Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

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El oso blanco kermode y la leyenda del “espíritu”, en las costas de Canadá

La Columbia Británica, en el área occidental de este país, es el hogar de los osos oscuros, que son totalmente claros, en una contradicción viviente. Una de las tantas atracciones que ofrece esta región a quienes la visitan.

Por Corina Canale / corina [email protected]

Por los ventanales del Spiritu Bear Lodge es muy poco lo que la espesa niebla deja ver del Bosque Lluvioso del Gran Oso, uno de los bosques costeros más templados del planeta Tierra.

No hay que confundirse. La niebla no se irá; apenas mutará en neblina.

Los expedicionarios están en Klemtu, pequeño pueblo de pescadores, frente a las aguas azules y grises del Pacífico, en el corazón del bosque. Desde allí partirán al encuentro del mítico oso negro que es blanco; en realidad, de un color blanco crema.

En Klemtu sólo viven los Kitasoo/Kaixais, dos tribus cuyos miembros son los guías que acompañan a los turistas en esta aventura y los que integran la Red de Guardianes de la Costa.

Ellos conocen como nadie la vida que se oculta bajo el espeso dosel vegetal, el curso de los riachos que atraviesan el bosque siempre húmedo y la flora que impide que la penetre el sol.

El albergue selvático es una casona larga y baja, que conserva el estilo de las viejas construcciones costeras, rodeado de silencio y árboles milenarios. Allí el guía cuenta que a los Kermode blancos también se los llama "el oso espíritu" y "el oso fantasma", y que nada los vincula con los osos polares del Artico cercano, ni tampoco con los osos albinos. Son una rara subespecie.

Desde la ciencia explican que una mutación recesiva del gen MC1R, el mismo que en los humanos se vincula con la piel blanca y el cabello rojo, es el origen del kermodismo, que hace que de osos negros nazcan los blancos. Los padres no necesitan ser blancos, sólo basta que sean portadores de esa mutación.

Y la leyenda de los Tsimhian dice que hace unos 10 mil años, cuando el hielo glacial cubría la corteza terrestre, el creador adoptó la forma de un cuervo --Raven--, sobrevoló aquel mundo congelado, ahuyentó el frío y surgieron bosques exuberantes. Pero para que nadie olvidara aquel gélido pasado, sentenció que de cada diez osos negros naciera uno blanco, con la misión de ser el guardián de la paz en el bosque.

A los nativos, acostumbrados a vivir al amparo de estos bosques húmedos, entre tapices de musgo verde, helechos y tuyas milenarias, tampoco les sorprende ver nadar a los ciervos, pescar a los lobos y convivir con los osos negros que son blancos.

Ellos lo llamaron "oso espíritu" y lo veneran de una forma rara: no contando nada sobre esta especie. Tampoco los cazan y no lo consideran un alimento. A fines del siglo XVIII mantuvieron una cruenta lucha contra los furtivos cazadores europeos, que mermaron la población de ese tiempo, actualmente recuperada.

Se estima que en la Columbia Británica,entre las Montañas Rocosas coronadas por glaciares, viven unos 500 osos blancos. Y un estudio arrojó que en la isla "Princesa Real" uno de cada diez osos es blanco, mientras que en la isla Gribbel, es uno de cada tres.

Al ingresar al bosque lluvioso los expedicionarios, en silencio, escuchan hasta el ruido de las gotas que se desprenden de los árboles. Es preciso caminar tan lentamente como los osos, mientras el guía estudia los vientos y sabe por dónde avanzar para que ellos no perciban que hay intrusos en su territorio.

Siempre lleva a mano un repelente de pimienta para prevenir súbitos encontronazos. Sabe que son criaturas dóciles y amigables, pero no olvida que son animales y que esa es su casa. Las orillas de los ríos y arroyos son sitios que los osos frecuentan para cazar los salmones que vienen a desovar.