Falleció el almirante Jorge Isaac Anaya
En la Capital Federal, a la edad de 81 años y víctima de un paro cardiorrespiratorio, dejó de existir, el miércoles último, el almirante Jorge Isaac Anaya, quien fuera el primer bahiense en alcanzar la comandancia en jefe de la Armada Argentina, entre otros espacios importantes que ocupó en su dilatada trayectoria en dicha arma.
Conocido por ser un acérrimo defensor de la potestad territorial y por poseer una personalidad firme, aunque parca, Anaya, como titular de la Marina de guerra, integró la tercera junta militar del Proceso de Reorganización Nacional, entre septiembre de 1981 y junio de 1982; en ese período, lideró parte de los operativos de las fuerzas armadas nacionales en el conflicto por las islas Malvinas.
El ejercicio del cogobierno del país, a la edad de 54 años, fue el corolario de una extensa y meritoria carrera naval, que había iniciado casi cuatro décadas antes, al comenzar sus estudios militares, luego de egresar del colegio Nacional de Bahía Blanca.
Anaya había nacido en nuestra ciudad, el 26 de septiembre de 1926, hijo de un médico boliviano que le inculcó la vocación de servicio, plasmada al elegir la carrera militar.
Ingresó a la Armada en enero de 1944, como cadete del cuerpo general. Cuatro años más tarde, egresó como guardiamarina. Prestó entonces servicio en distintos destinos, mientras cumplimentaba cursos de perfeccionamiento en comunicaciones y aprobaba el curso general de la Escuela de Guerra Naval y el curso superior Interfuerzas; en este último caso, en París, Francia.
En su foja de servicios, consta que se alistó en el torpedero "La Rioja", en la Flota de Mar, en el Servicio de Comunicaciones Navales, en la Dirección General del Personal Naval, en el patrullero "King" y en el Servicio de Hidrografía Naval.
Fue comandante del Destacamento Naval Melchior, para revistar luego en el transporte "Bahía Tetis". Destinado a la Escuela Naval Militar, pasó al Comando de Operaciones Navales y, sucesivamente, al destructor "Buenos Aires", al crucero "General Belgrano" y a la Fuerza Aeronaval de la Flota de Mar.
Como capitán de corbeta, revistó en la Escuela de Guerra Naval, en la Dirección de Armamento y fue segundo comandante de la fragata "Azopardo" y comandante del patrullero "King". Como capitán de fragata, actuó en la Dirección General del Personal Naval, en la Agregaduría Naval argentina en Francia, en la Escuela Superior Interfuerzas (de París), y en el Estado Mayor General de la Armada.
Fue jefe de Comunicaciones del Comando Naval, comandante del destructor "Rosales" y jefe del departamento Nº 3 de la jefatura de Política y Estrategia.
Como capitán de navío, ejerció la titularidad en el departamento de Operaciones del Comando de Operaciones Navales, en el Estado Mayor del Comando Naval y en la Segunda División de Destructores, para pasar luego a la Dirección General del Personal Naval.
Ya contralmirante, fue agregado naval en Gran Bretaña, jefe de la Comisión Naval en Europa y titular del Comando Naval y de la Dirección General del Personal Naval. Como vicealmirante, tuvo a su cargo el Estado Mayor General de la Armada.
Cursó estudios de ingeniería en Telecomunicaciones en la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales de la UBA y aprobó los cursos de oficial de guardia antisubmarina, de alta montaña invernal y de orientación Comunicaciones.
Realizó trabajos hidrográficos de triangulación, topografía, astronomía y sondeos en la Antártida Argentina, a bordo del buque "Bahía Aguirre", y ejerció la docencia, tanto en la Escuela Naval Militar como en la Escuela de Guerra Naval.
Durante su trayectoria, recibió las siguientes condecoraciones: Cruz Peruana al Mérito Naval, en el grado de Gran Oficial Distintivo Blanco; Orden de la Estrella Ecuatorial, en el grado de Gran Oficial, y Orden del Mérito Naval en el grado de Gran Oficial, otorgada por Brasil.
Durante la guerra de Malvinas, Anaya fue el creador logístico de la operación "Algeciras", una misión secreta de la Junta Militar que presidía para hundir barcos británicos anclados en el Peñón de Gibraltar y que no llegó a realizarse, pero mereció altas consideraciones de especialistas de distintos países, al ser difundida.
En el marco del conflicto bélico, uno de sus hijos, Guillermo, quien revistaba como teniente primero del Ejército, fue prisionero de los ingleses.
Años después de la guerra, Anaya reivindicó la decisión de desembarcar en tierra malvinense, expresando que "el pueblo se lanzó a la calle y tomó a la empresa como propia, prestándole una adhesión tan absoluta como no ha conocido acto alguno de nuestra historia. Un nuevo aliento conmovió a la Nación entera. Había llegado la hora de la Patria".
Su experiencia en las islas Malvinas fueron transcriptas en un libro de su autoría, publicado en la década del 80, con el título "Memorias". En él, Anaya abundó sobre la crisis argentino-británica y afirmó que la Junta Militar no cortó nunca el diálogo con el gobierno británico, admitiendo que tenían dudas sobre la actitud del gobierno chileno.
"Los intereses nacionales son la sustancia de la política exterior de un país", afirmó, en el primer capítulo del libro.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, los fiscales del juicio a la Junta lo acusaron de secuestro, tortura y encubrimiento, durante el gobierno de facto, pero fue absuelto luego por la Cámara Federal.
En 1989, fue condenado a prisión por su rol en Malvinas, pero fue indultado durante la presidencia de Carlos Menem. En 2006, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, volvió a ser acusado por delitos de lesa humanidad, proceso que aún no tenía sentencia firme.
Esposo devoto de Nélida Sánchez Loira y padre solícito de dos hijos (Guillermo, quien siguió sus pasos e integra las Fuerzas Armadas, y Jorge), Anaya será recordado por sus pares y subalternos como un marino de excelencia, profesional, exigente, perfeccionista y capaz.
En uno de sus discursos, al dejar la titularidad de la Flota de Mar, en la Base Naval Puerto Belgrano, se refleja parte del pensamiento que rigió su vida al servicio de la Patria: "Somos amantes de la paz y respetuosos de los legítimos derechos soberanos de todos los pueblos del mundo, pero también exigimos el mismo respeto para nosotros".
Los restos del ex jefe de la Armada fueron inhumados ayer, por la mañana, en un panteón del cementerio de La Recoleta, acto al que asistieron familiares y amistades del marino fallecido.