El dueño de un supermercado cuestionó a las autoridades
"Es la primera vez que salgo a hablar porque no me gusta, me pone mal, me trae muchísimos recuerdos... Pero, basta, me cansé y ahora, en este caso, quiero hacer responsable al intendente, a los concejales...", expresó ayer Gabriel Aguirre, dueño, junto con sus hermanas, del supermercado Oasis, de Corrientes al 1100, que fuera asaltado por dos violentos delincuentes el jueves pasado.
Y continuó en la misma tónica: "¿Por qué? Porque siempre nos hablan de la justicia, todo el mundo le echa la culpa a la justicia, pero la justicia no existe. Entonces, cuando algo no existe, es fácil echarle la culpa y yo te lo puedo decir a ciencia cierta, porque el que mató a mi papá, a los nueve años salió de la cárcel y se paseó por la puerta de mi negocio, delante de las caras de mis hermanas, con total impunidad".
Invadido por la bronca e indignación, Gabriel, hijo de Horacio Juan Aguirre, asesinado a los 50 años, el 13 de julio de 1998, cuando dos malvivientes asaltaron la sucursal del autoservicio Oasis, en Paunero al 1100, habló con este diario sobre el violento robo perpetrado anteayer en el negocio instalado en Corrientes 1132, de Tiro Federal, hecho sobre el que se informara en la anterior edición.
"Eran las siete de la tarde, había gente, al menos ocho personas comprando y siete empleados trabajando. Entraron por esta puerta, yo justo venía de atrás caminando hacia adelante. Cuando los veo me quiero esconder atrás de una góndola y no, enseguida me llama y me dice 'vení, vení para acá adelante', lo hago y me quedo con ellos, parado", explicó.
Señaló que uno de los malhechores "nos controlaba a nosotros", mientras su cómplice "se trenzó con Jorge (Achares), que es el encargado del negocio; a él si lo tuvo a maltraer porque le pegó, lo tuvo en el piso..."
Aguirre señaló que el ladrón "le pega a Jorge porque empieza a tener más poder que cualquiera de nosotros, por estar armado, porque Jorge estaba tirado en el piso y fue y le pegó igual; cosas ilógicas".
El golpe fue perpetrado por dos motochorros, que llegaron al lugar en una Zanella gris, de 150cc, y después de reducir a varias personas, se alzaron con el dinero de las cajas, cuya cifra no fue detallada.
Dijo el damnificado que "la gente estaba tranquila", aunque reconoció haber vivido un momento de tensión cuando miró hacia un costado y "vi que un hombre estaba con su mujer y el nenito de siete años, que lloraba desconsolado, y el padre cubriéndolo de una posible balacera. Eso es lo complicado, lo feo, porque no sabés las intenciones de estos tipos".
"Es por eso que le dije a todos los medios --continuó--: es la primera vez que salgo a hablar porque no me gusta, me pone mal, me trae muchísimos recuerdos, pero llega un momento que digo no, basta, me cansé. Y yo en este caso quiero hacer responsable al intendente, a los concejales...".
Y resaltó: "Si no hay justicia, que haya prevención. Lo que digo es, si hablamos de prevención, de nada se sirve que venga un policía y me diga 'mirá, creo que sé dónde están, porque los vieron entrar con una moto por acá...' No, yo lo que quiero es que ese chico de siete años no se pase el susto de su vida, porque tiene siete años y vio acá adentro a dos tipos armados".
"Eso es lo j..., cuando ya se empiezan a permitir esas cosas. Mientras no se actúe con prevención, las cosas van a seguir pasando. Mire la infinidad de controles de tránsito, pero cada vez más motochorros... Entonces, hay algo que no se está haciendo bien", denunció.
Reclamó más prevención.
Afirmó que la inseguridad "no la padecemos sólo nosotros... es por toda Bahía Blanca; ya todo el mundo lo sabe, y motochorros hay a cansarse".
"Y la policía, ¿a quién para? Al mismo cadete de siempre, al diariero, al tipo que va a laburar y vienen acá y me roban dos tipos en moto. Que aparte, en un día de 30 grados de calor, vienen tapados como si fuera pleno invierno. Entonces, hay que tener un poquito de sentido común", dijo Gabriel.
Si bien reconoció que la policía recorre la zona, sostuvo que "pasa el patrullero por la esquina y ellos vienen por atrás, porque es el negocio de ellos y saben cómo tienen que hacer para robar, porque viven de esto".
El comerciante confesó que ese nuevo hecho de violencia le hizo perder el sueño.
"Y hoy seguramente no podré dormir tampoco. A mí, particularmente, es la primera vez que me toca verlo en vivo, y la pucha que es bravo, hay que pasarlo... Y encima, uno después carga... con la responsabilidad del encargado, que le pegaron gratuitamente, con la cajera que se descompuso en llanto", aseguró.
