Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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Charles Barkley volvió a ser noticia

Por Enrique Nocent/"La Nueva Provincia".

 Charles Wade Barkley es un basquetbolista que se retiró hace nueve años de la NBA, pero resulta probable que todavía muchos lo recuerden.


 Con apenas 1m95 de altura y 115 kilos de peso era un "4" macizo y temible porque anotaba (cerró sus 16 años de actividad con 22,1 de promedio), reboteaba (siempre figuraba entre los mejores) y marcaba (fue varias veces incluido en el mejor equipo defensivo).


 En 1992-93 rindió al límite en esos tres rubros, más robos y asistencias, y lo consagraron MVP de la competición. Esa misma temporada integró el primer y más reconocido Dream Team, consagrándose campeón olímpico en Barcelona, medalla de oro que repitió cuatro años después en Atlanta '96.


 Cinco veces All Star y miembro del Salón de la Fama, obtuvo el máximo reconocimiento cuando lo incluyeron entre los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA, aunque nunca ganó el ansiado anillo pese a que lo intentó con tres equipos: Philadelphia Sixers (8 años), Phoenix Suns (4) y Houston Rockets (4).


 El 8 de diciembre de 1999 sufrió la rotura del tendón cuádriceps izquierdo y pocos meses después, tras reaparecer fugazmente, el 19 de abril de 2000 dejó la actividad.


 Hasta aquí una supersíntesis de su formidable trayectoria, aunque un personaje tan rico en matices merece algunas consideraciones más.


 Por ejemplo, que hacía un básquetbol tan físicamente agresivo como filosa era su lengua. Por uno y otro motivo más de una vez fue expulsado, suspendido y multado.


 También hacía gala de humoradas.


 Lo apodaron "El Gordo" y, lejos de molestarse, bromeaba con su condición de insaciable comensal. Cuando pasó a Phoenix Suns comentó:


 "Desde que me alejé de Philadelphia, cerraron varios restaurantes".


 Aún así, no obstante sus kilos de más, tenía habilidad, hacía sabias lecturas del juego y era probadamente ágil y veloz. No pocas veces anotaba tras cobrar rebote en tablero propio y hacer un "costa a costa" que terminaba en volcadas espectaculares.


 Su manera de ser y proceder dio origen a innumerables anécdotas, por lo que también fuera de los rectángulos ganó popularidad en el boca-a-boca de los aficionados amén que dio alimento para decenas de artículos en los diarios y comentarios en TV y radios.


 Ciertamente era un gigante del mercadeo. Las tres franquicias en las que actuó le quedaron agradecidas porque la casaca con el número que utilizaba se vendió como pan caliente.


 Verborrágico que es, no extraña que una vez retirado se dedicara al periodismo, siendo contratado como analista por la cadena de televisión TNT.


 En sus programas, a los bahienses nos ganó la simpatía porque fue uno de los primeros --y además el más reiterativo y efusivo-- en elogiar a nuestro "Manu" Ginóbili, y declararse "admirador" de su talento.


 De 46 años de edad, casado con Maureen y de cuyo matrimonio nació su hija Christiana, Charles Barkley fue otra vez encabezado de noticias.


 Lo arrestó la policía en Scottdale, Arizona, por conducir en estado de ebriedad y desconocer una señal de stop. El control de alcoholemia le dio 1,49 contra el 0,8 permitido.


 Lejos de justificarse o polemizar, Barkley aceptó su culpa y no sólo pidió públicas disculpas sino que se presentó como "un mal ejemplo" y rogó porque nadie imitara su "conducta irresponsable".


 A partir del 21 de marzo tendrá que pasar cinco días en la cárcel, inscribirse luego en un programa para alcohólicos anónimos y deberá oblar una multa de más de 2.000 dólares. También tendrá que llevar en su automóvil un dispositivo que será accionado cada vez que encienda el motor.


 Todo porque "El Gordo" cambió el plato por el vaso. Una pena.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"