Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Un sueño que surcará el cielo patagónico con alas propias

"Creo que para diciembre de este año estará volando. Es la idea, pero los tiempos a veces son tiranos...". José Miguel Prieto no pierde la sonrisa, mientras continúa lijando uno de los alerones del futuro KR-2S Rand Robinson que empezó a construir en julio de 2007, un modelo del que apenas hay cinco unidades en el país.

 "Creo que para diciembre de este año estará volando. Es la idea, pero los tiempos a veces son tiranos...".


 José Miguel Prieto no pierde la sonrisa, mientras continúa lijando uno de los alerones del futuro KR-2S Rand Robinson que empezó a construir en julio de 2007, un modelo del que apenas hay cinco unidades en el país.


 Con la colaboración de conocidos y amigos, este misionero de 50 años recién cumplidos, piloto con matrícula comercial y socio del aeroclub viedmense, empezó desde los detalles más pequeños a desarrollar, planos mediante, un biplaza que alcanzará los 250 kilómetros por hora, que tendrá una autonomía de 1.500 kilómetros y un valor que, en el mercado, ronda los 200 mil pesos.


 "Ya llevo invertidos más de 30 mil pesos. Creo que al final llegaré a los 60 mil, bastante menos de lo que vale comprarlo nuevo", aseguró Prieto, aún sabiendo que los valores estimados siempre resultan menores que los definitivos.


 El proyecto se lleva a cabo en un taller de la primera cuadra de calle Neuquén, en el barrio Santa Clara. El lugar fue cedido por Miguel Walas quien, además, es el carpintero que se encargó del corte de las piezas de pino hemlock (de origen canadiense) que integran la estructura principal.


 Las formas del avión diseñado por la Rand Robinson Engineering Inc, en Huntington Beach (California, Estados Unidos), se expresan en 7 metros de envergadura y 5 de largo, y el tren fijo tipo triciclo.


 Los planos fueron rediseñados por el también piloto Eduardo Barros, quien en la ciudad bonaerense de San Pedro construye otro KR-2S y es un referente en aviones experimentales de dos asientos para uso deportivo.


 "En realidad, este avión tiene algunas modificaciones respecto de los planos originales. Barros lo adaptó mediante el programa Autocad y lo hizo el 10 por ciento más grande, especialmente en lo referido al fuselaje", aseveró.


 Por estos días trabaja sobre las alas, ya que estas mismas y los alerones se hicieron en una sola pieza.


 "Estoy cortando los alerones para trabajarlos en forma individual y, además, reforzar el borde de ataque de la parte delantera, que es la más expuesta a las exigencias del viento", explicó.


 También las tareas se extienden al tren de aterrizaje.


 "Ya están terminadas los puntas de eje y sólo resta ponerlas en su lugar y darles la altura correspondiente. De todos modos, estoy un poco condicionado porque falta el motor, que recién arribará la semana entrante", sostuvo Prieto.


 El impulsor, que se está terminando en Buenos Aires, es un Subaru de 135 HP que consumirá 15 litros de combustible por hora, con una velocidad crucero de 250 kilómetros a 3.000 metros de altura. Un cálculo rápido permite establecer que, en condiciones normales, el avión podrá unir Viedma con Córdoba en seis horas y media.


 "No sólo llegará el motor, sino la reductora y la bancada, que es el soporte respecto del fuselaje. Este condicionamiento en los trabajos también afecta a la hélice que, para seguridad, hay que colocarla a 25 centímetros del piso", explicó.


 Prieto aseguró que el régimen del motor no llegará a los 100 caballos, aunque eso --dijo-- será suficiente como para superar los 250 kilómetros por hora.


 Si bien es cierto que casi todas las piezas son armadas íntegramente en Viedma, algunas como la hélice (que costó 1.200 dólares) debieron ser importadas.


 La parte de la cola ya está terminada, ya sea el timón de dirección y el timón de profundidad, y sólo resta el paso por la pintura.


 "Gran parte de las piezas está para ensamblar, como los comandos y el tren. La carlinga, por caso, la debí cambiar porque la que había comprado no se adaptaba al proyecto", comentó.


 Otro proceso paralelo de estas semanas involucra a los tanques de combustible.


 "Uno, el situado del lado izquierdo, ya está casi terminado. Una vez concluido, definiremos el derecho y, finalmente, el central, del que aún no hemos confeccionado el molde", afirmó.


 Cada tanque lateral tendrá una capacidad de 35 litros, mientras que el ubicado debajo de la cabina apenas superará los 30.


 A excepción de la madera proveniente del Canadá, el resto de los materiales son de procedencia nacional y, la mayoría de ellos, son construidos en el taller de la calle Neuquén. En todos los casos se respetan las condiciones exigidas de seguridad en cada pieza como, por ejemplo, las referidas a los anclajes de las alas, que deben armarse con elementos aeronáuticos, de más resistencia, menor peso y un costo levemente superior.


 Si bien se han cumplido los requisitos en cuanto a la inscripción del avión, Prieto aguarda la inspección de representantes de la Fuerza Aérea Argentina, lo que le posibilitará encarar el último tramo de la construcción del KR-2S.


 "Uno de los momentos más delicados será la prueba de peso sobre las alas, que deberán resistir 2.000 kilos (cada una). Este será un punto culminante, ya que no se puede fallar", explicó.

Siempre es por una cuestión de costos




 José Prieto está casado con Carolina Martini y ambos son los padres de Simón (4 años) y Santiago (1). Ellos saben de su pasión por la aviación y entienden de qué se trata este emprendimiento.


 "Estar en el cielo me provoca una sensación indescriptible. Es difícil de poder explicar", aseguró.


 Precisamente, la pasión, y los costos fueron las razones que motivaron la construcción del KR-2S.


 "Alquilar un avión cuesta unos 200 pesos por hora. Realmente se fue tornando en un lujo caro pero, claro, no me quería quedar sin nada. Ahí nació todo esto. ¿Una locura? Y... sí, en parte es una locura", aclaró.


 Prieto es un comerciante que reside en la capital rionegrina hace 38 años y que, dedica a su obra maestra las tardes de cuatro días a la semana. En la tarea, por suerte, no está solo.


 Además del citado Walas, trabajan con él su hermano Raúl, Osvaldo Rial, Edward Moro, Sergio Pizarro en diseños industriales y Maximiliano Massaccesi, en su carácter de ingeniero aeronáutico.


 El KR-2S ya se consumió no poco de los ahorros de novel constructor y hasta un auto que debió vender para comprar elementos indispensables. Pero habrá compensación.


 "El día que vuele por primera vez sentiré que todo valió la pena", aseguró.

Ficha técnica

* Largo del avión: 5 metros.
* Envergadura: 7 metros.
* Peso bruto: 630 kgs.
* Carga útil: 250 kgs.
* Equipaje: 20 kgs.
* Velocidad máxima: 320 km/h.
* Velocidad de crucero: 290 km/h.
* Autonomía: 6,5 horas.
* Régimen de ascenso: 1.200 pies/minuto.
* Motor: Subaru EJ-22 de 135 HP.
* Consumo de combustible: 15 litros/hora.
* Capacidad de combustible: 105 litros.
* Costo estimado: $ 60.000.
* Asientos: dos.

Guillermo Rueda/Enviado especial