Se enrareció la campaña electoral
El asesinato del maestro Carlos Fuentealba llevó crispación a la campaña electoral, a través de un reparto de acusaciones que sólo distribuyó pérdidas entre los candidatos.
A pesar de los cruces, los postulantes se mostraron perplejos al momento de ocupar un lugar conveniente frente a la tragedia.
El candidato a presidente y gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, fue el protagonista insoslayable del mayor desgaste y, si bien públicamente se confirma su postulación, en su equipo reconocen, en privado, la sensación de final que se respira puertas adentro.
El aspirante a jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, también cargó con el peso del viejo vínculo que lo unía a Sobisch y buscó con desconcierto tomar distancia frente al acuerdo electoral que en el pasado habían improvisado ambos.
Macri había diseñado una campaña electoral acotada a los problemas específicos de la ciudad, que tenía como eje una empecinada separación con la discusión política tradicional.
La obligación de dar explicaciones sobre su cercanía o lejanía con Sobisch hizo estallar la estrategia por el aire.
Pero el oficialismo tampoco se acomodó fácilmente entre las esquirlas que llovían desde Neuquén. Las motivaciones del conflicto, nacidas en los reclamos docentes, obligaron al candidato a jefe de gobierno porteño del kirchnerismo, Daniel Filmus, a responder como máximo responsable del ministerio de Educación.
Más allá de la justicia del aumento docente, a nadie escapa que la decisión de anunciarlo el 20 de febrero, tres días después de que el jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman, informara que las elecciones de la ciudad se adelantaban al 3 de junio, tuvo una innegable motivación proselitista.
Por ello, limitado por sus propias debilidades, los estrategas de campaña del kirchnerismo recomendaron a Filmus retracción y empujaron hacia adelante a su compañero de fórmula, Carlos Heller, para que volcara culpas sobre Sobisch.
Pero la oportunidad fue aprovechada por la candidata a presidente Elisa Carrió, quien fustigó por igual a Sobisch y a Filmus, a pesar de las diferencias evidentes frente a la tragedia. El tono exacerbado nació posiblemente en los problemas que enfrenta la propia Carrió dentro de su espacio, que cruje por la resistencia interna a su coalición cívica y a su reciente acuerdo con Telerman.
En definitiva, los cruces sólo sumaron distancia entre los postulantes y las raíces tangibles, reales, del conflicto, es decir, los reclamos de los sectores sociales menos favorecidos en la puja por la distribución del ingreso. (DyN)