La capoeira, danza en lucha
Por María Inés Di Cicco / [email protected]
El sonido del berimbao manda. Atabaque, tambor y pandeiro acompañan.
Piernas y brazos dibujan figuras en el aire.
Patadas, saltos y acrobacias se suceden mientras la lucha se disfraza de danza una vez más en 500 años de historia construida en suelo americano.
“Y que siga haciéndolo, es lo mejor que puede suceder”, dice Juan Ignacio García Bellande.
Joven y atlético, se enamoró de la capoeira hace ocho años, pero hace apenas dos que decidió traer esta práctica a Bahía Blanca, cuando su trabajo lo llamó a nuestra ciudad.
“Las primeras puertas que se me abrieron para dictar clases fue una academia de danzas donde se enseñaba axé, y los alumnos comenzaron a acercarse porque lo veían como una derivación de ese baile. Tiempo después se dio la chance de reunirme con gente que enseña otras disciplinas en el gimnasio de Juan Molina 144, y entonces hubo quienes lo vieron como un deporte. De hecho, es el deporte nacional de Brasil”, distingue.
Añade que, sin importar el modo en que se llegue a ella, la capoeira requiere de la fuerza y disciplina, pero también de creatividad en el “jogo” (juego) y de oído y voz para los coros y ritmo para las palmas.
“Capoeira se puede hacer sin música, pero a la vez tiene una música propia, porque es lo que la diferencia de otras artes marciales. Todas tienen un poco de acrobacia, técnicas de defensa y golpes de ataque estilizados o no.
"Pero ésta es una técnica de combate disfrazada de baile", define el instructor y explica que "tiene una parte de ritual, que remite a sus orígenes, sobre todo en el momento en que se toca la música en vivo y dos capoeiristas empiezan a jugar".
"Si yo no lucho capoeira ni bailo capoeira, no juego capoeira”, precisa.
“El día en que nos digan que luchamos capoeira, estaremos cometiendo un error", asegura Juan Ignacio García Bellame.
"Quienes la practicamos, tenemos que seguir haciendo que parezca una danza. Su sentido de lucha debe mantenerse oculto para que siga siendo fiel a la esencia que mantuvo desde un principio”.
Didáctico, Juan Ignacio compara a la capoeira con el tango en su raíz multicultural.
“El tango tiene afluentes europeos sobre la cultura originaria rioplatense. La capoeira recibe sus flujos de la África insertada en América. Es hija de los esclavos africanos en el Brasil colonial, que dormían hacinados en la `senzala´, ese albergue oscuro y chiquito donde luego de trabajar eran encerrados para que no se pudieran expresar.
“La interrelación gestó esta danza entre los juegos de guerra y las creencias en unos u otros `orixás´, según las tribus de donde provenían. Después se trasladó de los quilombos a las favelas, y así como el tango de conventillo fue marginal”, emparenta.
Aquí y ahora.
De ese movimiento afro-brasileño, señala, surgió como religión el `candomblé´, y como expresiones corporales y artísticas el axé, “ya muy difundido en Bahía Blanca”; samba, afoxé, fogó, abulelé, puxa de rede; y la capoeira que en esta ciudad sólo practicamos el grupo Topazio, que tiene otras escuelas en Neuquén y Buenos Aires.
“Yo la traje porque la amo”, dice, orgulloso de haber logrado en este medio la organización del Primer Encuentro de Capoeira, a comienzos de diciembre pasado.
“Trabajo en turismo, tengo la suerte de viajar mucho, y a donde voy, me llevo mi pantalón, el cordel que lo sostiene que revela la graduación, dos o tres remeras, algún contacto vía Internet para disponer de un espacio, y difundo capoeira”, cuenta sobre este juego que, asegura, “se transforma en una forma de vida que atrae por sus facetas”.
Datos importantes
Estilo propio. “Como grupo, gozamos un estilo propio y tuvimos la posibilidad de participar en muestras con Jennifer López y Xuxa. Cada grupo se diferencia de otro por su impronta”.
Aporte femenino. “En sus comienzos, la actividad era únicamente masculina. Como en el tango, la participación femenina se limitaba a la observación, y para el caso a las palmas y el coro. Con la incorporación de la mujer, la capoeira se enriqueció muchísimo donde sea que se practique”.
Todos pueden. “Se asocia la actividad con morenos corpulentos y fuertes. Pero en Bahía Blanca, tengo unos 25 alumnos. La mitad del grupo son mujeres, y hay desde niños hasta gente adulta, de todas las estructuras físicas. La flexibilidad y la destreza se logran con el entrenamiento y las ganas”.
Dónde y cuándo. Durante las vacaciones de verano, las clases se mantienen los martes y jueves, desde las 19, en Juan Molina 144. Luego los horarios se ampliarán.