PUYUHUAPI, CHILE
EL PARAISO ENCONTRADO
En lo más profundo del fiordo Puyuhuapi hay un pueblo fundado por alemanes y un lodge de pesca bendecido por aguas termales.
Atrás quedaron los hielos milenarios del Ventisquero Colgante y la sombría selva valdiviana del Parque Nacional Queulat. Y Coyahique ya es un recuerdo.
En la otra orilla de la Bahía Dorita, en el extremo del fiordo Puyahuapi, se ven las tejuelas de alerce de los techos de un lodge de pesca y de uno de los más confortables centros termales de Chile.
El complejo está entre la Carretera Austral y la costa marina del fiordo, construido con maderas nativas como el pino oregón, y con torrecitas que remiten a la arquitectura chilote.
Lo envuelve una espesa selva húmeda, napas termales, lagunas volcánicas y cascadas que descuelgan las aguas plateadas del deshielo.
La lancha que atracó en el muelle de la bahía desanda su camino de aguas verdes y llega hasta ese paraíso solitario, rodeado de árboles altísimos, rocas oscuras y cañas de bambú.
Es el Puyuhuapi Lodge & Spa, cuyo intrigante slogan es "un secreto al sur del silencio".
Estamos llegando a las tierras de aquella remota Patagonia jurásica, plena de misterios aún no develados. Imposible no pensar que, hace apenas 50 años, este paisaje del Pacífico helado era impenetrable.
La odisea de los checos.
La historia de Puyuhuapi comenzó en 1930 en Rossbach, pueblo europeo de una región checa habitado por alemanes.
De allí partieron cuatro jóvenes en busca de las tierras que Chile les daba gratuitamente, a los hombres del mundo con ganas de trabajar.
Los aventureros encontraron un rincón de la Patagonia chilena poblado de aves y peces, donde las toninas y los lobos de mar eran dueños y señores.
Y en el fondo oculto del fiordo fundaron Puyuhuapi en 1935, lugar en el que la huella alemana perdura en la arquitectura y la gastronomía.
Los bosques densos y lluviosos, las montañas de picos nevados y las costas vírgenes y recortadas del Pacífico deslumbraron a los pioneros, quienes emprendieron una ardua lucha contra el aislamiento.
Con el tiempo, la Carretera Austral, la construcción de puentes y los cruces en barcazas hicieron más fácil la vida cotidiana de los lugareños.
En aquel entonces los alemanes instalaron la carpintería de ribera y construyeron botes, ahora reemplazados por los "pangas" de fibra de vidrio. Pero muchas de esas macizas y coloridas embarcaciones aún se conservan en las orillas. Ellos son testigos de aquella epopeya.
A pura intuición develaron el funcionamiento de los ecosistemas biológicos de los fiordos, su fragilidad y cómo circulan y retienen las aguas.
La misma tarea está ocupando a científicos chilenos, quienes, en diciembre, pasado presentaron los resultados de un estudio sobre esos mismos comportamientos, una inquietud que surgió tras el maremoto del 2007.
Buscadores de paz.
El que maneja la lancha es Ramón Carcher, un psicólogo que desde hace 11 años es el gerente de Desarrollo y Recursos Humanos del lodge.
Dice que hasta 1982 sólo se llegaba a Puyuhuapi en barco o avión, y que desde ese año la Carretera Austral, de 1.250 kilómetros, impulsó el progreso.
"Por año recibimos unas 3.500 personas, la mayoría en la temporada alta que va de octubre a Semana Santa", informa Carcher.
Estima que "el 30 por ciento son chilenos y el resto, extranjeros.
Visitantes que vienen en busca de truchas y salmónidos, a los que capturan con la modalidad de pesca con devolución, a observar pajaritos, a remar en kayak por las aguas calmas de la bahía o, simplemente, a subirse a una bicicleta y pedalear por la Carretera Austral.
"Luego del ataque a las Torres Gemelas, el turismo de Estados Unidos mermó y también lo hizo España, tras el conflicto de la burbuja inmobiliaria", comenta Carcher, mientras atraca en el Muelle Azul.
El ruido del motor espanta a una pareja de chucaos, aves que viven en la espesura, pero no perturba a los patos negros, que nadan en la orilla.
El interior del lodge es un derroche de maderas, techos con vigas claras y oscuras, muebles rústicos, mantas tejidas de colores vivos y aromas sensibles.
El personal --70 empleados en temporada alta-- guía a los visitantes hasta las piscinas del spa cubierto, donde los olores son aún más fuertes y sólo se escucha el murmullo de las cascadas.
Allí los huéspedes se someten al rito "Encuentro con el agua", mientras disfrutan de masajes Thai, Quiro e Hindú; tratamientos con piedras calientes, aguas termales y marinas, algas y minerales, y exóticos baños de vino, café, chocolate, uvas moradas y leche.
