Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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El patovica

Por Hugo Bugarini.

 El patovica es un personaje muy conocido en el mundo de los jóvenes y adolescentes, ya que es la persona encargada de controlar el ingreso de quienes concurren a los llamados "boliches bailables" u otros establecimientos de divertimento nocturno. La actividad que desarrollan estas personas comienza a conocerse alrededor del último cuarto del siglo pasado. Este tipo de locales fue adquiriendo gran auge producto del estilo de recreación juvenil muy impulsado por la influencia de la música moderna, conjuntos musicales de moda dando origen a los sitios de encuentro y reuniones de este colectivo.




 El gran aflujo de personas comenzaba a generar problemas para el ingreso de la gente a los locales, ya fuera por exigencia de contar con una determinada edad o dar señales de encontrarse bajo el efecto del alcohol u otras drogas. Es tarea de esta gente controlar el orden, evitar reyertas y alejar del lugar a quien o quienes asuman un comportamiento incorrecto o perturben a los presentes.




 En la actualidad, estos locales nocturnos se han esparcido por todo el territorio nacional y, naturalmente, crearon fuentes de trabajo para este personal de control. Desgraciadamente, el término "patovica" se ha vinculado a las noticias policiales, es que los incidentes que se producen en el ingreso o en el interior de un local de este tipo suelen demandar la intervención de las fuerzas del orden. Existe una actuación previa de estos encargados de controlar y que, en oportunidades, han derivado en trágicos desenlaces.




 Debido a estas dos circunstancias, se ha venido normalizando y regulando esta tarea. Por caso, el requerir a quienes cumplan la tarea tener cierta capacitación, contar con los conocimientos necesarios para su función, así como saber hasta dónde llegan sus atribuciones.




 Mi interés en este artículo es extenderme más allá de lo simplemente descriptivo en lo que hace a sus funciones. Así fue que busqué información sobre el origen del término. Quizás ya sea conocido que "patovica" era la marca de unos patos criados con alimentos especiales para lograr un buen engorde y destinarlos al consumo. La típica concurrencia del ciudadano argentino, en cuanto a poner apodos o sobrenombres, no estuvo ausente al asignarles un mote a los cuidadores de los boliches (*). Es que el aspecto corpachón que ostentan dio lugar a la creatividad criolla de asemejarlos a dichos plumíferos.




 Rastreando los orígenes del término, di con informaciones obtenidas en una serie de cartas de lectores en el diario "La Nación". Por intermedio de relatos de algunos firmantes, pude saber que existió un establecimiento llamado Los Ñanduces, en la localidad de Ingeniero Maschwitz, partido de Escobar, provincia de Buenos Aires. Si bien no hay referencia a fechas, estimo que lo relatado nos ubica en la década del 30 del siglo pasado. En esta planta se criaban pavos alimentados con leche y cereales, procurando el engorde rápido de los ejemplares.




 Quien relata los hechos es el Sr. Felipe Casterán, nieto de Víctor Casterán, que fuera propietario del establecimiento. A los animales allí criados para su comercialización, sobre todo en restaurantes, se los conocía como "Patos Vica"; la denominación surge de las dos primeras letras del nombre y apellido del propietario.




 Ratificando lo mencionado y aportando mayores informes, escribe don Héctor Di Monti, quien dice contar con documentación que avala lo dicho. Manifiesta que la referida planta contaba con cámaras frigoríficas para 12.000 patos, se consumían 1.200 litros de leche y 10.000 kilos de cereales por día. Una dotación de 70 trabajadores prestaba servicios en ella y, además, disponía de consultorio médico, enfermería, comedor, cancha de bochas y radio, todo para uso del personal y familia.




 El Sr. Carlos E. D'Atellis también refiere que los patos los criaba Victorio Caterán (sic) y recuerda que se servían en un restaurante situado en lo que es hoy la ruta 26 y Panamericana, que terminó destruido por un incendio. Fue famoso y concurrían para disfrutar de tales platos personalidades mundialmente renombradas.




 Otro lector, don Martín Lerner, aporta sus recuerdos y refiere otro posible origen del término. Menciona que por los años 40, a la sección Jorge Newbery del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, asistía una persona llamada Mirko Tapavica, de origen yugoslavo, muy deportista y de físico bien desarrollado. Diariamente, después de las prácticas, ingería leche en botellas de un litro. Los asistentes que observaban la costumbre decían que era como un "Pato Vica".




 El Sr. Lerner cuenta, además, que en un restaurante ubicado en la ruta 2, próximo a Chascomús, existía un gran cartel que anunciaba la venta de Patos Vica alimentados a leche: el dueño de dicho comedor se apellidaba Vica.




 Y, para finalizar el relato de los orígenes del término, mencionaré otra versión que recibí, pero sin conocer la procedencia: relaciona a dichos patos con la ex planta láctea de La Martona ubicada en la localidad bonaerense de Vicente Casares. Los patos se criarían en esa población y su nombre provendría también de las dos primeras letras de esa localidad.




 En una oportunidad, me contacté por correo electrónico con un patovica llamado Gastón. El también se había interesado por el origen del término. Por supuesto, coincidía en su relación con los mencionados patos, pero a su vez me hizo llegar una definición de la palabra, extraída de un diccionario (no menciona cuál): "persona de seguridad de lugares nocturnos" y se trata de un término de uso en la Argentina.




 La edición 21 del diccionario de la RAE no contiene el término. Sin embargo, en el III Congreso de la Lengua (Rosario, abril de 2004) se propuso su incorporación de la palabra como un argentinismo, junto con 3.500 términos más.




 El Diccionario del lunfardo (Editorial Planeta) de Athos Espíndola, incluye el término "pato vica" (sic), como "individuo fornido, alto, de cuerpo trabajado en el gimnasio --de lo que hace culto-- que en la actualidad se emplea como guardaespaldas, custodio o personal de vigilancia, especialmente en discotecas, boliches bailables, bailantas, etc. Anteriormente, hacia mediados de 1900, se llamaba así, irónicamente, a los jóvenes que lucían lo que creían era un cuerpo bien formado, aunque lo que mostraban eran sólo unos kilos de más. El nombre viene de los patos grandes para consumo, alimentados especialmente para que engordaran, que se vendían en esa época y que llevaban la marca Vica".




 Este comentario no es más que una recopilación de información recogida en procura de conocer no sólo al colectivo laboral afectado a un tipo muy especial de tareas, sino también al origen de su denominación, por lo curioso del término. Seguramente, se generalizará su uso en países de habla hispana ya que ganará su incorporación al castellano.




 (*) No es la primera vez que, en la Argentina, a trabajadores con alguna característica física se les asigna un mote. El caso de "los canillitas", creación de Florencio Sánchez les dio nombre a los vendedores de diarios por los delgados huesos de sus piernas (tibias).




 Hugo Bugarini es vecino de nuestra ciudad.