Un profesor de Matemática desafía las leyes de la física
César Falistocco, el piloto de acrobacias aéreas que el viernes 11 de este mes salió prácticamente ileso de un accidente durante una exhibición en Córdoba, admitió haber cometido un error a 120 metros de altitud que, de no ser por una corrección que conjuró en pocos segundos en caída libre, le pudo haber costado la vida.
Como se informó en una anterior edición, la aeronave --un Rans S10 (ver aparte)-- se prendió fuego a poco de tocar tierra, hasta quedar destruida por completo.
El "acróbata del aire", a quien el último viernes le dieron el alta médica en el Hospital Aeronáutico de Córdoba, donde estuvo internado por una quemadura leve en una pierna, adelantó que el año próximo, entre los meses de marzo y abril, se presentará nuevamente en nuestra ciudad.
Claro que, para eso, Falistocco antes debe conseguir los sponsors como para reponer el aparato siniestrado, que tiene un costo de 60.000 dólares y carece de póliza de seguros que cubra los destrozos.
"Estoy muy bien, tengo apenas una quemadura en el tobillo porque, como el avión se incendió, entre que me solté y salí, me quemé, así que tengo unas vendas ahí, pero no tengo golpes. En el hospital me mantuvieron internado porque me quemé la pierna y lo que quisieron hacer ellos es evitar una infección, pero nada más que por eso", dijo el piloto de 44 años de edad, en diálogo telefónico con "La Nueva Provincia".
Cuando se le preguntó qué sucedió en vuelo, sin vacilar admitió su error.
"Me equivoqué. Haciendo una maniobra de las que ustedes vieron allá (en el Aero Club Bahía Blanca, en 2005) y que hago siempre, se me descontroló el avión y no lo pude corregir de ese primer descontrol y, cuando conseguí controlarlo, no me quedaba espacio para recuperar la velocidad que se requiere para volar".
"Entonces --agregó--, la decisión fue hacer que el avión pegara lo más controladamente posible el suelo para no golpearme, y eso lo conseguí: el avión tocó con el tren de aterrizaje principal el suelo y se arrastró. La mala suerte fue que, donde tocó, se prendió fuego".
El piloto valoró que, tras su equivocación inicial, tomó una decisión que le permitió salir sano del siniestro.
"Si hubiera querido tratar de seguir volando, o mágicamente seguía volando, o se descontrolaba del todo y la destrucción hubiera sido total y fatal", enfatizó.
Falistocco aseguró, teniendo en cuenta la altura a la que se produjo el descontrol del avión --unos 120 metros--, de nada le hubiera servido el paracaídas balístico (de accionarlo el piloto todo el aparato queda suspendido de él) que lleva colocado.
"A esa altura es muy difícil probar que su uso no agrave la situación, porque es demasiado bajo e implica soltar los comandos para tratar de hacerlo andar", indicó.
El piloto afirmó que este fue el primer accidente durante una exhibición mientras el avión cae sin velocidad, ya que situaciones como esas, sólo habían ocurrido en algún que otro ensayo.
"El primer descontrol se produjo a unos 120 metros y el avión, en vez de sobreponerse en los últimos 20 metros que preciso para recuperar velocidad, por las condiciones atmosféricas, del viento y otros factores, recorrió mucho más cayendo sin control hasta unos 50 o 60 metros, y ahí tomé la decisión que tomé, en cuestión de segundos", explicó.
No se baja.
De hablar claro y sincero, Falistocco dijo que no tuvo miedo --"no hay tiempo para eso"--, aunque reconoció que se asustó al ver el incendio que terminó destruyendo el aparato.
Durante su estadía en el nosocomio cordobés, el piloto tuvo la oportunidad de observar las imágenes del accidente, aunque aclaró que la filmación difundida por distintos canales televisivos del país "es incompleta".
"Falta el tramo donde se me descontrola el avión. Las imágenes toman hasta que el avión sube y se pierde; después se ve cuando ya viene en una especie de caída, que soy yo tratando de controlar el aparato", señaló.
"En este tipo de aterrizaje no se prende fuego; esto fue una casualidad, porque el foco se origina eléctricamente al seccionarse un cable de batería y hacer un chispazo", agregó.
Tras reconocer haber tenido "accidentes o emergencias militares" en sus épocas de piloto de la Fuerza Aérea, donde manejó los Mirage, Falistocco puntualizó que, desde el mismo momento que comprobó que no tenía lesiones, comenzó a hacer gestiones como para volver a completar la escuadrilla.
"El avión se quemó todo, por lo que ahora estamos trabajando en la búsqueda de sponsors para volver a armar otro", expresó.
Cuando se le preguntó si había pensado en abandonar la riesgosa actividad, especialmente teniendo en cuenta que, según afirmó, sus ingresos provienen del dictado de clases de Matemática, respondió negativamente.
"No, seguro que no, porque fue un error mío y, reconocido el error, lo que hay que tratar de hacer es no volver a cometerlo. Esto lo hago por gusto, por placer. Es un vicio, es como el que tiene el vicio de correr en auto o en moto; es más, el accidente se compara con eso, con tener un derrape o una curva mal tomada de un corredor que, un día, se fue afuera", advirtió.
