Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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La caza de liebres ya no cubre las expectativas en Dorrego

A menos de 15 días de su finalización, la temporada de liebre europea no está arrojando los resultados que esperaban los cazadores y acopiadores barraqueros de este distrito. La baja cotización del producto y el incremento de los costos provocaron que muchos cazadores abandonaran la actividad, pese a que la cantidad de ejemplares capturados es superior a la del año pasado.
La caza de liebres ya no cubre las expectativas en Dorrego . La región. La Nueva. Bahía Blanca


 A menos de 15 días de su finalización, la temporada de liebre europea no está arrojando los resultados que esperaban los cazadores y acopiadores barraqueros de este distrito.


 La baja cotización del producto y el incremento de los costos provocaron que muchos cazadores abandonaran la actividad, pese a que la cantidad de ejemplares capturados es superior a la del año pasado.


 "El balance es regular, porque si bien la cantidad de liebres cazadas fue buena, especialmente durante los primeros días de la temporada (se inició el 15 de mayo pasado), no se obtuvieron buenos precios. Esto desalentó a los cazadores, que esperaron todo un año para desarrollar la actividad y se encontraron con valores que están muy distantes de los registrados en 2005", explicó Roberto Saaby, acopiador barraquero local.


 "Los cazadores arrancaron con mucho entusiasmo y con la ilusión de hacer una buena recaudación, pero las expectativas se fueron desvaneciendo", añadió.


 Durante los primeros días de la temporada de caza, por ejemplar capturado se pagaba 7 pesos, una cifra a la que calificó de irrisoria si se la compara con los precios del año pasado, cuando se comenzó pagando 11.


 "Esa diferencia de cuatro pesos por animal es muy importante. Actualmente, se pagan de 8 a 8,50 pesos, cuando para esta época, en 2005, se abonaban 12,50. Hay muchos cazadores que dejaron la actividad", subrayó.


 El barraquero sostuvo que un cazador, en una buena jornada, atrapa unas 50 liebres.


 "Con los costos actuales, el dinero que se obtiene a diario no representa mucho", subrayó.


 "Actualmente hay menos liebres, como siempre pasa al final de cada temporada. Pero además de los bajos precios, no hay colocación del animal en el exterior y, por esta razón, los frigoríficos no pueden comercializar su producción", destacó el empresario.


 Apuntó que, en su caso, en los primeros 15 días de la presente temporada recibía de 1.000 a 1.200 liebres por día, mientras que en lo que va del mes de junio esa cifra se redujo a menos de la mitad.


 "De cualquier forma, en líneas generales este año no hubo problemas en cuanto a la cantidad de liebres, como sí ocurrieron en 2005. Es decir, los animales están pero falta entusiasmo en la gente que se dedica a cazar", subrayó.


 Un veterano cazador local --que prefirió no ser identificado-- dijo a este diario que los vaivenes del mercado y las restricciones impuestas por el Código Rural están "atentando peligrosamente contra la actividad".


 "Además, nuestros costos suben, ya que aumentaron el gasoil y las balas, y se requiere de más dinero para reparar las cubiertas u otros elementos de las camionetas", agregó.


 "En una jornada en la que conseguís 70 u 80 liebres, que pueden ser las primeras de temporada, te quedan de ganancia unos 250 pesos. Puede parecer mucho, el capital arriesgado es muy superior y la temporada es corta", remarcó.


 "Hace dos años, el gasoil era mucho más barato y las balas tenían un costo de seis pesos, mientras que ahora te las cobran entre ocho y nueve pesos", admitió.

Controversia




 La temporada de caza de liebre europea del año pasado tampoco había terminado de la mejor forma en este distrito, debido a que se capturaron entre un 40% y un 50% menos animales que en años anteriores, lo que provocó que no ingresaran al circuito comercial local entre 160 y 200 mil pesos.


 La principal causa de esta merma en el número de capturas fue la aplicación del Código Rural que, entre otras normas, estipula que la caza no se puede efectuar de noche y con luz artificial (esta es la forma más efectiva de practicar la actividad, ya que la liebre es un animal de hábitos nocturnos).


 En 2005 comenzó, entonces, la desaparición de los cazadores de a pie o "pateros", debido a los bajos rindes de la actividad.


 El cazador Horacio Antonio Gil había sido uno de los que había advertido, durante el año pasado, que las restricciones que impone el Código Rural a la caza de liebres harían muy dificultosa la actividad.


 "Será casi imposible cazar", había anticipado durante los días previos al comienzo de la temporada anterior de caza.


 En este distrito, donde la caza de la liebres europeas siempre genera controversias, las autoridades municipales y ruralistas habían aclarado que no se opondrían a la actividad, siempre y cuando se respetara la ley.


 En 2004, el jefe comunal Osvaldo Crego había pedido al ministerio de Asuntos Agrarios y Producción bonaerense que la caza de liebres fuera vedada, en el distrito, durante 2005. Su reclamo fue acompañado por entidades que nuclean a productores agropecuarios, comisiones de fomento y el Foro de Seguridad, entre otros.


