Bahía Blanca | Lunes, 07 de julio

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La ortotanasia o muerte digna

La ortotanasia o muerte digna es la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden a quien sufre una enfermedad terminal o incurable. Se distingue de la eutanasia en que nunca pretende deliberadamente el adelanto de la muerte del paciente. La ortotanasia es la actitud defendida por la mayoría de las religiones. Es morir con dignidad. Cuando la medicina ha agotado todo su arsenal y se considera sacar la aparatología que mantiene en vida al paciente terminal, no es eutanasia, no es dejar morir, es permitir morir.

 La ortotanasia o muerte digna es la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden a quien sufre una enfermedad terminal o incurable. Se distingue de la eutanasia en que nunca pretende deliberadamente el adelanto de la muerte del paciente.




 La ortotanasia es la actitud defendida por la mayoría de las religiones. Es morir con dignidad. Cuando la medicina ha agotado todo su arsenal y se considera sacar la aparatología que mantiene en vida al paciente terminal, no es eutanasia, no es dejar morir, es permitir morir.




 La angustia frente a la muerte de un ser querido nos permite pensar que nadie puede explicar por qué morimos y por qué nacemos. El sentido de la muerte es trascender. Dijo Ernesto Sábato que después de la muerte hay algo, hay trascendencia. La muerte es el momento más reflexivo de la vida.




 La muerte digna tiene tres momentos importantes: el primero es la ausencia de dolor; el segundo es que el paciente reciba afectos en su domicilio, con sus familiares y amigos, y el tercer paso es el de las grandes decisiones, que es el pedir permiso al paciente, en sus momentos de lucidez, para tener una muerte digna. Por extensión, se entiende como el derecho del paciente a morir dignamente, sin el empleo de medios desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida.




 En este sentido, se deberá procurar que, ante enfermedades incurables y terminales, se actúe con tratamientos paliativos, para evitar el sufrimiento, recurriendo a medidas razonables hasta que la muerte llegue, tratándolos como personas hasta el último momento.




 Para los médicos, la eutanasia se plantea, con frecuencia, como una cuestión médica. Está regida por el juramento hipocrático y por el código de ética en su artículo 28.1, que dice que la eutanasia es "homicidio por compasión", contrario a la ética médica.




 Para el derecho, la eutanasia es un crimen, porque supone suprimir intencionadamente la vida. Para la Iglesia, no es aceptable, porque un cristiano se sabe hijo de Dios y en El confía para la hora de la muerte.




 La muerte es el último acontecimiento importante de la vida y nada puede privar de él al hombre, sino ayudarle en ese momento. Esto significa aliviar el dolor y darle la mejor asistencia posible, a fin de crear en torno del moribundo una atmósfera de confianza y de calor humano, en la que sienta el reconocimiento y la alta consideración hacia su humana existencia.




 La fe da también un sentido de sufrimiento que nos parece incomprensible, porque el sufrir mismo es la participación en el sufrimiento de Cristo.




 En Chubut, en 2007, se aprobó una ley que permite a todo adulto en estado terminal manifestar su voluntad de rechazar métodos cruentos. En España, en 2010, en Andalucía, provincia autónoma, se aprobó la ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de los Pacientes Terminales en el Proceso de la Muerte.




 Decimos, por último, que el respeto a la vida es cuestión de principios. Que a la adversidad extendida como reto y que hay casos que piden una solución. Que la dignidad de la vida, porque es humana, reclama un importante esfuerzo por defenderla.




 Por lo tanto, cuando se habla de dignidad, hay que poner los medios a disposición de quien los necesita.

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El doctor Humberto L. Adalberti es director del Centro Privado de Peritajes Forenses de Bahía Blanca.