La aguja Los Merinos busca abrir una nueva historia
Acaso no será fácil. Mucho menos en Bahía Blanca, donde cada proyecto renovador, singular o inédito suele poner los pelos de punta a muchos entendidos y aficionados que ven así sacudida su modorra o suele toparse con una "rígida" normativa establecida hace treinta años.
Esta vez se trata de una propuesta con aires de nuevos tiempos, aunque montada sobre parte de nuestra historia, que puede establecer un hito en una zona degradada y postergada de la ciudad, al tiempo de "provocar", en los responsables del planeamiento de la ciudad, la reformulación de ese área.
Nos referimos a la propuesta inmobiliaria, ya presentada ante la municipalidad, de construir un complejo edilicio en la manzana delimitada por calles Darwin, Corrientes, Brandsen y las vías del ferrocarril, donde aún existe el edificio ladrillero que cobijara a la barraca construida por la firma francesa Masurel Fils en 1920, llamada "Los Merinos", y conocida popularmente como la "Barraca Segatori", último propietario del inmueble.
La propuesta, diseñada por el estudio del arquitecto Mauro Grippo, es tan novedosa como transgresora, de un lenguaje tecnológico propio de estos tiempos, aunque respetando e incorporando en sus usos al edificio existente en esa manzana.
El proyecto o "la oportunidad", como la definen algunos profesionales de la comuna, comienza ahora a recorrer varios caminos. Por un lado, el burocrático. Con ordenanzas que, en principio, impiden su ejecución por exceder la altura permitida para esa zona, con comisiones asesoras que analizaran el emprendimiento, pero también con la participación de actores que advierten en la obra el principio un "disparador" para replantear un área de enorme valor potencial que hoy es poco menos que el patio de atrás ciudadano.
Detalles de la propuesta
En virtud del último nombre que utilizara la barraca y por las líneas propias del diseño, los primeros dibujos del complejo son nombrados como "Aguja Los Merinos". La presentación "oficial" del proyecto en la municipalidad, en búsqueda de obtener su factibilidad, data de junio de 2006, realizada por la firma Constructora Local SA, con la firma de su apoderado, David Segatori. Aquella primera propuesta proponía la construcción de un appart hotel utilizando el edificio existente, y sumando nuevas construcciones, destinadas a auditorios, oficinas y restaurantes.
Su resolución exigía un tratamiento especial dentro de la comuna, ya que, además de intervenir en un bien patrimonial, "treparía" a los 4 pisos de altura, excediendo en uno la cantidad permitida por el código urbano para ese sector.
"La iniciativa surgió de la necesidad de Bahía Blanca de contar con un espacio que permitiera albergar, en un solo lugar, múltiples disciplinas relacionadas fundamentalmente con el trabajo y la cultura", mencionó la firma en su argumentación.
El proyecto recibió el visto bueno de las comisiones asesoras, las cuales aprobaron su factibilidad y hasta lo elogiaron.
Sin embargo, su situación se modificó cuando, en octubre de 2006, la empresa realizó una nueva presentación agregando al proyecto original una gran torre vidriada que llegaría a los 15 o 20 pisos. Esta propuesta escapaba drásticamente de lo permitido por la normativa y exigía una nueva consideración, buscando que se aprobara como "excepción".
En la presentación los autores reiteran su voluntad de aprovechar "un espacio que es monumento histórico, proveerlo de nuevas actividades, creando un sistema de usos diversos que van desde el trabajo a la recreación, pasando por espacios culturales", destacando además la importancia que el complejo puede tener en la zona de la Estación Sud.
"Creemos que abre una puerta para el desarrollo de este sector que indudablemente encierra un área con enormes posibilidades de expansión. Es inevitable pensar en la puerta que abrirá un proyecto de estas características, otorgando la inyección necesaria para el redescubrimiento de una zona actualmente olvidada".
Las partes.
El complejo que pretende construirse está conformado por cinco módulos.
La actual barraca servirá para desarrollar un Appart Hotel de 60 unidades. Incluirá además un restaurant temático (relacionado con el ferrocarril y la barraca), gimnasios, oficinas, locales comerciales y zonas de estacionamiento.
Sobre la esquina, un edificio de planta circular albergará un auditorio para 300 personas, con sala de exposiciones, y, por último, aparece la gran torre vidriada, que trepará al menos hasta los 20 pisos, destinada exclusivamente a oficinas.
Un tratamiento especial recibirá el patio de la barraca.
"La idea es dejar la planta baja prácticamente libre, con un espacio semipúblico, como un aporte a la veta cultural que pretende manejarse en el lugar", indican los autores del proyecto.
Las primeras voces
En su recorrido comunal, el proyecto, ya con la torre incluida, fue analizado por la comisión asesora de Patrimonio Arquitectónico el esquema fue considerado no "aceptable" para lograr una "revitalización integrada de la manzana" aunque advierten "una pérdida y ruptura del sentido de unidad entre lo existente y lo nuevo".
