Asaltaron en su casa a "Chiche" Gelblung
BUENOS AIRES (DyN) -- El periodista Samuel "Chiche" Gelblung y su familia fueron asaltados ayer por tres delincuentes que irrumpieron en su casa del barrio porteño de Abasto, donde luego de encañonarlos con armas se llevaron dinero, ante lo cual el damnificado dijo que los delincuentes no eran ladrones y que se trataría de un "mensaje" para él y otros colegas.
En su programa de Radio 10, Gelblung dijo que "me sacaron las ganas de ser ciudadano de esta p... ciudad y de este país de m..., que no puede dar la mínima seguridad", y consideró que el robo fue en realidad un "mensaje".
"Creo que fue un gran simulacro y lo que se llevaron era el botín para el mensaje que querían traer a mi casa y a mis colegas los periodistas", opinó.
"Eran ladrones cordiales, demasiado cordiales para mi gusto. No eran ladrones, esta gente cobró con el botín del robo un trabajo extra, seguramente de hacer que tenga miedo, quizás lo logren, porque tengo miedo", expresó.
"No sé qué habré dicho en este tiempo, a quién habré molestado, (pero) el trabajo fue bien hecho", señaló, a la vez que no descartó irse del país.
El robo se cometió a las 3, cuando tres delincuentes armados con pistolas 9 milímetros entraron en la casa del periodista, en Jean Jaurés al 700, donde se encontraba con su señora y dos hijos, un varón y una mujer de 21 y 28 años.
Fuentes policiales dijeron que los asaltantes habrían ingresado con una llave que la familia habría perdido.
Primero despertaron a Gelblung y a su mujer y luego fueron al primer piso, donde buscaron a los hijos, los encañonaron y los encerraron en una habitación. Después huyeron con una indeterminada cantidad de plata.
"Me robaron las ganas..."
"Me robaron bastante, me robaron las ganas de seguir siendo argentino y ciudadano de esta p... ciudad de Buenos Aires. La odio porque me ha dado los peores momentos de mi vida", se quejó Gelblung.
El periodista y conductor radial y televisivo --que tiene una dilatada trayectoria y ocupó encumbrados puestos en medios como "Gente" y "Ambito Financiero"-- comparó el episodio que tuvo que atravesar ayer con otro ocurrido en 1982, durante la Guerra de Malvinas, donde pusieron una bomba en la puerta de su casa cuando él señalaba que Argentina iba a perder el conflicto con Gran Bretaña.
Ese hecho --recordó-- lo llevó a tomar la determinación de irse del país, porque "había un gobierno militar que no me podía garantizar nada" de seguridad.
"Ayer (por el miércoles), cuando estábamos en la Universidad de La Matanza reconocí, con la voz quebrada, cuando antes de tener que irme de la Argentina en 1982, me pusieron una bomba en mi casa y vino la brigada de explosivos para detonarla. Era una cazabobos que tenía dos kilos y medio de gelinita. Hubiera explotado, matado a los custodios y a alguno de mis hijos que estaban en ese momento en casa", recordó.
"Un custodio se dio cuenta de que había un aparato raro en la puerta. Tuve que ver cómo mi hija del medio era cubierta; tenía un mes mi beba y dos años mi hijo más grande... la tenía que cubrir con colchones, para que las esquirlas de la bomba no la mataran, escondida bajo el colchón. Hoy (por ayer) sentí lo mismo en mi casa", señaló con la voz entrecortada y al borde del llanto.
Demora policial
Gelblung se quejó por la demora de los patrulleros en llegar a su casa luego de hacer la denuncia al 911 y opinó que el robo intentó esconder una represalia hacia él.
"Si tengo que esperar 18 o 20 interminables minutos para que venga un patrullero cuando reporto un asalto a mano armada, en un barrio que es zona liberada, significa que actuaron con total impunidad, con guantes de cuero, no ocultaron nada", expresó.
Y agregó: "No es común que los chorros actúen a cara descubierta, al tiempo que irónicamente les agradeció porque actuaron con mucha dignidad, con un profesionalismo que pienso que no son chorros... No ofendieron, no agredieron, no tocaron a nadie, no violentaron".
"Me trataron bien, lo digo con ese terrible conformismo que tenemos en este tipo de situaciones. Tuve que ver cómo (a sus hijos) los bajaban encañonados y agradecer que se llevaron nada más que las cosas materiales", continuó.
En un tramo del extenso monólogo lleno de bronca, Gelblung se mostró implacable al criticar la falta de seguridad.
"Esta p... ciudad no es mía si no puedo dormir tranquilo después de una jornada de trabajo, si no puedo tener el sueño normal porque alguien viene a interrumpírmelo con una pistola en la cabeza. No pertenezco a esta ciudad y probablemente no pertenezca a este país", finalizó.