E insistió con su cuestionamiento hacia las autoridades municipales, "porque yo pago un impuesto que se llama seguridad e higiene y me sale fortunas por mes, porque si no lo pago voy a tener muchísimos problemas; entonces, exijo que me cumplan, para eso pago".
Señaló que la policía "actuó, se movió, vino un montón de patrulleros, hasta el comisario (Reynaldo Fittipaldi, de la seccional Cuarta) vino; en ese sentido, no puedo decir nada. Lo que digo es que hay que actuar con prevención..."
Recordó después que cuando se cometió el crimen de su padre, Horacio Juan Aguirre, en julio de 1998, "todo el mundo nos acompañó y fuimos a la plaza" en manifestación.
Y continuó: "Cuando pasó lo del repartidor de gaseosas (el homicidio de Fernando Calvari, el 17 de diciembre de 2007), fuimos a la plaza; lo mismo con lo del muchacho del corralón de Vieytes al 2200 (por Ricardo Pelayes, ultimado por ladrones el 24 de abril pasado), todos fuimos a la plaza... ¿Y después...? ¿Al otro día? ¿Cuántos más robos hubo después?".
"Indignación es lo mínimo que sentís, pero ya cansa...", señaló.
Por último, eludió referirse al dinero sustraído, porque eso no es lo más grave de la situación vivida. "La plata no existe, no existe en ese sentido, porque después de ver las situaciones de ayer (por el jueves), de ese nene llorando, de Jorge tirado en el piso, eso es más alarmante".
Finalmente, apuntó: "Yo tengo un negocio para brindar un servicio a la gente, no tengo que mermar empleados para poner un policía en la puerta, para evitar que me roben. No, eso le corresponde a otra persona, no a mí; por eso lo exijo".
"No quiero sentir este dolor toda la vida"
Lorena Aguirre, hermana de Gabriel, también expresó su indignación por lo sucedido.
"Primero te da mucha rabia, mucha bronca, porque por primera vez le pasa a mi hermano, y le pasa a chicos que son empleados, que lo único que hacen es ir a trabajar para el negocio. Entonces, uno no puede brindarles la seguridad, porque no la podemos brindar para nosotros mismos", señaló.
Y reconoció que "esto te revuelve muchas cosas. Sentí al ver la filmación (del sistema de seguridad del negocio) a los chicos humillados por estos tipos, porque los hacen tirar al piso y por el solo hecho de estar armados son más que vos y que depende de un tipo, de las neuronas sanas que tenga, de lo jugado que esté o no, de que dispare o no".
"Estás entregado a las intenciones de ellos, como una vez alguien se creyó con derecho sobre la vida de mi papá --agregó--. Y lo más triste es que no tenés respuestas. Del lado de la policía, ¿qué van a hacer?".
Y se manifestó sorprendida que con "tanto operativo policial que hay, que a nadie le llame la atención que un tipo, cuando hace 30 grados de calor, vaya de buzo, con capucha, es llamativo..."
También cuestionó a la justicia, de la cual dijo que "alguna vez creí que era buena, pero hoy me termino dando cuenta que no, porque a mí a la larga me terminó defraudando, cuando la vida de mi papá la pagaron de sentencia (los acusados Sergio Blanco y Jorge Almirón) nueve años, nada más".
A una cuadra.
Lorena explicó que uno de los homicidas reside cerca de su domicilio y por ello presentó en la fiscalía un pedido de exclusión, pero le fue rechazado.
"Lo tengo viviendo a una cuadra de casa, no me dan lugar a que el tipo que mató a mi viejo, no pueda vivir a la otra cuadra de mi casa, donde hace once años entró y mató a una persona. Yo me lo tengo que cruzar por la calle, no me agacha la mirada como para demostrar que tiene algo de remordimiento. No, todo lo contrario, tiene una soberbia increíble", expresó, para agregar que "no quiero sentir este dolor toda la vida".
"Mi hermana, mi mamá, no tienen por qué ver eso, que él pase muy tranquilo abrazado con su mujer. El gobierno te saca, te saca, te saca, pero sabés que, sacame pero dame, dame seguridad, pero no, no me están dando nada...", enfatizó.
Se quejó de que "ni la Municipalidad hace algo para revertir la situación de inseguridad que tenemos. Si yo quiero más seguridad, no sólo tengo que pagar los impuestos, sino que tengo que pagar yo sola. Entonces tengo que pagar para vender, para vivir, para tener seguridad. ¿Qué más quieren?"
Y para el final, dejó una reflexión: "Una vecina me dijo de organizar una marcha, y lo peor es que me di cuenta que estoy por bajar los brazos, porque le pregunté '¿para qué?' No puedo tener esa sensación, tengo 33 años y no puedo creer que todo está perdido, porque tengo una hija de 5 años y me gustaría que nada esté perdido, pero solos no podemos...".