Bahía Blanca | Jueves, 14 de agosto

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El safari de Punta Ninfas, una expedición hacia el pedral

Estamos frente a un extraño fenómeno geológico que se da en la provincia de Chubut, único en la Patagonia y que se extiende entre el Atlántico y la estepa. La excursión opera durante todo el año desde Puerto Madryn.

Por Corina Canale / [email protected]

Desde 1984 Wendt von Thüngen-Reichembach, alma máter de El Pedral Lodge,recibe a los turistas en su casona de estilo normando que tiene una cúpula de rejas rojas y una sola habitación en suite.

A su lado está la Casa de Huéspedes, ambas en medio de un bosque de cipreses y tamarindos.

Wendt es un patagónico nativo y un profundo conocedor de los pobladores y de la historia sureña, además de un experto en la cría de ovinos y pionero en el desarrollo del turismo rural.

Comparte los secretos de la estepa y muestra las señales que cada era de la historia natural dejó en sus cañadones.

Y explica el origen de lo que guarda el Cañadón de los Fósiles, de la era Cenozoica, testigos en el siglo XXI de lo que había en esas tierras hace 30 millones de años, como ostras y erizos de mar.

Por ese árido paisaje merodean los inmutables personajes de la estepa: guanacos, ñandúes, zorros, maras, piches y martinetas.

El explorador estepario dice que hay que estar atentos para verlos escapar ágilmente cuando el hombre profana su hábitat.

Otra etapa de la exploración lleva hacia la playa, hacia los insondables misterios del pedral, unos 9 kilómetros de canto rodado que insolentemente se meten en el mar.

Wendt cuenta que en 2009 comenzó a formarse allí una colonia de pingüinos, iniciada con apenas catorce parejas, que creció tanto que fue declarada Refugio Natural Vida Silvestre de Punta Ninfas, donde las aves permanecen desde septiembre a marzo.

El safari, unas 7 horas de exploraciones, llega hasta el extremo de Punta Ninfas,en la boca del Golfo Nuevo, soberbio mirador hacia el Atlántico infinito.

Hasta allí llegan las ballenas francas a dibujar enormes coletazos en el mar, mientras que las orcas, más sigilosas, persiguen a sus víctimas y raramente se dejan ver.

Mientras tanto, en la costa los lobos y elefantes marinos instalan sus apostaderos.

Los exploradores curiosos se acercan agazapados a los "señores" de la playa, que, de tanto en tanto, se desplazan hacia el harem de las hembras para iniciar un cortejo.

El safari muestra la actividad más auténtica de la ruralidad patagónica: la esquila de más de 5 mil ovejas y el destete.

En ese escenario trabajan los hombres de campo, desafiando los vientos que no amainan y estrenando amaneceres.

La historia cuenta que a comienzos del siglo XX Félix Arbeletche y María Olazábal, una pareja de inmigrantes vasco franceses, adquirieron la estancia El Pedral, con la experiencia de haber fundado, años antes, la estancia "La Cantábrica", donde criaron las primeras majadas de merinos australianos.

El Pedral Lodge, un emprendimiento de Burco Argentina desde 2004, conserva de aquella época los muebles originales, una biblioteca con libros en inglés y español, un hogar a leña en el salón principal, un amplio comedor y un bar.

La casona dispone de sólo una habitación en suite, pero aledaña a ella la Casa de Huéspedes tiene 8 habitaciones, todas en suite, además de confortables e íntimos recintos que vale la pena disfrutar.