Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Las fogatas de San Juan

Las fogatas de San Juan fueron una costumbre tradicional establecida en Bahía Blanca, en los pagos del sur, el 23 de junio de 1833, por don Juan Manuel de Rosas, siendo este comandante en jefe del ala izquierda del ejército de la Campaña al Desierto. "Los sanjuanes" son la alegría de nuestros niños, que, juntando parvas de yuyos, ramas y paja durante días enteros, en vísperas de la festividad de San Juan, el 24 de junio, la celebran con esas fogatas.




 Las fogatas de San Juan fueron una costumbre tradicional establecida en Bahía Blanca, en los pagos del sur, el 23 de junio de 1833, por don Juan Manuel de Rosas, siendo este comandante en jefe del ala izquierda del ejército de la Campaña al Desierto.


 "Los sanjuanes" son la alegría de nuestros niños, que, juntando parvas de yuyos, ramas y paja durante días enteros, en vísperas de la festividad de San Juan, el 24 de junio, la celebran con esas fogatas.


 Tienen, como costumbre, una raíz en los lejanos tiempos de la fundación de nuestra ciudad. Tanto las tropas de la Fortaleza Protectora Argentina de Bahía Blanca como las del Cuartel General de Médano Redondo y demás campamentos diseminados en la inmensidad pampeano-patagónica estaban soportando ese año la rigurosidad de un intenso invierno y, ya sea por esta razón o porque Rosas gustaba rememorar las tradiciones de la raza, pensó restablecer, en estos pagos, una costumbre que ya se había perdido desde los tiempos del virreinato.


 El orden del día, establecido para la oportunidad y firmado por Juan Manuel de Rosas, disponía, entre otros conceptos que: "hoy, desde las siete de la noche hasta la seis de ella, arderá en el campo de cada cuerpo un San Juan, en celebridad de la víspera del santo, según costumbre de nuestros mayores. Salvará el que guste y a la seis de la misma noche, se dará ración con aguardiente".
Vicente J. Paladino.

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Dolor e impotencia









 Con mucho dolor, me tengo que dirigir a mis compañeros veteranos y me llamo a silencio, ya que me encuentro solo en esta lucha, por supuesto que no es para todos, pero sí para aquellos que me conocen, los que saben de mi incansable lucha por el honor, la dignidad y el bienestar de todos los veteranos de guerra y sus familias.


 Con motivo del deceso, después de una larga enfermedad, de nuestro compañero suboficial mayor VGM Simón J. Ochoa, a quien también se le negó los honores póstumos que correspondían a un héroe, sin explicaciones, sin una causa concreta, nadie preguntó por que, y los que deberían haberlo hecho no lo hicieron; ellos, lo único que hacen es invitarnos a una formación y con eso cumplen.


 Jamás nos llamaron para saber cómo estamos, si necesitamos atención médica; fuimos olvidados y dejados de lado, sufrimos la desatención, la falta de asistencia y la indiferencia. A 29 años de la gloriosa gesta, sigo sin entender por qué continúan condenando a nuestros héroes muertos, pero la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da de comer.


 Nosotros permitimos que nos usen a su antojo, pero lo peor de todo sucedió después del sepelio... Fueron a formar con la gente que nunca hizo nada por nosotros, que no sienten nada por la causa, son quienes permiten que nuestros muertos sean difamados sin hacerse cargo de nada ¿y saben por qué?, porque no tuvieron el honor de combatir en defensa de nuestra soberanía, no tienen idea de lo que es una guerra.


 ¿Qué nos pasa, muchachos? ¿Se perdió el sentimiento? ¿No se dieron cuenta de que no llevan en sus corazones las heridas y el dolor que llevamos nosotros? Y me estoy refiriendo a militares, políticos y sociedad en general. Pero ustedes sí, ustedes combatieron y sufrieron a la par de cada uno de nuestros muertos. ¿Pensaron en la familia? ¿No se dieron cuenta de que están traicionando la memoria de todos nuestros héroes caídos? Seguramente a muchos no les va a gustar esto, pero es lo que siento, vergüenza ajena, impotencia y mucho dolor.


 Les pido perdón a sus familiares y paz en sus corazones, Simón cumplió con su deber de militar y de argentino, juró defender su bandera y lo hizo con honor. Simón J. Ochoa, cumpliste con tu deber, descansa en paz.
Oscar Reinaldo Carabajal.

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