Viajar a dedo, un arte que tiene sus secretos
Bolso al hombro, plata en el bolsillo y dedo pulgar alzado. Diariamente un puñado de chicos espera en puntos estratégicos de la ciudad que algún alma solidaria los alcance a su localidad de origen.
Pigüé, Dorrego, Tornquist y Pringles son algunos de los destinos. Siete u ocho minutos es el promedio máximo de espera para ser alzados por un auto o camión.
Difícil sería establecer cuándo se inició esta costumbre del "hacer dedo". Sin embargo es una práctica que, de acuerdo al estado del tiempo, el momento de la semana o el clima de (in)seguridad, varía en cantidad de adeptos.
En su mayoría se trata de estudiantes universitarios que en la relación costo y tiempo les resulta más rentable dedicar unos minutos a esperar que alguien los alce en la ruta que a sacar un pasaje en una empresa de colectivos o combis.
Tras consultar a algunos estudiantes que realizan esta práctica, en general coincidieron en que son los camioneros quienes más se solidarizan.
"Cerca del 90 por ciento de los que paran son camiones. Los choferes tienen un largo viaje por delante y necesitan de un compañero que les cebe mate. Algunos no vienen bien dormidos y somos una buena compañía", dice Matías Duberni (23 años, Goyena).
En cuanto a los autos personales o familiares, agrega que quienes se ofrecen no son los que están en mejores condiciones, por eso los que hacen dedo deben estar preparados.
"Corremos el riesgo de no saber quién te va a levantar. Puede que sea gente que no esté preparada para el volante. Me ha pasado de tener que ayudar al conductor porque no se animaba a pasar un camión, por ejemplo. O que se rompió el auto y quedé con una pareja varado en medio de la ruta".
Cuestión de seguridad. Sin embargo, se suele pensar que la situación es al revés. Que son los conductores quienes deciden no levantar a chicos en las rutas por cuestiones de seguridad.
"Me ha pasado de hablar con gente que me dice que tiene miedo y por eso no alzan nunca. Pero eso es más por lo que escuchan que por algo que les ha pasado. Sinceramente, desconozco que hayan existido casos concretos de inseguridad, al menos en las rutas donde me manejo", aclara Facundo Muñoz (28 años, Pigüé).
A este joven de 28 años, de Pigüé, que hace dedo desde hace más de diez años, también le ha tocado estar detrás del volante del camión de su padre.
"Siempre levanté chicos de la ruta porque sé lo que es esperar del otro lado. Pero no alzo a cualquiera. Primero me fijo en el aspecto físico y, después, que lleven equipaje. Prefiero que tengan cinco bolsos antes que nada, ya que de lo contrario me trasmitiría desconfianza".
Matías agrega que todo conductor hace un relojeo previo antes de decidir si frena o no. "El auto baja la velocidad y los ocupantes te miran a los ojos. Te estudian en esos pocos segundos".
Cuestiones básicas. Los jóvenes dicen que para salir airoso de esa radiografía física e instantánea hay que tener en cuenta algunas cuestiones básicas.
"Es importante ir vestido de manera apropiada y prolija. Usar en lo posible pelo corto o atado y evitar las gorras o bufandas que impiden que se te vea la cara", dice Facundo.
Matías agrega que se trata de que no haya grupos de chicos haciendo dedo, sino que se distribuyan individualmente por turnos.
"Es fundamental llevar un cartel con el nombre del destino, por lo general conocido. Por ejemplo, yo no pongo nunca Goyena, sino Pigüé. Este funciona como indicador para la persona que va en auto, quien deduce que sos estudiante o podés ser amigo o familiar de un conocido de su localidad".
En la mayoría de los casos los destinos que figuran en esos carteles no superan los 200 kilómetros de distancia y los portan hombres más que mujeres, a quienes se las suele ver haciendo dedo sólo cuando viajan junto a su pareja o un amigo.
También, es importante tener en cuenta el horario en el que se hace dedo, generalmente, al mediodía o primera hora de la tarde, una vez llegado el fin de semana.
Si bien es una tendencia que cada vez logra menos adeptos, la práctica de viajar a dedo sigue vigente y aún convoca a estudiantes que eligen comodidad y precio a cambio de unos minutos de espera.
Obviamente, existe una sensación de inseguridad que se respira en todos los ámbitos de la ciudad, pero pese a todo muchos viajeros creen aún en la solidaridad y en otorgar una cuota de confianza a quienes necesitan llegar a destino.
SOLEDAD LLOBET.
¿Qué dicen las aseguradoras?
"En mi caso me levantan más que nada autos particulares y no camiones. Muchos choferes dicen que no alzan gente en la ruta porque el seguro no les cubre en caso de que haya un accidente", dice Jonatan Crededío (23 años, Viedma).
Sin embargo, varias compañías de seguros de nuestra ciudad afirmaron que en caso de que el vehículo sufriera algún siniestro, el estudiante que fue alzado en la ruta estaría cubierto.
"El seguro de responsabilidad civil automotor cubre a terceros transportados, con excepción de aquellas personas excedan la capacidad del vehículo o que no estén en un lugar que corresponde para un pasajero, como la caja de una camioneta o una cama en un camión", destacó Eduardo Bazán, encargado de la agencia Federación Patronal.
Agregó que en el caso de los camiones y de algunas compañías aseguradoras puede que se establezca previamente una condición especial o scoring, donde por contrato se excluya la posibilidad de que el chofer lleve un acompañante.