Sin saberlo, se convierten en devotos del biólogo francés Rene Quinton, quien afirmaba que "el océano es el ambiente vital donde se origina la vida".
La opción más agreste son las tres piscinas termales a cielo abierto que están en la ribera norte de la bahía, entre la selva y las orillas del fiordo.
Allí, bajo un techo de palmas, está el "Café Verde".
Y cuando la espesura se traga los últimos soles, Osman Carcher toca el saxo como si fuera el único habitante del planeta tierra.
CORINA CANALE
(recuadro)
Esa magia que cautiva
Los 600 habitantes de la sosegada Puyuhuapi se dedican al turismo y a la pesca.
Habitan en casas de madera de colores intensos con jardines poblados de dalias bordó, rosas pálidas, hortensias azules y chilco, una fucsia roja.
Dicen que de las plantas de chilco que Darwin llevó a Inglaterra nacieron todas las fucsias del mundo.
Es un raro poblado que no tiene un centro comercial y que se ha extendido, como pudo, entre el muelle de pescadores y el río Pascua.
La avenida Otto Uebel es su gran columna vertebral y el tradicional Café Rossbach un buen lugar para conocer a su gente.
Conservan una capilla católica, cuyo primer sacerdote fue el misionero italiano Antonio Ronchi, y el recuerdo de la trágica historia de la fábrica de alfombras que en 1945 fundó la familia Hopperdietzel.
La misma familia que instaló el primer almacén de ramos generales, detrás de la gasolinera, tan antigua y rudimentaria, que es el rincón más fotografiado.
Cuando, en los '80, el fuego destruyó todo, hasta los diseños, también acabó con el trabajo de las tejedoras chilotas.
La artesana Nancy Velazquez dice que ahora las alfombras se tejen por encargo y cuestan no menos de 10 mil dólares.
Para la mujer, "el oficio se ha ido perdiendo".
La que no perdió nada de su estilo germano es la Casa Ludwig, que Ernesto Ludwig construyó para su familia y que ahora es un albergue atendido por Luisa y Jaime. Imposible no verla, erguida sobre una lomada.
A la vuelta de la esquina está "Lluvia Marina", el restaurante de Verónica y sus cocineras "puyuhuapinas" de sonrisas anchas, mujeres que amasan panes blancos y de centeno y preparan merluza austral a la plancha, caldillo de vegetales y kuchen de frutas.
Llegar al muelle es fácil.
No lo es, en cambio, hablar con los pescadores, hombres silenciosos, si los hay, quienes recuerdan que el auge de la pesca artesanal fue a fines de los '80 y comienzos de los '90.
Admiten que las capturas de hoy tienen un mismo y único destino: la exportación a España.
Y no niegan que, debido a la sobreexplotación, tienen que pescar muy lejos.
La pesca del día la entregan a los barcos que aguardan en alta mar, pero, aseguran, "algo traemos para el pueblo"
Más allá de esta realidad, coinciden con el Gobierno Regional de Aysén, en reconocer a la pesca artesanal como un eje productivo estratégico, que sustenta y define a las comunidades del litoral.
PARA RECUADRO - DATOS DE INTERES
El lugar
Puyuhuapi pertenece a la XI Región de Chile. Su nombre, en lengua mapuche, significa "lugar de puyúes", peces que habitan en los ríos.
Salmones y truchas
Chile es el segundo productor mundial de salmón, después de Noruega, y el primero de truchas. También, un importante exportador de mariscos y otros peces, como el bacalao, que ya es un producto gourmet internacional.
Dónde alojarse
La capacidad hotelera es de 450 camas en albergues, hoteles y posadas. Reservas en la hostería Aonikenk, de Verónica Gallardo Miranda, al e-mail [email protected]
En el Puyuhuapi Lodge & Spa: [email protected] y www.patagonia-connection.com
Los visitantes
Por año visitan la ciudad unos 6.000 turistas, la mayoría de Israel y países de Europa. También, de los Estados Unidos, principalmente pescadores y de la región brasileños y argentinos.
Imperdible
El viaje en el catamarán Patagonia Express, que navega por los fiordos hasta la Laguna San Rafael. En botes zodiac se va hasta la pared del glaciar (2.000 metros de ancho y 70 de alto), para escuchar los crujidos del hielo y el desprendimiento de témpanos.
Acceso aéreo
Existen vuelos de LAN Chile, desde Santiago a Balmaceda. Hay transfers regulares y los hoteles y el lodge envían sus vehículos.
Dónde informarse
Más novedades en: informadorturí[email protected] y en la web: www.recorreaysen.cl