Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Daub y Von Braun

Escribe Mario Minervino

Hace 51 años, en octubre de 1963, se reunieron el ingeniero químico Walter Daub -quien realizaba experimentos locales en la materia- y el alemán nacionalizado norteamericano Werner von Braun, máxima autoridad de la NASA.

Ambos eran nativos de Alemania. Daub era, a sus 42 años de edad, una destacada figura en la especialidad. Ejercía la docencia en los departamentos de Física, Química y Matemática de la UNS y su gran pasión era la cohetería. Diseñaba sus propios cohetes, utilizando un combustible de su invención, y había logrado resultados sorprendentes en cuanto a velocidad y altura.

Von Braun visitó la Argentina con 51 años de edad y era poco menos que una leyenda. Creador de los cohetes que Adolfo Hitler utilizó para las temibles bombas volantes V-2, se había rendido a las fuerzas aliadas en 1945 para, en 1950, ser nombrado jefe del departamento balístico del Ejército estadounidense y convertirse, en 1960, en nada menos que el director de la NASA.

Eran tiempos de la carrera al espacio, donde llegar a la Luna era el gran objetivo de las potencias mundiales.

Daub y von Braun se reunieron en Buenos Aires, donde el primero le planteó algunas inquietudes que, en pocos minutos, Von Braun escuchó y respondió. “El difusor de mis cohetes debía tener forma hiperbólica y no recta”, explicó Daub entre algunos de esos comentarios.

Unos meses más tarde, en agosto de 1964, Daub lanzó con éxito dos cohetes desde terrenos ubicados detrás del barrio Palihue. “El cohete es el vehículo del futuro, hay que estar preparados...”, señaló entonces.

Walter Daub y Werner von Braun fallecieron, con pocos meses de diferencia, en 1977. Para esa época, sus presagios eran realidad: la cohetería había puesto satélites en el espacio y había permitido al hombre llegar a la Luna.