Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Vides: la misión de servir en los extremos de la vida

Sociedad anónima. Entre las caras ocultas de la ciudad, un grupo de jóvenes llega hasta quienes no tienen sus necesidades básicas satisfechas y/o sufren carencias afectivas. Por Ricardo Aure / [email protected]

Candela Badano creía que sólo se podía ayudar dando dinero o comida. De no haber mediado su tiempo en Vides tal vez nunca hubiera asumido que otra manera de asistir al prójimo es ofeciéndole su tiempo y su afecto, que para muchos son las necesidades más insatisfechas.

El Voluntariado Internacional para la Mujer, Educación y Desarrollo, Vides, por su sigla en italiano, nació en Roma en 1987, se expande por todo el mundo con 83 grupos, y hace seis años que proyecta su misión en Bahía Blanca, con la asesoría de la hermana Mariel Martínez. Promovido por el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora o Salesianas de Don Bosco, también destina sus esfuerzos a los niños y ancianos.

Abierta a la interculturalidad e interreligiosidad, la tarea también integra a jóvenes de otros credos y ateos. “El grupo ha sabido encontrar un rostro multifacético y adaptarse a las realidades locales”, indica la coordinadora en nuestra ciudad, Tilsa Domínguez.

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Unos vienen de Punta Alta, otros de White pero la mayoría es de Bahía Blanca. Son 16, tienen entre 20, como Candela, y 22 años, y cumplen distintos servicios, por estos días en el barrio Primavera.

La sede de la tarea, que se desarrolla con pocos recursos materiales y en red, ahora está en la capilla de Líbano 1775, aunque los caminos también se abren hacia villas cercanas, como Caracol, y el merendero La Ilusión, de Pampa Central al 4000.

“No somos el salvavidas de nadie, simplemente vinimos a dar una mano en una comunidad de clase media, aunque a unas pocas cuadras aparecen sectores muy carenciados”, señala Tilsa, docente, catequista y estudiante de Letras.

Cada sábado, desde las 15, las chicas caminan hacia las casas del barrio para ofrecer la ayuda que sea necesaria, que no siempre se limita a comida y ropa porque muchas veces se clama por un poco de compañía. A propósito, Tilsa evoca el caso de una mujer sumergida en la depresión.

“Al principio tratamos de mitigar su soledad. Después advertimos que tenía necesidades de todo tipo y empezamos a ver de qué manera podíamos conseguirles medicinas, comida y hasta dinero para la garrafa”.

Centrados en las expresiones del Papa Francisco, en el sentido de trabajar en los extremos de la vida, la realidad del sector expone una importante cantidad de ancianos, situación que determinó un cambio y replanteos de las estrategias que estaban ajustadas a personas de menos edad.

"Aunque tienen familiares, muchos adultos mayores sufren una soledad muy fuerte”, afirma Tilsa. Por eso el mate y algún juego de cartas empiezan a estrechar las distancias y a despertar confianza. En tales circunstancias, la mejor forma de ayudar es escuchando.

“Si la familia que nos recibe muestra deseos o necesita compartir su fe, leemos el Evangelio y compartimos una oración. En el barrio y sus adyacencias es mayor la presencia de iglesias evangélicas, pero no tenemos ningún problema de religión. Somos voluntarias y lo hacemos desde nuestra convicción solidaria: no vamos a imponer, sino a propiciar un espacio de diálogo”.

En el otro extremo aparecen las familias numerosas, con por lo menos cinco niños cada una, con madres muy jóvenes, a veces solas, que a los 35 o 36 años ya tienen seis o siete hijos.

“Se procura que el movimiento sea constante y que la comunidad asistida no se quede esperando la ayuda de brazos cruzados. Vamos pero queremos que también vengan, que participen de las iniciativas educativas y preventivas o propuestas que emprendemos en la capilla, aunque cuesta lograr todo eso”, admite Tilsa.

Tres aulas, cocina, dos baños, un ropero y un salón de uso comunitario son los espacios de la capilla, todo un referente barrial, también lugar de reunión para la murga Los Portadores de Alegría.

