Santiago, ahijado de la presidenta, sigue esperando la beca prometida

Redacción de La Nueva.

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Por Cecilia Corradetti / ccorradetti@lanueva.com

Dos guardapolvos, una mochila, cuadernos, lápices de colores y muchos fascículos de Mafalda...

Eso fue lo último que recibió Santiago Erbin, de 11 años, séptimo hijo varón de un humilde matrimonio bahiense, de parte de su madrina, nada menos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El año pasado también recibió una “ayuda” de 15 mil pesos, que la familia invirtió a reparar su vivienda, en Brown al 1700.

Pero de la beca prometida, un dinero mensual de alrededor de 1.500 pesos que el gobierno le enviaría hasta que finalice sus estudios secundarios, nada.

“Nada de nada”, reitera Ana, su mamá, quien la semana pasada llamó telefónicamente a Nación y le dijeron que debía esperar.

Hace dos años “Santiaguito” fue bautizado en la Iglesia Libertad Pentecostal con la presencia de una comitiva del gobierno nacional que prometió un subsidio de 15 mil pesos y una beca mensual.

“Para nosotros sería muy importante, vivimos al día y nuestra casa es muy reducida para la cantidad de hijos que tenemos”, expresó Ana, una ama de casa con pinta de “bonachona”.

Su marido Félix se gana la vida abriendo y cerrando las puertas de los taxis que llegan a la Terminal de Omnibus San Francisco de Asís o bien en la Plaza Rivadavia.

En noviembre de 2013, cuando fue publicada la primera nota, se aludía a que Santiago, tal como lo indica el protocolo, recibió una medalla de oro “y a partir del año próximo le será otorgada una beca que se prolongará hasta que finalice sus estudios universitarios.

Además, de acuerdo con los anuncios, recibiría una serie de útiles escolares, ropa y zapatillas.

Pero el tiempo pasó y de la beca ni noticias.