In-se-pa-ra-bles
En un embarazo gemelar coexisten dos o más fetos en la cavidad
uterina.
Uno de cada 80 embarazos es un gemelar doble, uno de cada 8.000, triple, y uno de cada 1.000.000, cuádruple.
Estos datos, según el presidente de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Bahía Blanca, doctor César Labrousse, varían por los tratamientos de estimulación
de la ovulación y embarazos obtenidos mediante técnicasde fertilización asistida.
Los mellizos son producto de la fecundación en forma separada de dos óvulos con dos espermatozoides, por lo tanto pueden ser parecidos pero no idénticos, pueden ser del mismo o de distinto sexo, y siempre tienen una carga genética diferente. Constituyen dos tercios de los embarazos múltiples.
Los embarazos gemelares se producen por la división precoz de un solo óvulo fecundado por un solo espermatozoide, por lo que siempre son idénticos, del mismo sexo, y siempre poseen la misma carga genética. Constituyen,
aproximadamente, un tercio de los embarazos múltiples.
La aparición de embarazos múltiples es cada vez mayor.
"Embarazo gemelar es igual a incremento en el número de complicaciones maternofetales. Entre el 1 y el 1,5 por ciento de los embarazos de término son gemelares. Un tercio de ellos son monocigotos, como resultado de la fertilización de un solo óvulo por un espermatozoide; por lo tanto, tienen el mismo sexo y son genéticamente iguales", indica.
El resto son bicigotos, producto de una ovulación doble donde cada óvulo es fecundado por un espermatozoide, por lo que presentan una carga genética diferente y pueden ser de distinto sexo.
También coordinador del equipo de Fertilidad del Hospital Penna, Labrousse explica que los gemelares bicigóticos tienen, cada uno, placenta y saco amniótico
propios, por lo que se denominan bicoriales-biamnióticos. Esta situación asegura que cada bebé tenga una circulación independiente.
"En los gemelos monocigóticos, el número de placentas y sacos amnióticos depende del momento de la división. En un 25 por ciento de los casos se forman
dos placentas (bicoriales), mientras que el 75 por ciento restante comparte la placenta (monocoriales)", precisa.
El embarazo gemelar implica una situación especial que merece
mayor atención prenatal. El riesgo se incrementa si la gestación es monocorial, y el diagnóstico temprano es de vital importancia para planificar un seguimiento diferenciado en cada caso.
"El embarazo múltiple es de alto riesgo fetal, pues tiene mayor incidencia de prematurez, malformaciones congénitas y muerte fetal, agregado a riesgos propios, como la discordancia en el crecimiento intrauterino o el síndrome transfusor-transfundido", advierte.
Respecto de la relación entre embarazos múltiples y reproducción asistida, Labrousse señala que los tratamientos de reproducción asistida tienen como finalidad el logro del embarazo, preferentemente único.
"La utilización de drogas inductoras de la ovulación y la realización de tratamientos de baja complejidad (relaciones sexuales programadas o inseminación intrauterina) presentan un riesgo de gemelaridad del 10/15 por ciento. En la fertilización in vitro, el control se realiza en el número de embriones transferidos".
Hoy, casi universalmente, Labrousse dice que se transfieren dos embriones, aunque existe la posibilidad de que se dividan espontáneamente dentro del útero (fenómeno poco frecuente), dando lugar al embarazo triple o cuádruple".
El especialista afirma además que el 15/20 por ciento de las pacientes sometidas a fertilización in vitro tienen embarazos múltiples, en su mayoría gemelar, y alerta que el seguimiento de un embarazo gemelar requiere de tiempo, paciencia, equipamiento adecuado y profesionales entrenados, a fin de detectar tempranamente muchas de las alteraciones y complicaciones, mejorando la intervención médica el resultado obstétrico.***BAUTISTA Y JUAN CRUZ
Separados por unas horas, al reencontrarse corrieron a darse un abrazo conmovedor.
