Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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La súper de YPF es casi una nafta común

Las consecuencias que podría acarrear para algunos motores nafteros la decisión adoptada por Repsol-YPF en el mes de marzo, de bajar en tres puntos el octanaje de su nafta súper --pasó de 96 a 93 octanos y quedó a un punto de la nafta común-- está empezando a preocupar a los responsables de algunas terminales, y ya habría merecido la intervención de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (ADEFA).




 Las consecuencias que podría acarrear para algunos motores nafteros la decisión adoptada por Repsol-YPF en el mes de marzo, de bajar en tres puntos el octanaje de su nafta súper --pasó de 96 a 93 octanos y quedó a un punto de la nafta común-- está empezando a preocupar a los responsables de algunas terminales, y ya habría merecido la intervención de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (ADEFA).


 La cuestión tiene otra arista conflictiva para las terminales, ya que si durante el período de garantía de las unidades comenzaran a producirse fallas en los motores derivadas del uso de un combustible inadecuado, sus clientes seguramente reclamarán por sus derechos y será difícil para las primeras demostrar la relación causa-efecto.


 La situación es compleja, ya que YPF posee cerca del 55% del mercado de los combustibles, y la nafta súper representa el 70% del consumo de naftas.


 En la Argentina, casi todos los vehículos nafteros de alta gama poseen motorizaciones fabricados para funcionar con naftas de 95 octanos para arriba.


 En ciertos casos como el de Renault, los manuales de algunos vehículos recomiendan cargar naftas de 95 RON o 91, lo que conduce a confusión a los usuarios.


 En realidad, el 91 es un índice adimensional y pertenece a lo que se conoce como: AKI (RON + MON % 2), un índice usado en países desarrollados, que se corresponde con naftas de 95 octanos o más. De acuerdo a esto, para esos motores, la nafta súper de YPF claramente no puede usarse.


 Ayer, desde Fiat Argentina, aceptaron que la rebaja del octanaje "podría afectar a algunos motores, pero se abstuvieron de hacer otro comentario y dijeron que ADEFA estaba tomando participación en el tema.


 La voz de alerta sobre lo que sucedía comenzaron a darla en confianza algunos playeros de la propia petrolera, incluso afirmando que "el motivo no fue otro que el de empujar a los clientes a que carguen nafta Premium, donde la petrolera tiene más ganancia", ya que si cargando súper uno comprueba que resignó rendimiento, no tiene otra opción que cambiar de combustible.


 Otra versión sostiene que la caída de los volúmenes de refinación fue compensada con un aumento en la importación de naftas, muchas veces, de dudosa calidad. Entonces, para evitarse problemas Repsol optó por bajar el octanaje de la súper.


 La petrolera decidió bajar de 96 a 93 RON su producto súper en marzo último y lo comunicó a la Secretaría de Energía mediante la ficha técnica Nº 2 (circular Nº 12), que modificó la Nº 705, de enero de 2011. Hasta ahí no infringió ninguna ley, aunque para ahorrarse explicaciones, ya que en los surtidores aún puede leerse "96 Octanos" cambió las denominaciones Normal, Súper y Premium por "Grado Dos, Tres y Cuatro.

Palabra autorizada. Ayer, durante un rico diálogo con el ingeniero Alberto Garibaldi, experto en temas mecánicos, ex director del equipo Ford Competición y una figura conocida por su participación en programas televisivos, quedó claro que las especificaciones contenidas en la ley hacen hincapié en el índice RON, pero no en el MON, que "es mucho más sensible para los motores".




 "Los países serios publican ambos índices, los promedian y los vuelcan en el índice AKI (Anti Knock Index). Suben el RON y bajan el MON", abundó.


 "Para una nafta súper el valor de AKI es, por lo general, de 91 (RON + MON % 2), además, internacionalmente, se acepta que la diferencia entre el RON y el MON no puede superar los 10 puntos. Acá, YPF ha llegado a tener hasta 14 puntos en algún momento", explicó.


 El especialista aclaró que el problema que puede acarrear el uso de un combustible inadecuado (de menor octanaje al recomendado por el fabricante) es lo que se conoce vulgarmente como pistoneo --una combustión anómala de aire-combustible, que conduce a la detonación--.


 "Durante la detonación, toda la mezcla que está en los cilindros se enciende al mismo tiempo, en lugar de hacerlo en forma progresiva. Eso produce un aumento exponencial de las presiones dentro del motor, que al cabo de un tiempo origina irremediablemente alguna rotura de importancia", sentenció.


 Garibaldi aclaró que algunos motores de alta gama están equipados con un sensor de detonación que actúa atrasando el encendido para que deje de detonar, pero "se trata sólo de una solución de emergencia".

En la Argentina existen tres grados de naftas: uno (nafta común), dos (súper) y tres (Premium).






 Ayer, desde Toyota Argentina, Eduardo Kromberg, gerente de Relaciones Públicas, sostuvo que "La nafta súper tiene por especificación un octanaje de 93 RON y 84 MO, pero nuestros vehículos: Rav 4, Prius, Land Cruiser Prado y Camry tienen motores que requieren naftas de 95 octanos de RON (nafta Premium) o más. Después tenemos el Corolla, que ese sí permite 91 octanos o superior".


 El directivo sostuvo que la medida de YPF es materia de análisis, aunque no ha merecido aún acción alguna.