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Cintia Fleitas, de 20 años, cuenta que a veces le presentan conflictos que la dejan congelada y que no sabe qué decir ante situaciones que nunca afrontó en su vida personal. De todos modos cree que siempre hay una alternativa para lograr que el momento de la visita se vuelva más ameno y sirva para consolar y alentar.

Promover espacios para la mujer y sostener la formación resultan otros objetivos clave para poder acompañar con mayor calidez.

“Hay voluntarias que tienen preparación para este tipo de tarea. Algunas porque participaron de grupos juveniles, pero todas son muy distintas, tanto por sus estudios como por sus temperamentos y posturas. Es un grupo abierto con una riqueza enorme. Al regresar de las visitas nos reunimos para discutir sana y profundamente sobre algún tema”, comenta Tilsa.

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Belén Barquín, de 20 años, reconoce que muchas veces vuelve su casa con la incontenible necesidad de contar lo que ha vivido. Tilsa agrega que Vides es un espacio para confiar los tesoros de la vida.

“A veces nos cuentan cosas que nos conmueven. Respetamos la confidencialidad, pero también tenemos nuestro lugar, donde hacemos 'la devolución', porque no te podés quedar con toda esa carga. Entre nosotras nos acompañamos y buscamos las formas de poder seguir sosteniendo a esa persona que nos tiene de confidentes. Es fundamental descubrir y brindar el servicio desde la capacidad y la experiencia, como la que se gana en un oratorio donde los chicos se te cuelgan del cuello porque necesitan afecto. Eso te encuentra en tus propios límites”, alerta.

Drogadicción y alcoholismo son otras de las situaciones cotidianas.

“A fin de año fuimos a una casa con la canasta navideña. Entraron dos voluntarias y las demás nos quedamos afuera mientras el padre de los niños, completamente ebrio, nos gritaba las más diversas 'cosas'. Esa es otra parte de la realidad que encontramos y que, en muchos casos, son naturalmente asumidas por las mujeres y los hijos de los adictos”, expone Tilsa.

Cada dos años y medio se cumple un encuentro de los distintos conos internacionales de Vides. Los representantes de nuestro país, Chile, Uruguay y Paraguay se reúnen en Brasil.

“Se hace un balance y vemos cómo resolvimos los problemas. Intercambiamos experiencias, recursos y herramientas", comenta Tilsa.

El encuentro central se repite cada cuatro años, en Roma.

"En la última reunión del cono sur nos propusieron pensar en los bienes comunes y concluimos que son los jóvenes. El voluntariado es una oportunidad con una raíz enteramente religiosa pero que se abrió. En estos espacios nos pensamos nosotros mismos individualmente, como grupo, comunidad y sociedad. Y vemos cómo fuimos dejando cosas atrás y avanzando con un sentido humano”.

Después de la campaña de juguetes que se repartieron el 6 de enero en las colonias de vacaciones de los oratorios más carenciados, por estos días la recolección de útiles escolares se integra a la tarea de escuchar, compartir y animar.

Son jóvenes y se puede contar con ellos.

¿Quién dijo que todo está perdido?

Compromiso

Cintia Fleitas, estudiante de Ciencias Biológicas.

"Puedo sentirme feliz cuando recibo un regalo, pero el darse a los demás triplica esa felicidad. Son muchos los jóvenes de entre 20 y 30 años que se brindan por los demás".

Candela Badano, estudiante de Turismo.

"Voy para dar algo, pero después me doy cuenta de que vuelvo con más de lo que di. Quería comprometerme con la solidaridad, pero no sabía cómo y con qué. No me impulsaba mucho lo religioso, pero en 2009, cuando surgió la oportunidad en María Auxiliadora, decidí arrancar".

Camila Goroso, estudiante de Filosofía.

" Hay mucha comunidad quebrada y sola. Al pan lo podés conseguir, pero no siempre al oído que se ofrece de corazón. En una de las visitas, una señora, de unos 40 años, preparó mate. 'Esperen que les convido algo', nos dijo. Lo único que tenía era un pan congelado y lo cortó para nosotras".

Belén Barquín, estudiante de Psicopedagogía.

"Me impactó el caso de chicos de 7 y 5 años con problemas de aprendizaje. Ver su situación me hizo sentir que los puedo ayudar desde lo que sé y desde lo que puedo. Este camino me lleva a no quedarme estancada en la comodidad".