La comisión asesora de Planeamiento Urbano, por su parte, se manifestó favorable al emprendimiento, considerando los beneficios que una obra de estas característica puede traer aparejado al sector. En su análisis reconocen al área de la Estación Sud como un "no lugar", un sitio "sin carácter" y "sin sentido", a pesar de "su enorme potencialidad de desarrollo".
Respecto a la torre en sí, sostiene que su morfología "tipo aguja", "convive plenamente" con una configuración de tira como la de la barraca Segatori, explicando que "no solo por asimilación se construye el paisaje urbano sino también por opuestos". De allí su aceptación del proyecto, el cual deberá estar acompañado, sugieren, por "un estudio que promueva el cambio de normativa para esa zona".
Profesionales por el sí.
Por último, los colegios profesionales de la ciudad, esto es de arquitectos, ingenieros, agrimensores y técnicos, coincidieron en la trascendencia de la iniciativa.
Los arquitectos señalaron que el edificio "no parece conflictivo" y sugieren que previo a "considerar su peculiaridad" se desarrolle la "configuración del sector y el posible cambio de índices como área de oportunidad".
Para los ingenieros la propuesta es completamente válida, no advirtiendo "contraposición entre altura y edificio patrimonial", al tiempo de mencionar que "es necesario dar una señal clara de apertura a esta nueva forma de entender la estructura del lugar".
Por último, técnicos y agrimensores se mostraron de acuerdo con la propuesta, "enmarcándola dentro de una visión integral" al tiempo de mencionar la existencia de otros edificios en altura en proximidades de la estación.
Conclusiones.
El expediente del complejo edilicio aguarda ahora que sus autores presenten la documentación técnica necesaria, a fin de completar su análisis en base a los gráficos. Desde allí irá al Concejo Deliberante, para ser analizada su excepción.
La lectura de situación da cuenta de un proyecto renovador en un sitio especial de la ciudad. Una "oportunidad" de renovar y regenerar un espacio degradado en una ciudad que necesita recomponer su estructura, casi "acorralada" por valiosas, variadas y necesarias propuestas urbanas.
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Arquitecto Adrián Vogel, director municipal de Planeamiento
"Esto debe servir como un signo
para pensar una nueva ciudad"
Apasionado por el tema urbano, Adrián Vogel, titular de la oficina de Planeamiento Urbano comunal, sabe que el proyecto de la barraca Segatori es una "rica provocación", válida para ser discutida, y para reformular algunas cuestiones que no pueden seguir postergándose. Reconoce que instalar algunas cuestiones urbanas en la comunidad es un emprendimiento de largo aliento pero recuerda una frase de su amigo, el desaparecido arquitecto Rubén Diez, acerca de que "un arquitecto es como un sacerdote: tiene que hacer creíble algo que no existe a la vista".
--¿Cómo analizan la llegada de un emprendimiento de esta magnitud?
--En principio, no tiene que verse su magnitud, sino la oportunidad que representa. Esto es importante cuando el Estado tiene que enfocar aquello que otorga por fuera de la normativa vigente. Tenemos que tener los ojos bien abiertos y ser lo más prudentes posible. Repito: no importa tanto el inversionista como la oportunidad que éste trae.
--¿Quién debe decidir la suerte de este tipo de emprendimientos?
--Me parece que le corresponde a todos los actores de la ciudad. Desde aquel que tiene la responsabilidad de conducir el Estado, hasta el ciudadano común. Son papeles diferentes, pero en el caso de buscar el bien común todos tenemos una parte de las responsabilidad.
--¿Cuál es su punto de vista sobre el proyecto para la barraca?
--Tiene cosas interesantes, como el hecho de no ser un edificio introvertido, sino que recupera la manzana como un espacio público y vivible por la gente. Ahora, yo lo veo como la llegada de una obra a un sitio que hoy es una rémora, en un área degradada, y que pide una ventaja para tener mayor producción. Eso no está mal. El edificio es, a mi criterio, posible, con la idea de generar un signo y visualizar una nueva zona de la estación".
--¿Una especie de Puerto Madero, como sugieren algunos?
--¿Porqué no? El edificio de la estación podría tener usos diferentes al igual que los galpones ferroviarios en desuso. Además sigue siendo una zona que se degrada cada día cuando es posible establecer allí una nueva centralidad, darle una nueva identidad. Por eso ésta propuesta edilicia es casi una excusa, una manera de provocar una discusión para repensar la ciudad.
--¿Cree que puede ser el inicio de una renovación del lugar?
--Sin dudas. Porque si todos estamos de acuerdo en su realización se le puede pedir al inversor que realice mejoras al sector. Además dejamos en claro a otros posibles interesados que Bahía Blanca tiene un código de referencia pero puede discutir ideas y proyectos y consensuar emprendimientos que generen un resultado positivo para toda la ciudad.