Solo un día, desde que se gestaron y nacieron, los hermanitos Cappa-Etcheverri estuvieron separados. Fue cuando Bautista aceptó ir a la casa de su abuelo paterno, en Punta Alta, y Juan Cruz, quedarse con sus papis en Bahía. Al reencontrarse, se estrecharon en un abrazo conmovedor.
"Fue sorprendente", cuenta Fernando, el papá, testigo de la poderosa conexión que media entre los gemelos, quienes no tienen antecedentes familiares muy cercanos.
Nacieron prematuros y por cesárea el 14 de marzo de 2011, en el Hospital Privado del Sur.
"Supimos que eran gemelos en la tercera ecografía, pero al principio nos dijeron que eran nenas. El embarazo demandó permanentes controles. ¿Los nombres? Yo elegí Juan Cruz y Mariana; mi señora, Bautista, por un familiar".
¿Cómo son?
Juan Cruz es más tranquilo y testarudo, en cambio Bautista es de compartir y más vivo en algunas cosas.
Bautista y Juan Cruz, por lo general, quieren los mismos juguetes y las mismas comidas.
"Corren" desde los 13 meses y tienen un compinche especial, Joaquín, el hermano mayor de 6 años que, depende la ocasión, es cómplice de uno o de otro.
Viven en Villa Mitre, un territorio muy ligado al fútbol y a su apellido, aunque al papá mucho no le importa este deporte y está convencido de que los gemelos serán lo que ellos quieran.***NERINA Y ORIANA
Ellas admiten que las confunden, aunque sus personalidades son muy distintas.
Imposible. ¿Quién puede identificar a estas chicas de 13 años con el mismo corte y peinado?
--Soy Nerina, me gusta el verde, escucho lo que venga y me siento muy alegre.
--Soy Oriana, prefiero el azul y el rock nacional, me tomo las cosas muy en serio... No soy de reírme todo el tiempo.
Si bien admiten que las confunden, aunque en la escuela ya empezaron a reconocerlas, coinciden en que sus personalidades son blanco y negro. Fueron a la misma salita del jardín de infantes, se separaron en la escuela primaria y ahora, en la Media Nº 3, también están en cursos distintos, pero bailan juntas en Uno Bahía Club.
Oriana, por su parte, toma un curso de fotografía.
"Yo ya tenía un varón, Julián, hoy de 17 años, pero mi tía Alba siempre me decía que tendría mellizos. Al cuarto mes de mi embarazo, después de 45 días en reposo, me confirmaron el anticipo de mi tía.
"Sólo sabíamos que una era nena y que estaba sentada (Oriana), pero las dudas con el otro sexo eran por la posición fetal de Nerina", indica Andrea Guarino, la mamá.
Las niñas nacieron el 29 de marzo de 2000, por cesárea, en el Hospital privado del Sur.
"De chiquitas, fueron muy demandantes y compinches, como ahora. Adoran a su papá, Darío, y en esta etapa de adolescentes todo cuesta más. Hay que estar en forma constante con ellas: atenderlas, conocer sus gustos y necesidades. No hay una receta... hay que estar", suspira Andrea, antes de que Oriana regale una sonrisa y sentencie que ser melliza es una gran alegría.*** AARON Y FRANCO, SEGÚN FRANCO: "LA MANO DE MI HERMANO"
"'¿Estuviste con la misma chica y ella no se dio cuenta?', nos preguntaron mil veces. La gente ve muchas novelas".
Juntos. Como si haber sido concebidos en el mismo útero haya determinado
que nunca nos podríamos separar, ni siquiera para decir "whisky".
Sí, tiene cosas divertidas. Un hermano de la misma edad, con apenas cinco minutos de diferencia, es algo más que un hermano. Es un compañero, es un compinche, es casi todo al mismo momento y lugar. No existen los secretos. Dos miradas y entendimos todos. Sin palabras.
Eran pocas las veces en que nos aburríamos. Siempre que queríamos patear al arco, alternábamos entre jugador y arquero. Si íbamos a un videojuego, teníamos con quién pelearnos por el joystick, por eso siempre buscábamos juegos en los que se podía jugar de a dos.
