“Sana sana”, contra la industria de la enfermedad
Agencia Télam
Sana sana, de la médica homeópata Mónica Müller, denuncia el rol de la industria farmacéutica en la construcción de un cambio de percepción social y cultural "que obliga a silenciar las expresiones naturales de nuestro cuerpo y a consumir las drogas que el negocio de la enfermedad diseña para lograrlo".
Publicado por la Editorial Sudamericana, el libro describe minuciosamente un cambio de paradigma que se ha operado en las últimas décadas, motorizado por una industria empeñada por imponer en el mercado "productos superfluos para enfermedades inexistentes".
También sostiene que a lo expuesto se suma el abandono de una concepción integral del paciente por parte del médico, “que hoy desde cualquier prepaga tarda 10 minutos en elaborar un diagnóstico o encargar diversos estudios”.
--El silenciamiento del cuerpo ¿se da de una manera taxativa?
--Ninguna generalización es totalmente válida; sí hay una tendencia muy clara y lo veo en la vida diaria donde esta relación con los fármacos de los laboratorios es muy fuerte. Todas las drogas que usamos, comunes, alopáticas, son contra algo: analgésico, antitodo, antimanifestaciones del cuerpo y a eso se orienta la industria. Aparece un dolor y enseguida se toma un corticoide, un antiinflamatorio, un analgésico, eso nos lo ha instruido la industria farmacéutica.
“Frente a una gripe en 40 minutos hay que estar curado, ni siquiera te lo pueden prometer, porque un virus dura días pero acallan los síntomas para que nadie se de cuenta de que está con una gripe. Cuando los pacientes llaman a los médicos, le presentan algún síntoma y no preguntan qué hacer sino qué tomar. Para cualquier dolencia hay un remedio”.
--¿Es posible recuperar esa visión integral del paciente, que fue en gran parte suplantada por los especialistas?
--Es la visión que tenemos los médicos homeópatas u otros médicos convencionales, que son sensatos y resisten la presión de los laboratorios y de la sociedad. Entre los pediatras hay más conscientes que no llenan a los chicos de remedios.
--¿Prevenir antes que curar?
--Muchísimos médicos consideran que la mejor forma de prevención para estabilizar la presión, controlar el colesterol --algo que está medido por estadísticas serias-- es caminar una hora por día y comer sobre todo vegetales, acciones que mejoran los parámetros y previenen la enfermedad cardiovascular y los niveles de colesterol. Eso es mucho más efectivo que tomar medicamentos. Uno se confronta con el peso de la televisión, las propagandas, el delivery, el médico, el ¿qué tomo? del paciente, la presión de la industria en todo momento. Eso refleja un problema cultural, muy complejo.
--Además, hoy no se puede estar triste o deprimido.
--Claro, si una mujer no está arreglada, pintada, se ve mal, provoca rechazo. Hay una presión de la sociedad que no lo permite, tanto psicoanalistas y médicos homeópatas vemos todo el tiempo cómo los sentimientos amordazados causan enfermedades.
--¿Qué cosas han mejorado a través de los años?
--La gente hoy vive más... como dice el dicho 'no hay que tirar el agua sucia con el chico adentro'. No adhiero a las ideas conspirativas contra los laboratorios, si no existieran los antibióticos --que están dejando de hacer efecto--, los corticoides y otras drogas que son vitales volveríamos a la Edad Media. Hay que entender y reconocer el valor de esas drogas maravillosas creadas por la biología médica, cuidarlas y utilizarlas cuando realmente sea necesario. El día que las medicinas alternativas y la convencional caminen a la par, colaboren entre sí, se va a producir un gran avance.
--La lectura del libro lleva a ver la magnitud de los problemas que se suscitan pero también la dificultad para resolverlos.
--Hay que debatir qué es aceptable y que no: es una locura que haya publicidad de aspirina que te puede matar, como la venta libre de antibióticos o los médicos que indican una droga y son socios en el laboratorio donde la fabrican.