muy mal... Y a mis familiares no les interesa. Pero lo que tiene el museo es increíble. Yo vivo de la jubilación mínima y de una alcancía en el Museo, porque acá no se cobra entrada. El museo es también mi casa. Conseguí un crédito para poner chapas en el techo, pero en otro sector no pude y se me arruinaron muchas cosas porque se llovía... Además acá en Córdoba son sólo dos meses de la temporada de verano y pará de contar...
-Por lo que se puede ver en la web, no sólo tiene camisetas sino también otros objetos históricos.
-Claro, tengo por ejemplo una platea de Independiente de 1928, con la chapa del club y todo. Tengo una colección de pelotas increíble desde las de trapo hasta la actualidad, incluída una que me dio la Conmebol, que es la que se usó en la Libertadores. Déjeme decirle: cuando Conmebol cumplió 100 años me invitaron a la celebración en Paraguay. Ellos también donaron al museo unos libros increíbles. Tengo pedazos de césped de distintos estadios como del Maracaná, River, Boca, Cerro Porteño... Pedazos de tablones de viejos estadios como el querido Viejo Gasómetro, frente al cual nací. Después, desde los cuatro años viví a una cuadra y media de la cancha de Boca. Vi jugar a los cracks más infernales de toda mi vida. Acá estuvieron Housseman, Rojas...
-¿Tiene algo de Bahía Blanca, por ejemplo?
-Una sola cosa: una camiseta del club Puerto Comercial, del partido en el que se llegó a los 11 goles, que Taverna hizo 7. Me hice hincha de ellos, aunque soy hincha de Estudiantes de La Plata.
-¿Cuál es el artículo más exótico que tiene el museo?
-Un metegol del año 51. Está hecho sobre la parte de atrás de una tabla de lavar la ropa. Lo armamos con mi hermano. Pero el grueso de la colección pasa por las 800 camisetas, 100 gorritos, 200 banderines, 80 shorts... Tengo camisetas de Israel, China, Ecuador, México, Nueva Zelanda, Inglaterra... El Bolton inglés me mandó la camiseta firmada por todo el plantel. Tengo los guantes y la bata de Julio César Vázquez con los que ganó el título Mundial en París, el 19 de septiembre de 1991. Cartas de los Reyes de España, de Lula, Dilma, Fidel Castro y Pepe Mujica, que es mi ídolo. Acá han venido periodistas de Finlandia, Inglaterra... Me faltan 80 firmas para llegar a las 50 mil en el libro de firmas del hincha. Pero acá (por Córdoba) no me dan pelota.
-¿No lo ayudan en la provincia y tampoco desde la intendencia de Bialet Massé?
-Nada, de nada. Los intendentes que han pasado en el último tiempo, no conocen el museo. Y es único en el mundo, en un pueblito que es un granito y no le dan bola... Mire, (Joseph) Blatter mandó la pelota con que se jugó el Mundial de Brasil, la Brazuca, dos meses antes de que se jugara el torneo. También regaló una bandera gigante de FIFA y otra más que es una privada que utiliza el presidente de la institución y que casi no se conoce. (Julio) Grondona nunca quiso reconocer al museo, que es único en el mundo.
-¿Por qué?
-Porque era Grondona... Y eso que cuando falleció la madre, el museo le envió una tarjeta de condolencias. Nunca le pregunté en persona los motivos, más allá que lo veía seguido en el bar el Evento, que está al lado de AFA. Yo vivía en Buenos Aires, soy de ahí. Le mandé cartas y todo, pero nunca me las contestó. Se lo comenté a Blatter y me dijo que bastaba con que lo reconociera FIFA.
-¿Cuándo o quién lo declarado museo nacional?
-Blatter comenzó a mandarme correspondencia y regalos, dirigidos al director del Museo del Hincha de Fútbol, a mi nombre. Ese fue un reconocimiento tácito. El contacto con Blatter se dio porque le mandé una pelota igual a la que tiene el Papa (Francisco), una pelota con pelo como la que se exhibe en el Vaticano.
-¿Y Maradona? ¿Tuvo algún contacto con él?
-En absoluto. No tengo nada de Maradona. Y me han querido traer, pero no quiero. No. Maradona declaró que en el fútbol lo único que vale e interesa es el futbolista. Pero si no estuviéramos los hinchas como pelotudos, perdone la expresión, poniendo la guita para ir a ver el partido, él tendría que ir a laburar. Por esa frase de Maradona fue que arranqué con el museo, para demostrarle que los hinchas son el sostén del fútbol. Y cuando me dicen que soy un fanático, les respondo que el fanatismo es una enfermedad. Política, religiosa, deportiva... Soy simpatizante con mucho amor por el fútbol.