Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Las financieras dan pelea por los préstamos personales

La mayor aptitud para prestar a sectores de la economía informal, así como las relaciones de conocimiento mutuo que permiten estimar la capacidad de repago de un cliente por encima de los avales tradicionales, parecen ser las principales diferencias que explican el crecimiento de hasta el 40% en los últimos doce meses que demuestra el sector financiero --no bancario-- en el segmento de préstamos personales.


 La mayor aptitud para prestar a sectores de la economía informal, así como las relaciones de conocimiento mutuo que permiten estimar la capacidad de repago de un cliente por encima de los avales tradicionales, parecen ser las principales diferencias que explican el crecimiento de hasta el 40% en los últimos doce meses que demuestra el sector financiero --no bancario-- en el segmento de préstamos personales.


 Así, "llegar hasta donde los bancos no pueden", bien podría ser la frase que mejor sintetiza la clave del negocio.


 "Las normas impuestas por el Banco Central a las grandes entidades financieras como, por ejemplo, la verificación documentada de ingresos, limita sus posibilidades para otorgar préstamos personales" manifestó el gerente de Crediplus, Carlos Gurovich.


 Cuestiones operativas también pueden soslayar el análisis personal del futuro cliente, lo que conduce a subestimar su capacidad de repago.


 "Si yo sé que el individuo gana 500 pesos en un trabajo formal, pero además tiene otra actividad que le provee unos 1.000 pesos adicionales, aunque no pueda demostrarlo con un recibo, puedo permitirle acceder a un préstamo de hasta $ 2.000 ó $ 2.500. Eso en un banco no ocurre", explicó gráficamente a este diario el presidente de Crediba, contador Néstor Piñeiro.


 En lo personal también desnivela el conocimiento directo del tomador de crédito, un "valor agregado" que los operadores saben aprovechar.


 "Al tratarse de una empresa local, podemos verificar los ingresos de un solicitante, su estabilidad y la calidad de su trabajo, a través de referencias personales o de un simple llamado a su teléfono laboral. Eso nos permite hacer un análisis más minucioso", agregó Gurovich.


 No obstante, además de los mencionados, las empresas financieras minoristas apelan a otros mecanismos para comprobar la veracidad de los datos de los postulantes.


 "Si los requisitos presentados no nos convencen, acudimos a una empresa que investiga las actividades que realiza la persona. Pero esto casi no es necesario, dado que la mayoría de los solicitantes provienen de una base de referidos que nos aportan nuestros clientes", subrayó la responsable de la sucursal local de CrediLogro$, Mónica González.


 Según expresaron las fuentes consultadas, la morosidad del sector se juzga "razonable". Si bien crece hasta el 25% superados los 30 días, desciende al 10% --entre 30 y 60 días-- y finalmente al 5% para plazos mayores posteriores al vencimiento.


 En línea con estos guarismos, un reciente estudio de mercado realizado por la consultora Deloitte, que incluyó a bancos, financieras y entidades minoristas reguladas por el BCRA, constató niveles de atrasos en los pagos que oscilan entre el 15 y el 20%, para plazos que van desde los 90 a los 180 días.


 El perfil medio del solicitante de un préstamo personal incluye a individuos que se ubican en la base de la pirámide de ingresos de la sociedad (segmentos D y E), tales como la clase baja, la clase media en recuperación y los sectores con ingresos medios recuperados.


 "La mayoría de nuestros clientes son docentes, empleados del Poder Judicial, monotributistas (pequeños cuentapropistas y comerciantes), etc", destacó Piñeiro.

Tasas y montos. A nivel local, la mayoría de las financieras ofrece montos máximos de hasta $ 5.000 por persona, aunque un préstamo representativo no superaría los $ 2.500, pagaderos en 12 cuotas.




 El hecho obedece, en algunos casos, a cuestiones de ingeniería financiera de los propios operadores.


 "Los montos que otorgamos en personales no exceden, generalmente, de un máximo de $ 2.000, ya que a medida que crecen los montos se incrementan en forma notoria los índices de incobrabilidad", aseguró el titular de Crediba, quien cuenta con una experiencia de 25 años en la actividad.


 De todas maneras, los volúmenes prestados se han ido actualizando en forma paulatina a partir de la crisis, producto de la recuperación salarial de los trabajadores formales, y del mejoramiento de la estabilidad laboral. El actual escenario inflacionario, también contribuyó.


 "En los noventa, la mayoría de las operaciones no sobrepasaba los $ 1.000. Actualmente, estamos prestando cerca de nuestro límite; $ 5.000 en 36 cuotas", aseveró González.


 Con relación a las tasas activas aplicadas a los solicitantes, la oferta al público ronda entre el 32 y el 44% anual (tasa de interés directa) para un capital de $ 1.000 pagadero en 12 cuotas.

Decisión meditada. La mayor cantidad de empresas del rubro, produjo un cambio de actitud en los tomadores que, lejos de quedarse con la primer propuesta, recorren y evalúan plazos y condiciones.




 "El cliente se acerca hasta aquí, y muchas veces lo hace con un folleto que le dieron en otra financiera. De esa manera puede comparar y quedarse con la mejor oferta", destacó la ejecutiva de Credilogro$.


 "Actualmente, la mayor competencia en nuestro negocio no proviene de otras financieras, sino de las casas de electrodomésticos, porque al vender con crédito condicionan los ingresos de los solicitantes para poder tomar un préstamo con nosotros", enfatizó finalmente Piñeiro.

Para la fiesta de quince, para cambiar el auto...

* Los datos de la consultora Deloitte consignan que el mercado nacional de préstamos para consumo totaliza, a julio de 2006, $ 28.500 millones. Este resultado, se reparte en $ 16.500 millones para créditos otorgados por Bancos (incluye financiaciones con tarjeta de crédito), $ 3.800 millones en fideicomisos financieros, y $ 8.200 millones distribuidos entre financieras y entidades de crédito minoristas.

* En Latinoamérica, la ratio total de financiaciones al consumo sobre PBI, según datos de 2005, ostenta su mayor nivel en Chile, donde supera el 8%. En Argentina, dicha razón es de 2,50%, y en la etapa previa a la crisis llegó a 3,60%.

Francisco Rinaldi/"La Nueva Provincia"