Después están los mitos. Cuántas veces escuché: "Si yo fuera mellizo, las c... que me mandaría". Puede ser, pero nosotros no podíamos, porque desde afuera se ven dos personas iguales, pero desde adentro es distinto. Aunque parezca una obviedad, a veces debo aclararlo: mi hermano, para mí, es otra persona.
Sí, hay algunas ventajas. Cuando íbamos a la escuela secundaria cursábamos en distintas aulas, pero compartíamos algunas profesoras. Muchas veces no me tomaron lección oral pensando que ya lo habían hecho. Pero no, el que había rendido era mi hermano.
"¿Estuvieron con la misma chica y ella no se dio cuenta?", nos preguntaron
mil veces. La gente ve muchas novelas. Lo que siempre me llamó la atención de esa pregunta es que se subestima a las chicas. Es decir, si ellas están con los dos es porque realmente así lo quieren. No depende de los mellizos. ¿Se dan cuenta, muchachos?
La mayoría parecen ventajas, pero les puedo asegurar que no es tan así. Recuerdo la vez que lo expulsaron de la cancha a él y yo fui quien se tuvo que "comer" las dos fechas de suspensión. O los conocidos que me dejaron de saludar pensando que fui yo quien no les contestó cuando pasaba por la vereda de enfrente...
Me da mucha gracia cruzar gente en el supermercado que me saluda
sonriendo y yo ni la más pálida idea de quién es. A esta altura saludo desde lejos, sonrío y sigo. Si me pongo a explicar no me creen y varias veces decidí mostrar el DNI.
A veces me pongo a pensar en cuando salimos de la panza de mamá. Éramos tan parecidos que quizás el nombre de mi hermano hoy me correspondería. Quizás, en una confusión, en un cambio de pañal a las apuradas me terminaron rebautizando sin intención. Eran épocas en la que las marcas o los lunares aún no eran visibles...
En los cumpleaños, siempre el regalo fue dividido en dos (20 pesos, 10 para cada uno) o una remera (una roja y una azul, pero siempre lo mismo para las dos: una remera). La igualdad estética no permite las diferencias. La mayoría de ustedes, ciudadanos que no tuvieron la suerte de ser mellizos, nos ven como un conjunto, como dos en uno, como un ente compartido.
Por eso, lo más difícil, y creo que lo más necesario, es separarse. Tanto
que muchos mellizos aún no pueden (quizás tampoco lo quieren). Nosotros sí. Mi mamá así lo quiso cuando éramos chicos y hoy se lo agradezco. Los primeros recuerdos de separación que tengo son en la escuela primaria y secundaria (íbamos a distintas aulas). Después, elegimos distintas carreras. Finalmente,
el destino laboral lo llevó a él a Neuquén y yo me quedé en Bahía.
Cuando un mellizo se aleja, algo se escinde, se separa y se nota la ausencia.
La soledad con la que todos nacen, la orfandad de hermano al nacer, nosotros la sentimos de grandes, cuando ya estábamos acostumbrados a compartir casi todo. Y es en ese momento cuando sentís que te falta algo. Pero también es la oportunidad, esta vez por elección, de ser sin él. O mejor dicho, de que se noten las diferencias. Brindo por eso, brindo por las diferencias que hoy me hacen sentir que tengo un hermano y no una muleta que me ayuda a caminar o un eslabón que me completa.
Es muy curioso ser mellizo. Tanto que a muchos les hubiera encantado serlo. Para eso les paso un ejercicio sencillo que, con un poco de imaginación, los acercará a esa experiencia. Cerrá los ojos. Tomá tu propia mano. La derecha con la izquierda o al revés. Ahora pensá que una mano es la tuya y la otra de tu hermano. ¿Qué sentís? Piel de gallina.
Es lo que me pasa cuando tomo la mano de Aaron.-- Para más datos
Hijos de Liliana Inés Serenelli, nacieron por parto natural el 21 de abril de 1983 (a las 9.50 Franco Nicolás, y a las 9.55 Aaron Ignacio), en el Hospital Español de Bahía Blanca. Aaron, porque el papá, Ricardo Héctor Pignol, es fanático de Elvis Presley, y ese es el segundo nombre del rey del rock and roll. Franco, porque les gustaba a los dos.
