Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Falleció una de las últimas francesas que vivía en Pigüé

PIGÜÉ -- Esta ciudad, colonia francesa por excelencia, acaba de perder a una de sus dos últimas inmigrantes del país galo, Alicia Gardes de Marcenac, quien falleció a los 91 años de edad. Alice --tal su nombre de origen-- había llegado a Pigüé siendo una niña. Sin embargo, la temprana muerte de su papá Jean Pierre sorprendió a la familia, compuesta también por su madre y sus cinco hermanos.


 PIGÜÉ -- Esta ciudad, colonia francesa por excelencia, acaba de perder a una de sus dos últimas inmigrantes del país galo, Alicia Gardes de Marcenac, quien falleció a los 91 años de edad.


 Alice --tal su nombre de origen-- había llegado a Pigüé siendo una niña. Sin embargo, la temprana muerte de su papá Jean Pierre sorprendió a la familia, compuesta también por su madre y sus cinco hermanos.


 Desde su lecho de muerte, Jean Pierre le pidió a su mujer que sus hijos fueran educados en Francia.


 Así fue como decidieron regresar, y Alice cumplió fielmente aquel mandato: en una universidad de Mont Pellier estudió licenciatura en Letras, título que consiguió a los 28 años.


 Por entonces se había desatado la Segunda Guerra Mundial y las tropas comandadas por Adolf Hitler avanzaban cada vez más sobre los territorios del este europeo.


 "Hitler decía que iba a matar a todos los que no perteneciéramos a su raza. Teníamos terror de que nos maten y por esa razón volvimos a Pigüé", recordó, durante una entrevista que concedió a "La Nueva Provincia" en diciembre de 1997, cuando contaba con 82 años.


 Con serenidad, y mostrando una gran cultura, evocó los dolorosos simulacros de guerra que vivió en su país hacia mediados del siglo pasado.


 Con su rostro anguloso y una cierta frialdad, aspectos típicamente galos, aunque con una tonada francesa suave y pausada, también recordó de su época de estudiante, en Francia, a una compañera alemana con quien, según dijo, nunca pudo entablar amistad, aunque sí mantenía charlas muy interesantes.


 "Su carácter era igual al de Hitler: fascista y autoritario. Una vez le pregunté cómo podía ser así y me contestó que si yo estuviera en su lugar, pensaría de la misma manera que ella", relató Alice, en el living de su casa.


 "Evidentemente, les hacían un lavado de cerebro tal que todos ostentaban una personalidad muy parecida; pensaban que eran los mejores, los únicos...", señaló, con los ojos humedecidos.


 De vuelta en la Argentina, huyendo de la guerra que se extendía por toda Europa, Alice se afincó primero en Buenos Aires, donde conoció a su marido, con quien decidió radicarse en Pigüé... el mismo lugar donde había vivido poco tiempo con sus padres, cuando era niña.


 Ya en Pigüé, Alice tuvo siete hijos: Juan Pedro, Miguel, Jorge Luis, Bernardo, Roberto, Teresita y Ana María.


 Tras su muerte, Simona Fric de Vincet es la única inmigrante francesa que actualmente vive en Pigüé.