Julio Chávez: "El público construye su propia metáfora"
BUENOS AIRES (Télam) -- Julio Chávez protagoniza y dirige La cabra, del autor estadounidense Edward Albee, donde encarna a un arquitecto, casado y padre, que se enamora de una cabra.
El actor acepta el reto estético de intentar generar --desde sus dos roles-- preguntas en el público.
"Así como no le pregunto al espectador cómo debo hacer para materializar la pieza, tampoco digo cómo debe entenderse. Si al final de la función alguien quiere hacer una hamburguesa con el material, que la haga, no me preocupa", dijo Chávez.
La cabra, un texto incómodo del autor de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? despierta opiniones encontradas a sala llena en el teatro Tabaris y según Chávez, "quien conoce a Albee sabe que parte de su pretensión y su estética se basan en la provocación".
Toda una apuesta.
Chávez dejó en suspenso el rodaje de una película a cargo del realizador mexicano Guillermo Arriaga, autor de los guiones de los filmes Babel, 21 gramos y Amores perros porque está entregado a La cabra.
"Cuando los actores sorteamos este tipo de materiales debemos atravesar dificultades. Pero sobre todo es preciso tomar decisiones estéticas acerca de cuál es la plataforma elegida desde la dirección para contar el relato", se entusiasmo quien personifica a Charlie sobre las tablas.
Durante la función, el texto se torna extremadamente expresivo ya que "la trama no está abordada como si fuera una metáfora. Para nosotros conforma una realidad y le presentamos al espectador un hecho que puede pasar en cualquier departamento, en cualquier familia".
Cuando Adrián Suar lo convocó para el entonces proyecto, Chávez revela que tuvo ganas de meterse "en el problema".
"Tener una mirada sobre la pieza y presentar una solución, son palabras ricas y riesgosas".
La historia de amor entre un exitoso arquitecto de 50 años --casado y padre de familia-- y un mamífero de cuatro patas exige una puesta que tome el riesgo de rozar las categorizaciones psicopatológicas de "perversión" y "zoofilia".
Para el director, "la obra lo que tiene de provocativo no es aquello que plantea, sino que cada espectador --con suerte-- pueda hacerse una pregunta al verla, claro que quienes no entran en el cuento, cierran el asunto con `estos son unos asquerosos'", dijo.
La mirada ajena.
Para Chávez, "el público tiene la posibilidad de construir su propia metáfora, su analogía, su viaje, pero presentar las situaciones como reales exige cuidado, ya que el autor no nos dice `señores denle lomo a sus cachorros y móntenselos', sino que lleva una situación humana al extremo".
La mirada de los otros marca la puesta.
"Es que el individuo puede soportar sus deseos, pero la estructura de la sociedad, del clan, tiene como misión la supervivencia, así el deseo se condiciona a situaciones sociales", detalló Chávez quien convive desde principios de año con los vaivenes autorales del libro.
La posibilidad de volver a la televisión con un unitario dentro de algunos meses seduce a quien fuera el contradictorio Aldo Perotti en los 39 episodios de El puntero (El Trece).
Por ahora su compromiso laboral y del alma está con esta suerte de héroe trágico, "alguien que tiene una fuerte ligazón con el arte y vive una epifanía amorosa con un animal. Comete un hecho casi artístico, pero lo lleva a la realidad, lo pasa al acto", concluye.
El rol de la mujer
La actriz Viviana Saccone se convierte en Julia durante las funciones, donde personifica a una mujer atravesada por el drama de ver derrumbarse su vida casi perfecta, al enterarse de que su marido está enamorado de una cabra.
Saccone definió a su protagónico como "una mujer parada más allá del enojo, en el límite de la incomprensión. Esto la lleva a volverse completamente loca", afirmó quien dejó la tira Lobo (El Trece) para dedicarse por completo a las tablas.
"Muchas veces escuchamos `si tu marido te abandona por otra es posible dar pelea. Pero si te deja por otro, ¿qué hacés?'. Julia es engañada con una cabra, por ende no tiene punto alguno desde donde competir", detalló sonriente.
La actriz que nació en la localidad bonaerense de Brandsen refirió que "soy de campo y estas cosas allí suceden. Nadie se las cuestiona, pero son hechos aislados y en otro contexto. En la obra, el marido se reconoce como enamorado del animal y afirma querer a las dos".
Para Saccone trabajar con Julio Chávez en su doble rol de director y coprotagonista "es un lujo".
"Disfrutamos mucho de cada función y dadas las características que tiene la obra, ninguna noche es igual a otra. A veces hay risas y en otras ocasiones reina un silencio incómodo".
"En La cabra, Julia tiene dos hijos: el biológico y su marido, quien funciona como una suerte de chico grande. Ella es como su asistente personal, algo frecuente en el mundo del arte donde muchas veces hay varones sostenidos y ordenados por sus mujeres", concluyó.