La vida en un diario
Una mirada irónica, por momentos conmovedora, de quienes integran un periódico que comienza a ser devorado por el tiempo --tantas y tan profundas son las transformaciones que se abaten sobre este medio-- y que avanza a tientas hacia un futuro incierto.
La novela Los imperfeccionistas, de Tom Rachman, que se desarrolla en un diario fundado en 1950, refleja la vida dentro de una redacción con un gran conocimiento de las debilidades y las transformaciones de un mundo que no le es ajeno al propio autor, un periodista inglés.
Uno de los críticos del suplemento de libros de "The New York Time" dijo sobre esta novela, publicada por Editorial Plata, que es tan buena que tuvo que leerla dos veces para dilucidar cómo alguien tan joven había logrado aprehender tan bien las miserias humanas.
Rachman comienza a trabajar en 1998, en la sección Internacionales de una agencia de noticias de Nueva York, y fue corresponsal en Japón, Corea del Sur, Turquía y Egipto, entre otros países.
Desde ese conocimiento visceral del asunto que aborda, el autor logra reflejar a la perfección el día a día de la profesión, y a esto le suma la situación de precariedad vivida por el periódico, que no se diferencia de lo que ocurre actualmente en los medios gráficos en el mundo.
La acción transcurre en Roma, en las entrañas de ese diario propiedad de un empresario estadounidense, Cyrus Ott, que ha dejado que su nieto Oliver --cuya preocupación principal pasa por su perro Schopenhauer-- tome las riendas de la redacción y del destino de sus integrantes.
El libro tiene una estructura que detalla las miserias de 11 integrantes del diario, en su mayoría estadounidenses expatriados, y de Ornella de Monterecchi, su lectora más fiel.
La obra está acompañada por titulares reales como "Un estudio revela que los europeos son unos vagos" o "El calentamiento global es bueno para los helados".
Cada capítulo trata de un miembro del diario en un cruce de historias que va mostrando su complejidad a lo largo de la trama, por más que hay una cierta independencia en esos retratos interconectados por una historia mayor, cuyo significado no se revela hasta el final.
El texto incluye fragmentos en cursiva, al estilo de breves narraciones, de las cuales hay muchas dedicadas a la familia Ott y otros temas relacionados con el transcurrir de ese medio de comunicación que se van uniendo con puntos invisibles y arrojan luz sobre el derrotero del diario.
Desfila una serie de personajes como el periodista casado en cuatro oportunidades, con hijos a los que ve poco (Lloyd Burko), un redactor de obituarios (Arthur Gomal); el jefe de los correctores (Herman Cohen); una redactora de Economía (Hardy Benjamin), una redactora jefe (Kathlee Solson), que acaba de descubrir la infidelidad de su marido, y un corresponsal en El Cairo (Winston Cheung).
Los imperfeccionistas fue traducida a 10 idiomas y encabezó el listado de títulos norteamericanos en la última Feria del Libro de Frankfurt.
El autor
Tom Rachman se graduó en la Universidad de Toronto y en la Facultad de Periodismo de Columbia. Fue corresponsal extranjero en Roma para la agencia Associated Press. Desde 2006 se desempeña como director del "Internacional Herald Tribune", en París.
Los periodistas,
según Rachman
A
"Somos gente muy consciente de nosotros mismos, y de nuestros propios clichés. Como ese de que somos cínicos, capaces de hacer un chiste en medio de la desolación de un terremoto o que en la mayor de las desgracias lo único que nos interesa es conseguir una buena historia".
B
"No creo que seamos esencialmente malas personas o estemos deshumanizados. En el gremio hay seres humanos muy decentes y otros que no lo son tanto".