Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El barco hundido de Pehuen Co

Cuando baja la marea, caminando un poco hacia el oeste, se pueden observar los restos del barco hundido de Pehuen Co. Referencia obligada en las caminatas en la playa durante años despertó la curiosidad de turistas y pobladores del lugar. Casi todos la llaman "La Soberana", pero muchos creen que su nombre era "The Sovereign" pues suponen que era de origen inglés.

 Cuando baja la marea, caminando un poco hacia el oeste, se pueden observar los restos del barco hundido de Pehuen Co. Referencia obligada en las caminatas en la playa durante años despertó la curiosidad de turistas y pobladores del lugar. Casi todos la llaman "La Soberana", pero muchos creen que su nombre era "The Sovereign" pues suponen que era de origen inglés.


  El paso del tiempo fue destruyendo su estructura en la cual los niños buscaban caracoles, estrellas de mar y soñaban con hallar un doblón de oro como los de los viejos relatos de piratas. Con los años se sumó la depredación de todos los que pasaban por allí y se llevaban "algo" de recuerdo.


 De esta manera aquella embarcación iba desapareciendo, pero no el misterio acerca de su origen y su nombre.


 ¿Cuándo se produjo el naufragio?, ¿Cuál era el verdadero nombre de aquel barco?, ¿Qué sucedió con la tripulación?, son algunas de las preguntas más comunes que siempre han surgido. Y una paciente y minuciosa investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia hizo posible a María Cecilia Manera obtener varias respuestas las cuales plasmó en su libro "La Soberana. Historia del barco hundido en Pehuen-Co".


 El naufragio. En el diario "El Porvenir" del 17 de enero de 1884 se hacía referencia a un fuerte temporal que se había desatado días antes el cual había provocado averías a varias embarcaciones llegadas a la zona, incluyendo la de nuestra historia: "El día 11 de diciembre el bergantín goleta "Jaime Soberano 2º", capitán don Calisto Emerie navegando para entrar a esta bahía al parecer equivocó su entrada penetrando por el canal del norte, fondeó a la noche en tres brazas y media de agua. Un fuerte viento del Sud, y SE con gruesa mar, le rompió las cadenas perdiendo las dos anclas y le hizo derivar a la costa donde encalló salvándose toda la tripulación y buena parte de la carga. El buque procedente de Montevideo traía cargamento general"


 Según lo mencionado anteriormente, la embarcación encalló, no se hundió y pese a que quedó en malas condiciones, la tripulación resultó ilesa y gran parte de la carga quedó intacta. Se trataba de una goleta (de ahí que su nombre luego tomó un carácter femenino) de bandera uruguaya que estaba realizando el viaje inaugural de una línea comercial directa entre Montevideo y Bahía Blanca.


 Apenas tres días después, el 14 de diciembre de 1883, los tripulantes, sin dinero y habiendo perdido sus efectos personales, fueron alojados en una fonda en Bahía Blanca. Llama la atención la prontitud con que los desdichados marineros llegaron a la ciudad, dado que la nave encalló en una zona desierta, a 75 kilómetros de distancia aproximadamente, de los cuales los primeros 10 eran de dunas vivas. ¿Acaso gente de Ancalao (una de las parcialidades indígenas que poblaban la zona de Arroyo Pareja) los encontró mientras estaban recorriendo las playas para ver lo que había `dejado` el temporal?

Abandonados a su suerte. El vicecónsul de la República Oriental del Uruguay, don Francisco Amado fue quien se encargó de dar alojamiento a los náufragos, en su mayoría españoles, y solicitó a la Corporación Municipal (actual Concejo Deliberante), y por su intermedio también a la comunidad, una colaboración para afrontar tales gastos. "Estoy convencido de los sentimientos humanitarios que adornan á los señores miembros de esa Corporación, y tratándose de un acto de purísima caridad, no trepido en dirigirme á esa, en mi carácter de representante de una nación amiga, solicitando un óbolo, para los desgraciados náufragos de la Goleta Oriental ?J. Soberano 2º?, primer buque, de la bandera, que ha establecido el comercio directo entre este punto y el de Montevideo. Es público, Señor Presidente, que el buque citado ha naufragado, en la Punta Tejada, dentro de la Bahía, y su tripulación se encuentra hoy bajo mi amparo, alojada en una fonda, proporcionándoles así, lo estrictamente necesario, para la conservación de sus vidas. En este momento, apelo también á la caridad pública, a favor de esos desgraciados, que expusieron sus existencias, en la navegación de mares desconocidos para ellos?"




 La comunidad toda se sumó a la colecta, aunque una nota publicada en el diario "El eco de Bahía Blanca" el día 4 de febrero de 1884 nos deja saber que se cometieron ciertas desprolijidades en el manejo del dinero recaudado por parte del vicecónsul. "A pesar de haber transcurrido más de un mes desde que se inició la suscripción y que ésta según se nos asegura está en poder del cónsul oriental Don Francisco L. Amado no se ha distribuido a los interesados. Hoy se nos han presentado en esta redacción, dos de aquellos infelices náufragos, Martín Zabala y Agustín Comes, en el más lamentable estado de abatimiento. Estos individuos manifestaron que a pesar de las reiteradas veces que han solicitado lo que les corresponde de la suscripción para poder comprarse una camisa, se los ha despedido con el "vengan mañana? acostumbrado. ¿Qué hace ese vicecónsul que no entrega lo recolectado a sus legítimos dueños, los náufragos?. ¿Por qué retiene en su poder esos fondos?".


 Con respecto a la parte de la carga que se pudo recuperar, en su mayoría artículos de almacén, se procedió a su remate, según lo establecían el código de comercio y las ordenanzas de aduana vigentes. El jueves 3 de enero de 1884 se realizó el primer remate, al que le siguieron otros dos. "La mayor parte de los artículos son nobles y muchos de ellos tiene poca avería, siendo de las siguientes clases: yerba en barricas de tres marcas distintas, querosene de dos marcas, bolsas de café, bolsas de garbanzos, pasas de uva, pasas de higo, pickles, un fardo de lúpulo (para la cerveza), un barril de cerveza Culmback, cajones de sardinas, cajones de bacalao, y muchos otros artículos que no se detallaron por mucha extensión", anunciaba el rematador Silvio Camadeo en el mismo diario.

Incendio y pillaje. Por muchos años los restos de la goleta parecieron perderse en el olvido en aquellas desoladas playas. No obstante después, con la llegada de los primeros veraneantes a la zona y el comienzo del turismo costero, las piedras que servían de lastre fueron retiradas para construir con ellas primero fogones y luego la Capilla "La Sagrada Familia" de Pehuen-Co.




 También la madera del barco fue retirada y se utilizó para la construcción de un primitivo puente sobre un paso sobre el Sauce Grande, motivo por el cual pasó a ser llamado por los lugareños como "el paso de la Soberana". Se sabe que también, en fecha incierta, sufrió un incendio, pues en un viejo plano de la zona figura como "barco quemado".


 Hoy de aquella embarcación sólo quedan despojos, que parecen empecinados en sobrevivir a la acción del tiempo, del mar y de los hombres. Conocer su historia es una forma de resguardarla del olvido.

(*) Integrante del Archivo Histórico Municipal.
Fuentes:
* Manera, María Cecilia; "La Soberana. Historia del barco hundido de Pehuen-Co"; Sapienza Industria Gráfica; Bahía Blanca; 2007.
* González Martínez, Horacio; "El bosque junto al mar. Memorias de Pehuen-Co"; Harris y Cía; Bahía Blanca; 1992.