Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Estas maderas preciosas también son un tesoro

Creatividad. El tiempo no acepta los límites del espacio en el taller de la calle 12 de Octubre al 400.
Estas maderas preciosas también son un tesoro. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

La marquetería prueba que no sólo las joyas pueden ser preciosas, porque esas finas láminas de madera que han llegado desde Egipto, Inglaterra, Sri Lanka, Canadá o la India también lo son, y que ensambladas por las pacientes manos de Susana Cirille se vuelven las más diversas expresiones de la vida. Esas que están más allá de un precio.

De eso, entonces, se trata la marquetería, una minuciosa técnica que tradicionalmente se emplea en muebles, pero que Susana integra a una visión puramente artística con la que desde Bahía Blanca se ha proyectado a varias ciudades importantes del mundo.

Apasionada desde chica por el dibujo y la pintura, fueron los muebles de sus abuelos los que prontamente despertaron su curiosidad por la marquetería. Y se fue abriendo camino como pudo: ensayo y error.

Convencida de que el arte decorativo tiene un techo, decidió proyectarse sin limites. Autodidacta, sólo contó con las sugerencias de algunos ebanistas y de carpinteros bonaerenses que le hablaban de "chapa de madera".

Su primera muestra fue en Olavarría, en 1991. Radicada en Bahía Blanca en 1993, dos años después expuso por primera vez en La Casa de la Cultura. Su última muestra fue a fines del año pasado en la Feria de Arte Al Sur del Sur, en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires.

Hasta 2003, cuando logró que algunos especialistas europeos le confiaran ciertos secretos, Susana empleaba láminas de roble, cedro, paraíso o petiribí. Internet mediante, un marquetero de Palma de Mallorca la puso al tanto de las maderas preciosas. Y aquí está, sola con ellas (ébano, zebrano, raíz de fresno olivado, nogal o palisandro de la India y raíz de nogal persa del Cáucaso, entre otras), en el tallercito del fondo de su casa, el lugar desde donde se conecta con el mundo.

--¿Qué quiere expresar?

--Que en este mundo convulsionado, a veces tan gris y violento, todavía existen la belleza, la ternura y la inocencia.

--¿Y lo logra?

--Creo que sí.

--¿Lo siente o se lo dicen?

--Me lo dicen las emociones de mucha gente que viene a las muestras.

--¿Qué la motiva?

--Todo lo que veo desde mi propia perspectiva. Por eso me paso el día con los ojos bien abiertos. Prefiero reflejar la vida cotidiana del lugar donde estoy, como ese padre que le enseña a pescar a su hijo en la laguna de Saavedra. También me gustan los paisajes argentinos y algunos objetos.

--¿Cómo llegó a los retratos?

--En Bahía Blanca, por un encargo, y me encantó. Hacer un retrato es como captar el alma de un ser, ya sea desde la parte física o la personalidad. Me resulta muy interesante.

* * *

Primero está la idea. De la mente a las manos. Por ejemplo, un ramo de magnolias es dibujado en el sentido de las vetas del sicomoro, la madera que eligió para la obra, la misma que los antiguos egipcios usaban para los sarcófagos por su resistencia al paso del tiempo.

Así como el pintor tiene la paleta de colores en su cabeza, Susana siente qué maderas usará según la obra. En este caso, las flores serán en sicomoro, las hojas en zebrano y el fondo, bien oscuro, en ébano.

Terminado el dibujo, lo plasma sobre el fondo. Luego emplea el sistema de ventanitas: extrae cada parte y las reemplaza con otras maderas. Corta y pega. Emplea guvias, formones, sierras... Las sombras nacen cuando la obra entra en contacto con arena muy caliente y todo se esfuma. Después encola, prensa y lija.

En el caso de las figuras humanas, Susana recurre a modelos. Una vez cumplido el encolado, los dobleces de las ropas o de los rostros surgen con tinta color nogal muy aguada. Las partes más oscuras son quemadas y los cabellos, con maderas claras (raíces de anegré-frizé) que se trabajan con formón hasta que se logran los brillos.

La tarea comienza cada día a las 8. La pausa llega al mediodía para cocinar y compartir el almuerzo con su familia. A las 14, de vuelta al taller, donde obra que se empieza, obra que se termina en 2 o 3 meses. La premura es hasta el momento de encolar y se explica porque las maderas se expanden con la humedad o se contraen en los días secos. Una demora significa correr el riesgo de tener que repetir piezas.

* * *

--¿Se puede caer en la rutina?

--No. Disfruto cada día porque me enfrenta con distintos desafíos. Este año, por ejemplo, son los retratos y la incorporación del color en las maderas con teñidos.

--¿Su futuro será como este presente?

--Creo que sí. Haciendo lo que hago llegaré al mañana. El que siente al arte de verdad no lo abandona aunque no gane plata. Esto es pasión, no es dinero, aunque venda mis cuadros.

--¿Adónde va a parar la humanidad?

--A un punto en el que espero no llegue a estrellarse. Debemos pararnos y reflexionar.

--¿Con tanto apuro acelerado por la tecnología?

--Sería de estúpidos dejarnos dominar por la tecnología. Veo chicos atrapados por la comodidad, lo inmediato y la imagen: está todo hecho y no queda espacio para crear. Ese es el gran peligro. Espero que seamos capaces de darnos cuenta.

--¿Qué le reclama a la vida?

--Nada. Me siento feliz con lo que hago. Soy lo que siempre soñé y estoy muy agradecida.

--¿Palabras o dibujos?

--La literatura no es lo mío. Puedo expresar fluidamente un sentimiento con la marquetería, pero no con palabras.

--¿Una cualidad de vidas pasadas?

--Puede ser, pero no estoy segura.

--¿Qué debe trascender para inspirarse?

--El ego, una fatal mezcla de competencia y envidia. Puedo manifestarme con plena libertad cuando me siento conmigo misma. En ese momento la mente piensa, las manos ejecutan y el alma crea.

--¿Y el corazón?

--Se vuelve un aliado del alma.