De tal palo...
Nacido en Río Cuarto, César Falistocco solía acompañar de niño a su padre al aeroclub de esa ciudad cordobesa, donde aprendió a volar planeador y avión.
Ya de joven ingresó en la Escuela de Aviación Militar, de donde egresó como Alférez y Aviador Militar y fue destinado a la IV Brigada Aérea (Mendoza). Allí voló Morane Saunier 760 "París" y Sabre F86-F entre 1983 y 1985.
En 1986, pasó a prestar servicio en Tandil, donde piloteó los Mirage y, en 1990, cumplió labores de jefe del Aeropuerto de la ciudad serrana, de la cual literalmente se enamoró. Paralelamente hizo vuelos con ultralivianos y experimentales, creando el Hangar del Cielo, a la vera de la ruta provincial 74 (a 3.000 metros de la ruta 226, camino a Ayacucho), desde donde comenzó a fomentar todas las actividades aerodeportivas.
César Falistocco
Muy personal
* Aviador Militar; Capitán (RE) de la FAA; Profesor de Matemática; Instructor de Avión y de Planeador; Piloto Comercial de Primera Clase y de Exhibición Acrobática; Jefe de Aeródromo; y Despachante de Aeronaves.
Escuadrilla Rans
* El avión, de tipo experimental y casi 8 metros de ala, un Rans S10 fabricado en serie por una empresa norteamericana que arma los kits, fue el primero que llegó al país por pedido de un particular, quien se lo vendió a Falistocco luego de competir con el en Brasil. Cuenta con un motor preparado para vuelos acrobáticos y su estructura soporta hasta nueve veces su propio peso, en aceleraciones positivas y seis, en negativas. "Esto te brinda la tranquilidad de que no lo vas a romper por más brusca que sea la maniobra", dijo el entrevistado, quien trabaja junto con sus coequipers Gustavo Passano (segundo piloto locutor) y Ernesto Acerbo (tercer piloto ingeniero aeronáutico).
Como piloto
* Acredita 300 hs. Ala delta y parapente (vuelo libre); 2100 hs. Ultralivianos, experimentales y trikes; 400 hs. Planeadores (cruzó la Cordillera de los Andes); 2400 hs. Aviones Convencionales hasta 5700 kg.; 400 hs. Morane Saunier; 120 hs. Sabre F86 F; 400 hs. Dagger M5; 800 hs. Exhibición Acrobática.
Participaciones
* En festivales aéreos de El Calafate, Río Cuarto, Baradero, Tandil, Paraná, Comodoro Rivadavia, Las Heras, San Francisco, Morteros (Córdoba), Charata (Chaco), Villa Mercedes, Esquel, Bahía Blanca, Trelew, Santa Fe, Maipú, Jesús María, General Pico, Usuahia, Salta, Trenque Lauquen, Chascomús, Balcarce, Río Grande, Gonzales Chaves, Benito Juárez, Lobería, Olavarría, Necochea, Puan, Coronel Pringles, Montevideo (Uruguay) y BROA (Brasil).
El espectáculo
* El espectáculo en el que Falistocco desafía las leyes de la física, especialmente la de la gravedad, es siempre igual, debido a la posición del sol y los obstáculos. Es básica una combinación de los movimientos Rizo (círculo dibujado verticalmente) y Tonel, que es giro completo sobre el eje longitudinal del avión. Sumándole el vuelo invertido, se logran figuras cuyos nombres están contenidos en el código Aresti. "Cualquiera que sea piloto de avión puede ser acróbata, pero, por supuesto, existe un proceso detrás. En mi caso, la experiencia en la aviación militar es de suma importancia porque el combate aéreo, entre dos aviones, se lleva a cabo haciendo acrobacia", explicó Falistocco.
"Hay muchos pilotos, y todos mejor que yo"
Lejos de considerarse como uno de los mejores pilotos de acrobacias aéreas en el país, César Falistocco afirmó que "pilotos hay muchos y todos mejores que yo".
"¿Qué me dijo mi mujer cuando la llamé por el accidente? Me preguntó si estaba sano, si estaba bien, y nada más. Ella me acompaña (de hecho, viajó desde Tandil para estar junto con él durante su internación) y me da el apoyo necesario para que yo siga haciendo todo esto", afirmó.
Falistocco reiteró su firme intención de regresar a Bahía Blanca para brindar su espectáculo desde el aire.
"Espero ir el año próximo. Va a depender del tiempo que me lleve juntar los 60.000 dólares que sale el avión", aclaró.
Falistocco resaltó el bajo índice de peligrosidad que, a su criterio, tiene la acrobacia aérea, comparada con otras actividades deportivas.
"El que yo les esté contando esto, muestra que la actividad vale la pena hacerla y no tiene el riesgo que la gente supone que tiene", concluyó.
Grisado
Seguros. Falistocco advirtió que no tiene seguro de vida personal y que el avión siniestrado tiene cobertura sólo para daños a terceros no transportados. "No hay seguro de vida esto; es como un corredor de autos. El avión tenía todos los seguros obligatorios como tienen los autos. En pocas palabras: el avión se perdió, pero si yo hubiera hecho un daño a terceros, se hubiese cubierto todo", indicó el piloto.