Bahía Blanca | Sabado, 28 de junio

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Condenada por contrabando de narcóticos a España

A cinco años de prisión fue condenada, ayer, Alicia Inés García (34), capturada el 13 de marzo de 2006 por personal de la Policía Nacional de Cartagena y del Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Judicial española, en relación con un resonante caso de narcotráfico descubierto en Tres Arroyos.


 A cinco años de prisión fue condenada, ayer, Alicia Inés García (34), capturada el 13 de marzo de 2006 por personal de la Policía Nacional de Cartagena y del Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Judicial española, en relación con un resonante caso de narcotráfico descubierto en Tres Arroyos.


 Fue el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de nuestra ciudad, integrado por los jueces Gustavo Arturo Duprat, Raúl Hilario Fernández Orozco y Juan Leopoldo Velázquez, que sentenció a García por el cargo de tentativa de contrabando de estupefacientes agravado, según los artículos 871, 866, segundo párrafo, en función del 863, del Código Aduanero, y 44 y 45 del Código Penal.


 La fiscal general, doctora María Cristina Manghera de Marra, durante los alegatos, había pedido seis años de cárcel para la encausada, al entender que "quedó más que probado su protagonismo en todo el procedimiento, con pleno conocimiento de lo que hacía y que lo que trasladaba era droga".


 En tanto, el abogado defensor, Osvaldo Pablo Aliggio, señaló que no quedó acreditada la responsabilidad de la misma y solicitó su absolución, porque "a lo sumo incurrió en una tenencia de estupefacientes involuntariamente desistida o bien, en un encubrimiento impune de tratar de favorecer a su cónyuge".


 El sonado caso surgió en junio de 2000, luego de que una joven tresarroyense contratada por García para viajar a España, descubrió que, en realidad, la querían emplear como "mula" para transportar cocaína hacia Europa.


 La droga estaba camuflada en cajas de alfajores, de ahí el nombre que se le diera al operativo desplegado para esclarecer el hecho: "alfajores blancos".


 El episodio tuvo su continuidad en agosto de ese año, cuando el jornalero Julio César Rodríguez halló debajo de un puente en la ruta 228, que une Tres Arroyos con Necochea, cinco kilogramos y medio de la droga, cuyo valor superaba los 200.000 dólares.


 Entre las medidas para aclarar el caso se ordenó el allanamiento en las oficinas de la inmobiliaria que Alicia García, supuesta organizadora del contrabando, tenía en Tres Arroyos; se pidieron informes bancarios y se controlaron llamadas y viajes al exterior por parte de la sospechosa y de su marido, Roberto Groenenberg, también sentenciado, aunque años atrás.


 También se requisó la caja de seguridad que los imputados tenían en la sucursal del Lloyds Bank, en aquella ciudad, secuestrándose cheques, tarjetas de crédito, dinero, alhajas y documentos diversos.

Malogrado objetivo




 Los jueces dieron por acreditado que el 14 de junio de 2000 se entregaron a María Cristina Castro, en su domicilio de Isabel La Católica 54, de Tres Arroyos, cuatro cajas con treinta y seis alfajores, cada uno rellenos con una mezcla de clorhidrato de cocaína, disimulada bajo la cubierta de chocolate, para así eludir el control aduanero.


 El objetivo era introducir la mercadería a España y entregarla a un tercero, pero la emisaria descubrió su contenido y se negó a viajar.


 Analizado el material secuestrado, se determinó que su peso era de "3.718,9 gramos con una pureza de cincuenta por ciento, estimado en 18.594 la cantidad de dosis de consumo".


 A partir de la noticia obtenida por la policía de Necochea, acerca de la posible existencia de tráfico de estupefacientes entre Argentina y España, que tenía como punto de partida el puerto de Quequén, con intervención del Juzgado Federal Nº 1 de Mar del Plata y la dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad de esa ciudad, se inició una causa que permitió establecer que los sospechosos marplatenses tenían conexión en Tres Arroyos y en España.


 "Se estableció que en aquella ciudad residiría la propietaria de una inmobiliaria, llamada Alicia, a quien le llevarían la droga adquirida en Mar del Plata. Acondicionada la droga como si fueran alfajores de chocolate, era enviada con una persona ('mula') que salía por el aeropuerto de Ezeiza", según el fallo.

Por la curiosidad de la "mula"




 Al prestar declaración María Cristina Castro, dijo que una persona --a quien no conoció personalmente-- le telefoneó desde Mar del Plata ofreciéndole un empleo en España, como recepcionista en un hotel por dos meses, con el viaje pago y una remuneración mensual de 3.500 dólares.


 Días después, esa persona le explicó que la intermediaria en Tres Arroyos sería Alicia García, quien el 14 de junio se presentó en su domicilio, junto a su marido, llevándole la mochila con los alfajores, los pasajes y 650 dólares para gastos.


 La testigo indicó ante el tribunal que "le llamó la atención el peso de las cajas" y, al comentárselo a García, ésta "no le dio importancia".


 Esa noche, ante la duda del verdadero contenido de las cajas, Castro abrió una de ellas, levantó uno de los alfajores pero no advirtió nada anormal. Para no llevar tanto peso, tuvo la intención de viajar con sólo dos cajas y las otras dos comprarlas en el aeropuerto.


 Al día siguiente la mujer decidió cortar un alfajor y observó una sustancia "de apariencia similar al yeso" y otro que expuso bajo el agua vio que "no se desintegraba y la sustancia se tornó amarillenta". Toda esta maniobra fue presenciada por la madre de Castro, una amiga y una vecina.


 García la llamó para preguntarle por qué no viajaba, luego la insultó y le dijo "si no sabía con lo que la mandaba". Seguidamente le "ordenó" que llevara las cajas a la inmobiliaria y que le devolviera el dinero que le había adelantado para los gastos, que "se callara la boca, cambiara los pasajes y se fuera al Caribe".

"Inocente apariencia"




 Los jueces sostuvieron que "lo sustancial es el ardid, el astuto despliegue de medios engañosos, destinados a impedir o dificultar el control aduanero, que en este caso se encuentra objetivado en la disimulación del estupefaciente, incorporándolo como parte integrante de una golosina, a la que le dio toda la inocente apariencia de una reconocida marca de fábrica que, además, se puso en poder de una persona ignorante del riesgo que corría, a la que se le proporcionaron los medios y se instruyó para que los llevara a otro país".


 Agregaron que "el desconocimiento alegado por García no es creíble, la intervención preponderante que endilga a su esposo no condice con la descripción de los hechos".
Valorada la prueba, el tribunal encontró idóneo para tener por comprobadas tanto la materialidad como la participación responsable de Alicia García y la condenó a cinco años de cárcel.

La misma modalidad. Siete argentinos fueron detenidos en España acusados de intentar ingresar en ese país 36 kilos de cocaína en cajas de alfajores y bocaditos. Los operativos se efectuaron en los aeropuertos de Sevilla y Granada. Semanas atrás, la Aduana argentina había detenido a una persona cuando intentaba sacar del país cocaína mezclada en la pasta de alfajores y galletitas de sabor limón y cubiertos con chocolate envueltos en packaging de la marca Havanna, al igual que los encontrados en España. (DyN)