Licenciado en Psicología, Aaron vive en Neuquén hace casi cuatro años. Franco es redactor de este diario.
No tienen antecedentes familiares de partos múltiples.***DELIA (CHOLA) Y ADELINA (YAYA) GIUDICI
Ese paisaje de la Estela que va mucho más allá del tiempo
"Querida hermana...".
La carta, prolijamente escrita a mano, llega a las manos de Chola mientras 1949 recorre diciembre y ella vive sus primeros días de casada en Villa Iris.
"Querida hermana...".
Aquella carta de Yaya, enviada desde la casa materna de Estela, en el partido de Puan, es uno de los tantos tesoros que prueban la fortaleza de un vínculo que ni el tiempo ni la distancia pueden debilitar.
Chola es Delia y Yaya, Adelina. Son las hermanas-mellizas-gemelas Giúdici, tal como se presentan, nacidas el 25 de marzo de 1931 con la ayuda de una comadre vecina, en tiempos donde todos los partos eran naturales y en la propia casa.
Los juegos con Carmen, Estela, Anita, Amelia y Julio Domingo, los hermanos mayores; un patio con gallinas y vacas, la quinta, la radio que funcionaba gracias a la energía del viento, el tren y la escuelita Nº 14 enmarcaron la infancia en aquel pueblo de unos 200 habitantes.
"¡Cómo extrañamos aquellos días en ese paisaje!", repite Chola mientras busca
los ojos de Yaya.
Hijas de Anita y de César, ambos italianos, crecieron entre los mimos y la protección de toda la familia.
"Papá se vino solo, en 1906, y su casa de piedra todavía está en pie en la isla de Giglio. Era muy culto. Cantaba como Pavarotti y no era para los esfuerzos del campo. Mamá, que era de Fermo, llegó a los 12 años. Se conocieron en Villa Iris. Fue muy dura la vida de aquellos inmigrantes", evoca Yaya.
Chola habla de "padres maravillosos" que supieron educarlas con amor y límites, y que aun en las adversidades fueron capaces de mantener la unidad familiar.
Se vistieron igual hasta los 15 años. Antes del cumpleaños, su papá las trajo a Bahía en tren para sacarse la foto en el estudio de Arte Moderno, en la calle San Martín al 400.
"Nos confundían de tan parecidas que éramos. Muchas veces hasta papá se equivocaba", agrega Chola, que a los 18 años se casó con Adel Marfil y se fue a Villa Iris.
Separarse fue tremendo para las dos.
Después, la vida de Chola siguió en Villa Iris, Puan, Azopardo y por 10 años en el partido de Adolfo Alsina.
Yaya dejó Estela en 1951, tras la boda con Héctor Rodolfo Tamalet, un infante de Marina. Vivió una década en Punta Alta, luego en Mar del Plata, otra vez en Punta Alta, en Pehuen Co, y en 1972, por razones de estudio de sus dos hijos, se mudaron a Bahía Blanca, donde unos meses antes se había radicado Chola.
Separadas por más de 20 años y por distancias acortadas sólo por cartas que leían y releían, o algunas visitas de vacaciones, Chola asegura que ese reencuentro la volvió plenamente dichosa.
Yaya tiene dos hijos y cuatro nietos; Chola, dos hijos, siete nietos y 14 bisnietos, dos de ellos en España.
Hoy, lo que más aflora es la niñez, la casa, la escuela, la educación, las maestras de Bahía que vivían en su casa de Estela: María Mendizábal y Raquel Semper.
Voluntaria del Hospital Municipal y apasionada por la fotografía, Yaya armó pacientemente cuatro álbumes con las mismas fotos que les legó a sus nietos.
Ahora, que apenas las separan pocas cuadras dentro de un escenario
urbano y que Estela ya no es aquel pueblo pujante de italianos, españoles y rusos-alemanes, Yaya y Chola son las mismas, mucho más allá del tiempo y del paisaje. (Producción fotográfica: Sebastián Cortés- LNP)