 Este pedido motivó la inmediata reacción de los cazadores, que veían peligrar su fuente de ingresos (en 2003, las ganancias del sector habían trepado a 400 mil pesos).


 Tras algunas discusiones, se habilitó la caza, aunque se exigió un estricto cumplimiento del Código Rural (ley 10.081), que regula la actividad. La misma medida se tomó este año.

Mucho dinero




 400 mil pesos ingresaban al distrito de Coronel Dorrego cuando la temporada de caza de liebres europeas se desarrollaba con normalidad. En 2005, esa cifra se redujo casi a la mitad, y se estima que este año sucederá lo mismo.

Una considerable fuente de divisas

* Más allá de los motivos que originaron una considerable merma en los ingresos por la caza de la liebre en Coronel Dorrego en los últimos dos años, hay algunas estadísticas que ratifican que la actividad no es un mal negocio para el país.

* Según datos del Senasa, las exportaciones de carnes frescas de liebre, durante el primer semestre del 2005, sumaron 749 toneladas, por un valor de 3.690.000 dólares.

* Esto representa un aumento del 31% en divisas y del 20% en volumen con respecto a los envíos registrados en el mismo período de 2004, cuando alcanzaron las 623 toneladas por 2.801.000 dólares.

* El negocio hace ingresar al país entre 20 y 30 millones de dólares anuales, en función de la performance de la temporada y la demanda internacional.

* Según un relevamiento efectuado en septiembre de 2005, el principal destino de las carnes frescas de liebres argentinas es Alemania, que adquiere unas 379 toneladas al año por 1.742.000 dólares.

* También se registran exportaciones a Holanda, por 175 toneladas y 953.000 dólares; a Bélgica, por 97 toneladas y 564.000 dólares; a Italia, por 64 toneladas y 219.000 dólares; y a Francia, por 24 toneladas y 128.000 dólares, entre otros mercados.

* Los cortes exportados son los cuartos traseros, lomo, cuartos delanteros, carne sin hueso y carcaza.

* Los cortes salen envasados al vacío en bandejas recubiertas con polietileno y se transportan a -18ºC en unidades de cartón identificadas con el logo del Senasa y de la Unión Europea, requisitos que se enmarcan en la norma comunitaria 92/45/CEE.

La plaga que se transformó en un buen negocio






















 Según el doctor Eduardo González Ruiz, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores y Procesadores de Productos de la Fauna Silvestre y sus Derivados, desde su introducción en 1888, en tres puntos de la Argentina, la liebre europea ha tenido un extraordinario desarrollo poblacional que la llevó a que, en 1907, fuera declarada plaga nacional.


 Hoy ocupa todo el territorio nacional continental e islas Malvinas.


 La aparición de la industria frigorífica de liebres, en los años '50, puso fin a la frustración en el control de las poblaciones y permitió ahorrar importantes fondos públicos destinados a ese control. Además, generó significativos ingresos al país".


 "Los productos elaborados por la industria frigorífica de liebres tienen hoy un significativo valor agregado que permanentemente se mejora a través de inversiones en incorporación de nuevas tecnologías, maquinarias y capacitación del personal", destacó González Ruiz.


 En sus inicios, la industria se limitaba a congelar las piezas capturadas y a exportar los animales enteros y con piel. Paulatinamente se fueron implementando cambios y se lograron piezas evisceradas y sin piel, además de diferentes cortes con y sin hueso, lo que llevó al sector local a posicionarse fuerte en el mercado de la Unión Europea (UE).


 González Ruiz remarcó que la caza de liebres moviliza diferentes sectores.


 "La industria procesadora de liebres consume 2,2 millones de kilowats por hora de energía eléctrica, utiliza 500 mil cajas de cartón corrugado y 4 millones de bolsas de polietileno para envasar al vacío, y demanda servicios de transporte de cargas para 12.750 toneladas por una distancia media de 500 kilómetros, así como fletes marítimos para 450 contenedores", enumeró.


 No obstante, el nivel actual de producción está entre los más bajos de las últimas tres décadas y varias plantas frigoríficas cerraron sus puertas.


 "Por esto --dijo el especialista-- resulta impostergable la adopción de medidas complementarias de estímulo a esta producción industrial", subrayó González Ruiz.

La cadena




 Entre cazadores, acopiadores y empresarios de frigoríficos, se calcula que unas 8 mil personas obtienen ganancias de esta actividad durante la temporada de caza de liebres, en la Argentina. Las piezas que consiguen los cazadores son entregadas enteras a los acopiadores, quienes las almacenan en cámaras por un día y luego las transportan al frigorífico. Cada acopiador cobra entre el 10% y un 15% de lo que paga el frigorífico.

Pablo Javier Marcó/Agencia Coronel Dorrego